Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Héctor Manuel Popoca Boone

El PRI reaccionario, redivivo

 

A poco más de un año como gobierno federal, el régimen priista de Peña Nieto ha marcado su impronta anti pueblo y anti nación. En el plano político resalta la intención del PRI y el Presidente de continuar en el poder más allá de este sexenio; volviendo a conducir a México bajo el vetusto estilo presidencialista, pero ahora más retrógrado y a la vez remozado. ¡Ay de aquel que ose chistar o no guardar la debida disciplina partidaria porque puede quedar descartada su carrera política!
Hay un rápido proceso de re-centralización y concentración del poder, bajo la égida del presidente de la República, apoyándose en el secretario de Gobernación como real jefe del gabinete. Esa secretaría ha sido fortalecida de nuevo al poner bajo su control todos los hilos de la seguridad pública, de la central de información política, del control de las agendas político-electorales, de la regulación de las telecomunicaciones, de la vinculación con los gobernadores, con las fuerzas armadas y con la relativa subordinación de los otros poderes de la federación.
El Presidente asume de nueva cuenta su papel de jefe máximo del PRI. Las principales decisiones partidarias tendrán que pasar por su venia, palomear la lista de los que serán candidatos a las gubernaturas estatales, a las curules federales y a las presidencias municipales de las más importantes ciudades del territorio nacional.
La presidencia está retomando todos los hilos más relevantes de la política, de la política económica, de los programas de protección social y de las relaciones exteriores del país; disminuyendo la transferencia de presupuestos públicos a los gobiernos estatales y municipales; debilitando con ello al federalismo al tomar las riendas del desarrollo regional y estatal. Ahí donde se presenten rasgos fuertes de ingobernabilidad (Michoacán, Tamaulipas…) el presidente está dispuesto a enviar comisionados estatales que serán en la práctica los verdaderos gobernantes.
A nivel estatal, las delegaciones federales de las diversas instituciones fungirán como centros de operación política, donde se canalizan desde ya los recursos económicos, servicios y programas, preferentemente para conseguir el respaldo de ciudadanos a las candidaturas priistas en épocas electorales.
En el plano de la política económica, el presidente, el PRI-PAN y parte del PRD (éste último en el papel del tonto útil) se proponen fortalecer y consolidar el neoliberalismo que ha prevalecido en el país por más de 25 años y cuyo resultado ha sido mayor pobreza y escasos empleos generados, sobre todo para los jóvenes. Ahora, el formato económico neoliberal ha sido profundizado con las reformas legislativas de tipo fiscal, energética y educativa, entre otras, que el grupo en el poder ha impuesto a la nación gracias a una exitosa estrategia político-legislativa blitzkrieg (relámpago).
Bajo el priismo monolítico proseguirá el adelgazamiento y desmantelamiento de lo que queda del estado mexicano como rector de la economía. Como lo hizo el PAN en su momento, el PRI seguirá favoreciendo a la gran empresa nacional y trasnacional a costa del pueblo y de los pequeños y medianos negocios. La economía nacional seguirá estancada y a la vez altamente concentradora del excedente económico, producido con claro carácter extractivista por unos cuantos potentados, de adentro y de afuera.
Con Luis Videgaray al frente de la Secretaría de Hacienda, estoy seguro que continuará la orientación de la economía nacional hacia los mercados internacionales y no al mercado interior; debilitando los círculos virtuosos del ganar-ganar en la cadena del valor agregado; sobre todo al mantener los salarios bajos a los trabajadores y precios altos en los bienes y servicios para la población (la gasolina y los pasajes, por ejemplo).
La bancarrota del campo mexicano seguirá. Solamente pervivirá como rentable la agricultura de riego orientada preferentemente a la exportación, en detrimento de la mayoritaria agricultura de temporal.
PD. El PRI al que aspiraba Luis Donaldo Colosio ha quedado debidamente sepultado para siempre.
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