Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Silvestre Pacheco León

CRONICA MUNICIPALISTA

 La Península de Yucatán 20 años después

 Era nuestro primer viaje de vacaciones en familia a una región poco conocida pero atrayente.

La travesía la hicimos en un ford fairmont estándar en un recorrido que nos llevó 15 días acumulando 7 mil kilómetros.

Iniciamos por la costa y atravesamos la sierra de Juárez para llegar a la capital de Oaxaca. Después seguimos para Chiapas recorriendo ese extenso y deshabitado camino de Escárcega hasta Chetumal, nuestra primera parada.

La ciudad capital de Quintana Roo estaba toda dedicada al comercio como zona libre y en realidad pocos de los visitantes reparaban en la hermosa bahía que ahora es reserva de los manatíes y también víctima de la contaminación principalmente venida de Belice, el vecino país donde ahora proliferan las gasolineras aprovechando las ventajas de precios que tienen frente a Petróleos Mexicanos.

En aquella época el atractivo mayor para los turistas mexicanos era el nacimiento de Cancún y claro, de pasada visitar los atractivos arqueológicos que entonces se conocían en la península.

Bañarse en la laguna de Bacalar y en el Cenote Azul eran requisitos indispensables para quien visitaba la península y ni que decir de las hermosas playas del mar caribe con su agua azul turquesa, transparente y sin olas.

Recuerdo que nos impresionó la cantidad de visitantes europeos en la zona de Chichén Itzá, camino a Mérida y, desde luego, la enorme riqueza cultural de la península representada por los mayas, conocidos más fuera de nuestras fronteras que por los nacionales.

Escribo ahora lo que recuerdo de mi primer viaje a la península hace ya 20 años. Entonces cumplía 30 años de edad y mis hijos Bolivia e Iroel eran unas criaturas inquietas y dispuestas para la aventura familiar. Durante el viaje Palmira y yo nos turnábamos al volante y en el entretenimiento de los niños.

En Tekax visitamos a una familia maya y conocimos las costumbres domésticas, su agricultura, su comida su hospitalidad y su lengua que perdura.

En aquel viaje conocimos también y nos impactó la marginación en que vive el pueblo llano precedido por una historia de grandeza, de oprobio y de explotación.

En Mérida recorrimos en calesa el paseo Montejo con ojos deslumbrados por la magnificencia de sus construcciones de influencia europea.

Después conocimos Palenque y la histórica ciudad de los coletos, San Cristóbal, lugar que siempre nos ha parecido la expresión más viva de la historia de México donde sobreviven los dos México de los que habla Guillermo Bassol. El México Imaginario representado por los ladinos y el México Profundo de los indígenas.

Veinte años después, en esta nuestra segunda visita, nos acompaña en el viaje familiar Anarsis, nuestra hija menor. Los otros dos se han quedado en la costa atendiendo su porvenir.

Ahora el impacto es la masificación que caracteriza a las ciudades del sureste, con poblaciones que han crecido a ritmo acelerado junto con los consabidos problemas urbanos de falta de planeación y desatención a los problemas de vivienda, infraestructura de servicios y tratamiento adecuado de los desechos.

Son ciudades ruidosas con un tráfico infernal y con habitantes presurosos ocupados en cualquier cosa para sobrevivir a costa de todo.

Cancún y en general toda la Riviera Maya nos impactó por la magnificencia de sus edificaciones. Lo primero que se nota es la inversión millonaria y en dólares que se apropia de lo mejor en recursos de suelo, agua y bosque.

En todas las construcciones costeras se ve el derroche de los recursos maderables y la comercialización de animales y plantas. Las maderas tropicales corrientes como les llaman, son el alma de las construcciones de hoteles y restaurantes, igual que los techos de guano como aquí le dicen a las diferentes variedades de palma, indican que no hay ningún control en su explotación y comercialización indiscriminada. Quizá por ser tan abundantes ahora, a nadie le preocupa su uso y abuso.

Ya he mencionado aquí el caso de las experiencias locales para emerger con ventaja en este mundo globalizado y de las dificultades que enfrentan los ejidos para su desarrollo alternativo, por eso quiero anotar que las facilidades para los inversionistas privados parecen no tener más límites que el impuesto por ellos mismos.

En este ambiente de desigualdad y modernidad y falto de oportunidades rememoro el ambiente que se respiraba a principios de los 80 en esta parte del país. En estos días cumpliré medio siglo de vida y con esa edad puedo sentirme satisfecho de haber visto, precisamente en la región que visito, el surgimiento vigoroso del México Profundo representado aquí en Chiapas por el zapatismo que éste sábado constituirá en Oventic las anunciadas Juntas de Buen Gobierno como paso siguiente en esa lucha incansable por la emancipación y contra el tutelaje.

Quienes hayan tenido la oportunidad de leer los documentos alusivos a esta iniciativa de organización comunitaria para que el gobierno mande obedeciendo, verá que otro mundo es posible si todos, cada uno en su lugar, le damos una oportunidad a la palabra.

Yo por lo pronto celebraré éste doble festejo en el que la historia me ha puesto: el de mi cumpleaños 50 y la constitución de las Juntas del Buen Gobierno en Chiapas. Salud.

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