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Encomian especialistas la lucha insurgente de José María Morelos en el sur del país

 Xavier Rosado * “Las disposiciones de tipo político, gubernamental, social y económico que Morelos emitió desde 1811 hasta el año de su muerte, revelan al varón iluminado por la idea de una patria nueva, sin desigualdades ni injusticias, al estadista de amplia visión política, al militar pundonoroso y esforzado: al patriota honesto y reflexivo interesado en el bienestar y la cultura del pueblo. Tan altas cualidades hacen de Morelos el líder más sobresaliente de nuestro movimiento emancipador”, señaló el historiador Felipe Celorio Celorio.

Lo anterior lo expresó durante su exposición en la mesa redonda Las luchas libertarias en el sur, la toma del fuerte y la caída de Acapulco que se efectuó en el Museo Histórico Fuerte de San Diego con motivo del 190 aniversario de la toma de esa fortaleza y la caída de Acapulco.

La mesa redonda se efectuó después de una ceremonia cívica en la que los integrantes de la mesa redonda, personal y autoridades del Fuerte de San Diego rindieron homenaje a la bandera con la presencia de la banda de guerra de la marina, presenciaron las 21 salvas que detonaron integrantes de la fuerza naval con tres cañones que proporcionó la Base Naval de Acapulco para la ocasión.

La mesa estuvo integrada por los investigadores Edgar Pavía, su hija, María Teresa Pavía, Alejandro Martínez Carvajal, Rubén Darío Piza Romano, Ramón Sierra López y Felipe Celorio Celorio. Asistió como moderadora la directora del Fuerte de San Diego, Julieta Gil Elorduy.

El tema de la mesa, Las luchas libertarias en el sur, la toma del fuerte y la caída de Acapulco, fue tratado con profusión por los investigadores, quienes –cada uno desde su propia perspectiva– aportaron datos y descubrimientos acerca de la presencia de Morelos en el Fuerte de San Diego.

El profesor Rubén Darío Piza Romano, sentó los antecedentes del personaje, nacido en la actual Morelia, poblado llamado Valladolid, el 30 de septiembre de 1765.

“Desde joven, José María aprendió el oficio de arriero y de vaquero al lado de su tío Felipe Morelos, en la hacienda de Parácuaro, Michoacán, donde adquiere el conocimiento de los hombres rudos de la región y entiende las necesidades de los pueblos oprimidos”.

Por su parte, Ramón Sierra López, centró su participación en el apellido Galeana, “una familia que donó mucha sangre para la recuperación de la libertad de los mexicanos”.

Entre ellos destaca a Hermenegildo Galeana, nacido en Tecpan, quien con sus dotes de estratega y de lealtad a la causa emancipadora, fue el ejemplo de valentía y coraje al frente de las tropas de Morelos.

El doctor Edgar Pavía, y su hija, María Teresa Pavía, hablaron respectivamente acerca de los antecedentes militares de la insurgencia en el sur y de el escenario que presentaba el puerto de Acapulco durante de la estancia de Morelos en el Fuerte de San Diego.

Edgar Pavía mencionó la lucha militar por la que pasó Morelos, durante más de dos años de asedio, para tomar el “castillo” de San Diego, considerada por las fuerzas insurgentes como una “fortaleza inconquistable”, sin embargo, después de un último ataque y de cuatro meses de constantes batallas, se tomó el fuerte, el 19 de agosto de 1813.

Por su parte, la investigadora María Teresa Pavía, mencionó como parte de la investigación que efectúa para el Centro INAH Guerrero, el contexto en el que se encontraba el puerto, en la época de la toma de la fortaleza entre 1810 y 1813, cuando Acapulco había dejado de ser la entrada del comercio en México y se integraba cada vez a la lucha por la independencia como entidad suriana.

En su ponencia la especialista dijo: “…el puerto de Acapulco era en ese tiempo el foco comercial, proveedor de fuentes de trabajo y consumidor de la producción de gran parte del actual territorio guerrerense. Característica que perduró, no sólo mientras arribó la Nao de Filipinas sino, también, cuando el comercio con Oriente se suspendió, lo que ocurrió durante la Guerra de Independencia –pues en 1815 arribó el último cargamento de Oriente en la fragata Victoria– lo que no significó la muerte de Acapulco como se había augurado. Todavía después, en 1821 y 1825, llegaron artículos asiáticos en las fragatas españolas Atochas y Flor del Mar, en las inglesas Nevo-Carmo y Solicitud, en los bergantines españoles Félix y Zardo Colombo, en el navío Asia y en el bergantín Constante. De igual manera en el resto del siglo 19, la actividad comercial se mantuvo vigente y Acapulco continuó siendo el foco de atracción de la producción y de la mano de obra de gran parte del territorio guerrerense”.

El cronista de Acapulco, Alejandro Martínez Carbajal, narró la toma del Fuerte de San Diego aunque al extenderse demasiado en su ponencia  tuvo que ser interrumpido por la moderadora.

Sin embargo, comentó la táctica que siguió Morelos para tomar el fuerte, mencionando que se utilizaron varias lanchas que partieron desde la isla de La Roqueta para transportar a los hombres que efectuarían la toma.

También apuntó que no fue una batalla ganada a sangre y fuego, sino que fue una rendición por parte de las fuerzas realistas del virreinato.

Después el investigador Felipe Celorio Celorio habló del entorno social y político de México y el mundo durante la época de la toma del Fuerte de San Diego por Morelos, encomiándolo por encima de todos los demás insurgentes.

“Morelos tuvo la grandeza para no permitir que la guerra de independencia se convirtiera en una lucha de castas, no permitió el odio entre razas. Verdadero estadista, culto, no iletrado como se ha dicho. Morelos es el gigante, el paradigma más elevado y digno de nuestra patria”, mencionó el investigador. Después de una sesión de preguntas y respuestas concluyó la mesa redonda.

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