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Fue torturada por judiciales delante del comandante Peredo, denuncia

 * La joven Alicia García López narra cómo fue detenida con su hermana en mayo, en torno a la desaparición de un jefe de la PJE

 Brenda Escobar, corresponsal, Zihuatanejo * La joven Alicia García López se presentó ante el fiscal de Asuntos Especiales de la PGJE, José Fernando Monreal Leyva, para denunciar que en mayo fue privada de manera ilegal de su libertad por policías judiciales del estado, y torturada en presencia del comandante Federico Peredo Jiménez, quien era el jefe de esa corporación en la Costa Grande.

Aunque se esperaba que presentaran más ciudadanos a interponer sus denuncias, sólo acudió esta joven, “porque muchos de ellos tienen miedo, temen por la vida de sus familiares”.

García López declaró que ella y su hermana Guadalupe fueron privadas de su libertad de manera ilegal, torturadas física y psicológicamente y acusadas de la desaparición del jefe de grupo de la PJE, Mauro Díaz Cevallos.

La joven estuvo en todo momento acompañada por el presidente del Consejo Ciudadano de Procuración de Justicia, Leonardo Martínez Peralta y por el secretario Alfredo Balderas Alducin, quienes el 25 de julio pasado, en una audiencia ciudadana denunciaron diversas irregularidades que atribuyeron al jefe policiaco Federico Peredo. A la muchacha no le fue levantada su denuncia bajo el argumento de que ya en la agencia del Ministerio Público Federal existe la averiguación previa 81/Z/2003 por el delito de secuestro interpuesta por ella y su hermana en contra de Peredo y que la Procuraduría esperará a que el fuero federal se declare incompetente y turne de nueva cuenta al fuero común dicha denuncia.

En tanto, señaló Monreal Leyva, tendrá que esperar y a la vez, reunir de nuevo todas las pruebas que avalen su querella ante la posibilidad de que su denuncia en el fuero federal haya sido “capada”, es decir, se le hayan quitado los elementos que constaten que verdaderamente fue golpeada y torturada junto con su hermana.

En entrevista, Alicia García dijo que el 19 de mayo, con engaños fue detenida con su hermana Guadalupe, y que las pretendían relacionar con la desaparición del jefe de grupo Mauro Díaz Cevallos, quien desapareció en abril y su camioneta Explorer color blanca fue encontrada en la entrada a la comunidad de Agua de Correa y dentro se hallaron unas botellas con gasolina. Relató que fueron esposadas a unas ventanas y vendadas de los ojos, que después las mantuvieron así en cuartos separados y fueron amenazadas de no dejarse ver por los periodistas “para que no hagan preguntas”.

Dijo que al segundo día de su detención se encaró con el comandante Federico Peredo, quien con palabras altisonantes “quería que yo le dijera dónde estaba Mauro y yo le dije que no sabía nada, que por qué no le preguntaban mejor a la muchacha que vivía con él, y Peredo me decía que no me hiciera pendeja, que yo sabía dónde estaba”.

Luego, el comandante que ahora opera en Tierra Caliente la acusó de que en el restaurante que ella tenía vendía droga “y a fuerzas quería que le dijera de dónde sacaba yo dinero para traer las alhajas de oro que traía y lo que más le molestó fue que le contesté que ‘yo no me las robé como tú’, y entonces dio la orden de que me empezaran a golpear”.

Dijo que esposada, con las manos hacia la espalda y vendada de los ojos, la encerraron de nuevo en un cuarto, en donde la obligaron a estar de rodillas mientras un judicial le jalaba los cabellos para que mantuviera alzada la cara y otro le golpeaba el estómago y al mismo tiempo, le cubrían el rostro con franelas mojadas “para que cuando respirara, respirara agua”. Después, le arrancaron las uñas de los dedos de sus pies y más tarde, la secretaria, de quien no conoce su nombre “pero que también se fue junto con Peredo cuando lo cambiaron”, le introdujo un aparato en la vagina “para ver si no estaba yo embarazada para que pudieran seguirme golpeando”. En tanto, su hermana Guadalupe García, en otra habitación era torturada psicológicamente por otros judiciales quienes le decían que “era mejor que hablara, que dijera todo lo que sabía de Mauro (Díaz Cevallos) o que si no, iban a matarme y mi hermana más se angustiaba al oír mis gritos cuando me estaban golpeando”.

Las dos hermanas fueron presentadas ante el Ministerio Público en la madrugada del 21 de mayo. Allí, dijo, “sólo me acuerdo que un auxiliar de nombre Héctor Godoy le tomó su declaración a mi hermana, como estaba aturdida por los golpes, la tortura y sin probar alimento, sólo me acuerdo del auxiliar que estaba escribiendo mi declaración, de nombre Lenin”. Posteriormente las dos hermanas fueron dejadas en libertad “sin que nos certificara el médico legista”.

Asesoradas por los miembros del Consejo Ciudadano, se presentaron en el Ministerio Público Federal en donde el entonces titular Abelardo Camacho Reyes, se negaba a levantar la denuncia contra Peredo, lo que hizo “al final de mala gana, pero cuando presentamos un certificado médico expedido por el doctor Amador Jaimes Talavera quien constató los golpes, dijeron que no era válido”.

Y es que señaló, “nos enteramos que los judiciales fueron a sacar de su consultorio al doctor y lo obligaron a que fuera al Ministerio Federal a decir que lo que había expedido no era un certificado médico, sino una receta médica y por lo tanto, no tenía validez”.

Dijo que ha sido invitada por el procurador de Justicia Jesús Ramírez Guerrero “para hablar conmigo, me han buscado muchas veces, quizá porque saben que yo soy la prueba más contundente contra los abusos del comandante Peredo, pero como yo le dije a él (Federico Peredo) que no le tengo miedo y que en su cara le digo todo lo que me hicieron después de que él personalmente ordenó que me golpearan”.

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