Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Jaime Castrejón Diez

 La partidocracia en crisis

 La gran abstención en el proceso electoral obligó a pensar a los dirigentes partidistas. El voto en general fue una moción de censura a las prácticas políticas mexicanas. Al tratar de explicar este fenómeno oí un comentario que me parece ominoso para los partidos. “Antes se decía para qué votar si siempre gana el PRI, ahora se oye para qué votar si todos son iguales”. Pasada la euforia de la alternancia al no haber cambios el escepticismo priva en la ciudadanía.

¿A dónde voltear? Si la tendencia que se ha establecido continuara, el PRI estaría por regresar a Los Pinos. Esta idea horroriza a muchos, pero no se ve por dónde pueda salir un candidato que desde fuera de la baraja que presentan los partidos pudiera ganar una elección presidencial. La oferta política de todos los partidos es pobre y podría darse el caso de que una elección presidencial tuviera la mayor abstención de la historia.

Si juzgáramos por la situación de hoy, la conclusión sería que el PAN está a punto de salir de Los Pinos y al hacerlo saldría tan dividido que de hecho serían dos partidos marginales. La lucha entre el jefe Diego y Medina Plascencia así lo apunta. El PAN de los abogados exquisitos ha sido reemplazado por los golpeadores de extrema derecha, herederos del MURO y otras atrocidades. Por otra parte el neopanismo ha acabado en un populismo más verbal que real y si bien Maquío casi la hizo y Fox la hizo, se puede ver que fueron candidatos a contracorriente de los tradicionalistas que no los pudieron parar. Aquellos panistas que hablan del bien común y de la necesidad de un Estado de derecho ejemplar han sido reemplazados por quienes son extremistas y condonan el tráfico de influencias. Lo peor es que no se ve un personaje que dé la talla para unir las dos corrientes y sin ello el paso por Los Pinos será fugaz. Los reacomodos en el PAN apuntan a que se percatan de lo precario de su posición.

La situación no es diferente en los otros partidos. Si vemos al PRI la lucha interna está destruyéndolos. También pudieran terminar en dos bandos marginales con un solo registro. La lucha entre Elba Esther Gordillo y Manlio Fabio Beltrones parecía ser a fondo y la lucha por el poder es real, aderezada con detalles tan del pasado como el regalo de lap tops a los diputados por parte de la profesora, el equivalente a la antigua práctica priista de la compra de votos. La pregunta que resulta natural es ¿cuánto vale el voto de un diputado? y el corolario ¡quién da más!

Mientras tanto Roberto Madrazo ya tiene una organización obrera que lanzará su candidatura a la presidencia. La lucha por la sucesión empieza temprano. Siguiendo con la tradición priísta, Yunes ya encontró una explicación jurídica para que Elba Esther conserve los dos puestos y lograron una tolerancia si no reconciliación con Manlio Fabio. ¿a cambio de qué?

El PRD también aporta su parte al folklore político. En Chicago durante su sabático político Cuauhtémoc Cárdenas provocó que aparecieran nuevos abanderados y que la lucha interna de las tribus se acentuara. A su regreso actuó como si no hubiera pasado, pero confrontó una nueva realidad y reaccionó como lo que es: un caudillo. Sin embargo la situación ya no es la misma, no solamente han surgido nuevos personajes sino que su propia actuación empieza a ser sometida a escrutinio desde adentro, como es el caso del libro de Enrique Semo que entre otras cosas pone límites a su propio liderazgo y su ubicación histórica. La fuerte respuesta de Cárdenas que era de esperarse, sólo confirma la actitud de quien se considera el dueño orgánico del PRD. La lucha interna se prolongará hasta que ese partido decida quien será su candidato a la Presidencia.

Por todo el espectro político se puede ver con claridad que los partidos están a la deriva y que si se les quitara gran parte del dinero gubernamental que los hace vivir, tal vez se vería un aspecto de la política nacional que no conocemos. Sin recursos, los procesos electorales ya no serían guerras de propaganda sino, al no poder pagar los servicios de los medios, los partidos tendrán que regresar a confrontar al electorado: mítines, foros, debates; es decir volver a la esencia de la política y no a guerras publicitarias y a acicalar los puntos de vista con base en las encuestas. Este regreso a la política real sería beneficioso para el país y hasta para los partidos.

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