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CARTAS (La propuesta es que renuncie Martín Mora, no todo el CEE, dice Andrés Guzmán)

Señor director:

Le ruego publicar la presente a fin de ofrecer mi opinión a sus lectores ante los comentarios vertidos por el licenciado Francisco Javier Vergara Martínez, ex presidente del Comité Auxiliar del Servicio Electoral del PRD en el Estado.

Durante el proceso de elección interna del PRD celebrado en el mes de marzo del 2002, en mi calidad de representante legal del compañero Hermilo Mejía Estrada, tuve la oportunidad de seguir de cerca cada una de las acciones  del órgano electoral interno. Por esa razón, y en referencia a la carta que se publicó el pasado viernes en esta misma sección, hago las precisiones siguientes:

Durante la elección interna para elegir a la actual dirigencia de nuestro partido, Crescencio Almazán fue el coordinador de campaña de Hermilo Mejía, pero no era parte integrante de la “dirección” estatal, como lo afirma Vergara, sino un funcionario partidista, –que no es lo mismo– en su carácter de Secretario Técnico. Pero aún cuando lo hubiese sido, dicha actividad no “violentaba la imparcialidad del proceso”, puesto que no formaba parte del órgano electoral sino de una estructura de campaña, pero además, aún cuando lo hubiera sido, no tenía ningún impedimento estatutario ni político, tomando en cuenta que el propio coordinador de campaña de Martín Mora, David Jiménez Rumbo, era nada menos que el secretario de Organización, y él sí era parte del Comité Ejecutivo Estatal.

En segundo lugar, Vergara miente cuando dices que la Comisión Nacional de Garantías y Vigilancia emitió una declaración de validez “al no encontrar elementos para anular los resultados”. Bien sabe, e incluso lo comentamos en su momento, que la CNGV nunca entró al fondo de la impugnación que se interpuso por las irregularidades de la elección, gracias a que en ese momento la compañera Rosario Robles se empeñó en defender a la corriente cívica y a su candidato Martín Mora, tal vez sin imaginar que a la postre festejarían su caída, tal y como ahora acontece. (Lo que es la historia, no cabe duda).

Luego entonces la resolución de esa instancia partidista no estuvo basada en el análisis de las pruebas aportadas, sino en un acuerdo político entre la corriente de Vergara, el MDS, y Rosario Robles.

En tercer lugar, el informe final de la Comisión de Legalidad y Transparencia rendido ante el Consejo Nacional el 30 de octubre del 2002 –mismo que tengo en mis manos para cualquier aclaración– no resolvió que “la elección de Guerrero fuese apegada a los estatutos de nuestro partido”. Al contraraio, en un ejercicio admirable de congruencia y honestidad política Samuel del Villar dictaminó que la “partidocracia” era la responsable de las irregularidades en las elecciones internas, y en consecuencia “recomendó” reponer  la elección interna del PRD en el país, pues de las constancias analizadas concluyó que ni siquiera la elección de Rosario Robles había cumplido con las normatividad estatutaria, menos la elección de Guerrero en donde el procedimiento fue verdaderamente escandaloso, con robo y quema de urnas, altos porcentajes de casillas no instaladas –sobre todo en donde el voto favorecía a los adversarios de Martín Mora–, así como casillas instaladas fuera de la lista oficial publicada, entre otras irregularidades. De las cuales por supuesto, Vergara fue uno de los principales responsables en el estado, dada su condición de presidente del órgano electoral propuesto por su corriente el MDS.

Respecto a la preocupación de Vergara por lo que dice el artículo 12 numeral 3, inciso a) del Estatuto, en el sentido de que las elecciones internas son en marzo de cada tres años, y que no se puede cambiar al actual Comité Ejecutivo porque estaría en contra del Estatuto, quiero sugerirle que no tenga pendiente, que no se preocupe, pues es una circunstancia que se puede resolver muy fácil, tan sólo reestructurando al actual Comité Ejecutivo Estatal, es decir, removiendo únicamente a su presidente. Sobre todo, porque coincido contigo, de que “preparar unas nuevas elecciones nos llevarían a un desgaste innecesario”, cuando ciertamente, podríamos ponernos de acuerdo sustituyendo  tan sólo al presidente estatal, en los términos que lo plantea el artículo 8º, numeral 4, incisos b) y h) que permiten la sustitución del Presidente o Secretario General cuando exista “renuncia”, “remoción” o “ausencia”. Circunstancias que desde luego, el actual presidente Martín Mora podría obsequiarnos a los perredistas si tan sólo reconociera que actualmente trabaja como coordinador de campaña de uno de los aspirantes, y no como presidente de nuestro partido.

Por lo demás, considero que Vergara tiene razón cuando llama a cerrar filas de frente a las elecciones de 2005, pues esa es precisamente la meta de miles de militantes del partido. En eso no tengo discrepancias, no lo discuto.

Por último, quiero decir al estimado Francisco Vergara que hasta el día de hoy mi corriente no ha definido a quien de los aspirantes apoyará para que sea su candidato a gobernador, es más, ni siquiera hemos platicado con ninguno, porque en realidad eso no es lo más importante, “los tres son mejores”. Félix Salgado es el luchador social más valiente de los últimos años y un excelente parlamentario; Armando Chavarría es un destacado universitario y uno de los mejores cuadros de nuestro partido, y  Zeferino Torreblanca ha demostrado que sabe gobernar. El primero es el más popular del estado (más del 70 por ciento), el segundo tiene el apoyo de la estructura partidaria (más del 70 por ciento) y el tercero está arriba en las encuestas (más del 70 por ciento). ¿Quién ganará?

Me despido, repitiendo la frase que escribió Vergara al final de su carta, la cual me deja un sabor a futuro: “Que sea el mejor hombre el que abandere las causas y el progreso del pueblo de Guerrero”.

 Fraternalmente
Lic. Andrés Guzmán Salgado
Dirigente de Alianza Democrática (AD) en Iguala.

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