Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Arturo Martínez Nateras

Fábrica de Letras

  Jornada electoral nacional  

¿Qué me gustaría oír en el Tercer Informe del presidente Vicente Fox?

Obviamente una evaluación objetiva y veraz a la mitad de la ruta y algunas propuestas a la nación y al Congreso de la Unión. ¿Se atreverá Fox a ponerse, ahora sí a la cabeza de los cambios para los cuales fue elegido?

El sistema electoral mexicano requiere una profunda transformación. La democracia electoral infantil ya dio frutos y por sí misma obliga a una transición radical en todas las esferas que muestran signos de caducidad, que son camisas de fuerza y fuente permanente de discordia, de conflicto y de descontento. En política no hay nada definitivo. Uno de los mensajes clamorosos de las urnas emitidos el 6 de julio es la urgencia de una reforma del sistema electoral mexicano.

En México la sociedad derrocha tiempo, esfuerzo, dinero y todo tipo de recursos monetarios, materiales y humanos en sucesivas contiendas electorales.

Con voluntad política, liderazgo reformador, vocación federalista y espíritu democrático los mexicanos podemos pactar un cambio de fondo. Podemos resolver al mismo tiempo otros temas como el periodo de los gobiernos municipales y la reelección o no de los legisladores federales y locales.

Es posible realizar las elecciones para Presidente de la República, gobernadores de las 31 entidades y jefe de Gobierno, senadores, diputados federales y locales, alcaldes y ayuntamientos en un mismo día cada seis años. Soslayo hoy el tema de la reelección. Mi propuesta implica ampliar el lapso de ejercicio a  diputados y ediles a seis años sin reelección inmediata. Estableceríamos con ello un mandato general sexenal de poderes.

Con inteligencia y genio innovador es posible reinventar al gobierno mexicano.

¿Existen problemas constitucionales y de técnica jurídica? Muchos por supuesto pero localizando la urgencia de hacerlo y construyendo el entendimiento nacional mediante un pacto de unidad republicana no hay imposibles. Concibo al pacto republicano como el acuerdo entre los tres poderes de las 32 entidades y “el federal”, con los partidos políticos; entre los tres órdenes de gobierno y una amplia participación ciudadana que incluya además a las fuerzas sociales y productivas.

El acuerdo implica reformar tanto la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos como las de los estados y los correspondientes códigos electorales. Por método la reforma del Estado se deberá plasmar en ajustes legales simultáneos pero me permito aislar uno a uno cada tema de la agenda del cambio. Lo primero es el acuerdo.

Sería posible para el 2006 elegir en una sola jornada al presidente, los senadores, los diputados y los ayuntamientos y para el 2012 incorporar la elección de gobernadores. Esta reforma parece muy compleja pero es imprescindible para modernizar al país, para construir un sistema electoral joven, vigoroso e inteligente y paradójicamente para simplificar nuestra democracia y al sistema electoral.

El paso más difícil es la elección simultánea de gobernadores y por ello es que pienso en el 2012 para incorporar los mandamientos transitorios que son imperativos.

Este salto implicaría además incluir el derecho ciudadano a la revocabilidad con reglas claras así como la ya tan ansiada inclusión del referéndum y el plebiscito…

¿Es un sueño? Más que una utopía viable es una urgencia mexicana. ¿Se imagina usted lo que nuestro país ganaría en gobernabilidad, en racionalidad democrática y en la disminución de conflictos, además del ahorro de recursos? Y, como todos los grandes cambios políticos, sería gratis, para ello no hace falta más presupuesto.

En el marco del Tercer Informe el presidente puede proponer las líneas más generales de la reforma del sistema electoral que el país demanda ¿Será mucho pedirle a los gobernadores de la Conago que den pasos concretos a la reforma del Estado?

Cajita de Olinalá

La declaración de monseñor Felipe Aguirre Franco es un incitación al debate. Él como líder católico asume su papel, mientras los partidos y las autoridades siguen practicando su afición al deporte del avestrucismo en los grandes problemas del sur… Para la Iglesia todo es pecado. El tema amerita una discusión respetuosa y a fondo.

Don Alberto López Rosas dice que a él como a Andrés Manuel López Obrador “lo den por muerto”. O sea, traduzco, que sí quiere competir para el 2005. Ya el jefe del DF abandonó la desafortunada frase…

De Jaime Salazar: “Estimado Arturo, con relación a mi colaboración La Parota, otra obra golondrina, le agradezco cumplidamente su estimulante comentario que la semana anterior tuvo a bien escribir en su leído y siempre inteligente editorial de El Sur”. La visión del historiador debe estar presente en el diálogo o Foro que promoverá el Ayuntamiento y la diversidad.

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