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La zampoña y la quena guardan el sonido del viento de los Andes: Javier Magne

 Xavier Rosado * Músicos acapulqueños especialistas en instrumentos de viento obtuvieron los conocimientos básicos acerca de las zampoñas y quenas, aerófono y flauta que datan del origen de las civilizaciones quechuas y zaymaras y que se originaron en las faldas de la cordillera de los andes.

Como parte de las actividades del encuentro titulado Presencia de Bolivia en Acapulco, el Taller de instrumentos de viento fue impartido en el auditorio del Sindicato Unico de Trabajadores de la Música del Estado de Guerrero (Sutmeg), el sábado de 10 a 12 del día, por el especialista, Javier Magne.

Dicho encuentro, que conmemora el 178 aniversario de la independencia boliviana, comenzó el viernes por la mañana y concluyó el sábado por la noche con una presentación estelar del Maestro del charango, Ernesto Cavour y el Ballet Nacional de Bolivia, en el Zócalo del puerto.

Unos 20 alumnos tomaron el curso que incluyó la denominación, origen, afinación y ejecución de instrumentos tradicionales de Bolivia como la zampoña y la quena, en sus múltiples derivaciones.

El curso fue dirigido a músicos profesionales que se interesaran en ampliar sus conocimientos acerca de los instrumentos andinos, aprendiendo los conceptos básicos acerca de su origen e interpretación.

El instructor además trajo instrumentos manufacturados por él mismo, con los materiales originales de Bolivia, como la caña hueca de las regiones de La Paz, Zongo y Kime; asimismo puso a la venta quenas hechas con madera de naranjillo, ébano y jacaranda y las llamativas tarkas, flautas de madera artesanales, labradas y pintadas con motivos de la cultura zaymara.

Durante su exposición en presencia de la agregada cultural de la embajada de Bolivia en México, Patricia Flores y del secretario general del Sutmeg, Alfredo Díaz Solano, categorizó las zampoñas según su tamaño y sonido.

La chuli es la más pequeña, que emite notas agudas, la malka es del doble de largo que la anterior y su resonancia es más grave, sigue la zanka, que es a su vez, dos veces más grande que la malka y tiene un sonido más grave. Por último la toyo, cuya caña más larga llega a medir hasta un metro de largo y es el sonido bajo de dichos instrumentos.

“La zampoña en su modelo tradicional, tiene dos filas, sus tubos de caña, están alineados de menores a mayores y alcanzan todas las notas de la escala musical, incluyendo los sostenidos. En cambio, las zampoñas cromáticas, se dividen en dos modelos distintos: la de tres filas que incluye una escala pentatónica (de cinco notas). Después se encuentra la de doble fila que permite tocar cualquier escala diatónica descendente (de tubos gruesos a delgados)”, expresó el tallerista.

Mencionó que la invención de las modalidades de zampoñas cromáticas, fueron inventadas por Ernesto Cavour y Fernando Jiménez, zampoñeros que trabajaron en Peña Naira de 1973 a 1984. La contribución de las adaptaciones a los instrumentos originales, facilitó su ejecución en forma radical.

 

La música andina: herencia precolombina

 

Sin embargo, a pesar de tales modificaciones, Javier Magne mencionó que el origen de estos instrumentos es precolombino, aunque no se ha podido datar con exactitud la fecha exacta, ya que han sido encontrados instrumentos hechos de arcilla y tallados en piedra de unos mil años después de Cristo.

Los instrumentos musicales ya se usaban en las civilizaciones aymaras y quechuas, unos 500 años antes de la conquista, dato que ha sido corroborado en los códices y vestigios de ambas culturas.

“Entre los instrumentos que nos han legado nuestros antepasados está la zampoña que en lengua aymara se la conoce con el nombre de siku y en la lengua quechua con el nombre de antara que junto con la quena, cubrieron de música la vasta dimensión de ambos imperios, como parte de los ritos religiosos y como expresión profunda y pura de los sentimientos del hombre de los andes. Esta forma de expresión artística ha subsistido al tiempo, a tal grado que no pudo ser destruida por las invasiones de conquista, primero de los incas y luego de las hordas de aventureros españoles”, expresó el investigador.

Agregó que actualmente son instrumentos muy difundidos en el ámbito rural, entre los campesinos que conforman admirables orquestas andinas donde los músicos pasan muchas veces de los cien ejecutantes, divididos en dos bandos, brindando al ambiente una gama de sonidos increíblemente entrañables y misteriosos, inspirados en el paisaje altiplánico y en el sentimiento telúrico del viento.

“Sentimos con gran felicidad que la zampoña y la quena están incursionando en el ámbito urbano, mediante las escuelas, colegios y universidades, perfilándose ya como un instrumento solista, habiendo en la actualidad cultores muy destacados y especializados en su interpretación”, dijo.

Asimismo, durante su exposición enlistó las canciones más tradicionales y que sirven para practicar estos instrumentos: Alturas del Huallpakayu, Auqui, Auqui, Taquirirari, Santa Vera Cruz Tatala, El moto Mendez, Picaflor enjaulado y Los moceños, entre muchas otras.

Javier Magne agregó que en Bolivia, además de preservar y difundir sus instrumentos tradicionales, así se conservan sus lenguas ancestrales.

“Bolivia es en realidad un país trilingüe, porque además del aymara se habla el quechua y el castellano y en rigor, los dos primeros nada tienen que envidiar al tercero, porque son idiomas completos, con un vocabulario extenso y rico en expresiones”, finalizó.

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