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En el MP, dos habitantes de la sierra de Azueta denuncian abusos de Peredo

 Brenda Escobar, corresponsal, Zihuatanejo Dos habitantes de la sierra de este municipio intepusieron este viernes su denuncia en contra de policías judiciales del estado y del comandante Federico Peredo Jiménez, actualmente destacamentado en la plaza de Ciudad Altamirano.

Acompañados del presidente del Consejo Ciudadano de Procuración de Justicia de Zihuatanejo, Leonardo Martínez Peralta, los señores Pedro Sánchez Pascacio y Rosalío Tecuchillo Pineda, acudieron a la agencia central del Ministerio Público para denunciar los abusos cometidos en su contra por agentes de la PJE y del jefe policiaco, Federico Peredo.

Los denunciantes esperaban ser atendidos por el director de Asuntos Especiales de la PGJE, José Fernando Monreal, quien con anterioridad se comprometió a estar en esta ciudad los miércoles, jueves y viernes de cada semana para levantar las denuncias contra Peredo Jiménez por los abusos cometidos por la Policía Judicial contra habitantes de San Miguelito, El Corte, San Ignacio, Pantla y otras comunidades, pero no llegó, y fueron atendidos por el fiscal José Velez Zapata, quien a grandes rasgos escuchó sus quejas.

El señor Pedro Sánchez Pascasio, de 50 años de edad, habitante de la comunidad de San Ignacio, dijo que el 9 de junio fue detenido por cuatro judiciales en la localidad de Pantla, quienes habían acudido a casa de su sobrina Efigenia Pacheco Sánchez, pues los policías estaban investigando el caso del secuestro del ganadero Juvenal Oregón Orozco y su peón, ocurrido en los primeros días de ese mes.

Dijo que al no encontrar a la joven, los judiciales le mostraron una fotografía del delincuente que murió en el forcejeo entre Oregón Orozco y su trabajador cuando éstos se les fugaron del sitio donde los tenían secuestrados, y le preguntaron si lo conocía. Al responder afirmativamente “porque también era de San Ignacio”, los agentes lo obligaron a subirse a una camioneta tipo Voyager color vino y lo remitieron a la comandancia de la PJE en Zihuatanejo, en donde lo vendaron de los ojos y le ataron las manos hacia la espalda.

Narró que “ahí me estuvieron golpeando en la boca del estómago e insultándome, me dijeron que yo tenía que decir que era parte de la banda de los secuestradores de Juvenal Orozco, ellos querían que yo declarara que tuve que ver en ese delito”.

Agregó que después de varias horas de golpes y tortura psicológica, le permitieron hacer una llamada “porque les dije que yo trabajo en la comisión de agua potable y que muchas personas me conocen aquí en Zihuatanejo, por eso me dejaron hablarle a mi sobrino que es dueño de una marisquería”.

El sobrino, Cipriano Sánchez Pérez, dio a los judiciales 3 mil pesos para que recuperara su libertad, “pero le pedían 8 mil”.

Por su parte, Rosalío Tecuchillo Pineda, de 33 años y vecino de la comunidad del Puertecito, también en la sierra azuetense, contó que el 11 de junio, a las 8 de la mañana, se dirigía con sus dos hijos menores de edad a bordo de una cuatrimoto a trabajar a su potrero, cuando inicialmente fueron revisados en el retén que los militares tenían en la sierra y que “más adelante nos encontramos a los judiciales”.

Dijo que su delito fue haberle respondido al comandante Federico Peredo, después de que éste lo mantuvo detenido por tres horas pretendiendo que le mostrara la factura de la cuatrimoto “cuando desde un principio le dije que no traía ningún papel conmigo porque iba al potrero a mover unas vacas y le dije que hasta cuándo fregados me iban a dejar ir”.

Añadió que a punta de boquillazos con las armas largas que traían los judiciales lo obligaron a subirse a una de las camionetas que llevaban, y lo empezaron a acusar de que se dedicaba a comprar mariguana.

Sostuvo que después se le acercó el comandante Peredo Jiménez y le dijo: “vamos negociando, pero yo le dije que qué era lo que íbamos a negociar, si no era cierto eso de lo que me acusaban y él me dijo que yo compraba la mariguana en los Cajones, arriba de Lagunillas y se enojó cuando le dije que jamás he estado en esos lugares y que me lo comprobara”.

Más tarde, el campesino fue trasladado con todo y cuatrimoto a la comandancia de la PJE en este puerto, en donde lo esposaron y golpearon, “al último les dije que me dieran chance de hacer una llamada y no me dejaron, pero Peredo me dijo que necesitaba 10 mil pesos para que me dejara ir y yo le dije que por qué, si no había cometido ningún delito”.

Pero él me dijo: “mira, cabrón que llega aquí, tenga o no tenga delito, debe de cooperar, así de fácil y si no tiene delito, se lo hacemos”, por lo que mi esposa consiguió 7 mil pesos con el 10 por ciento de interés, que fue lo que le dimos para que me soltara y hasta la fecha debo el dinero”.

La denuncia de estos dos campesinos quedó registrada en la averiguación previa AZUE/03/0479/2003.

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