Diputados electos del PRI guerrerense votarían por Gordillo o Beltrones

Aurelio Peláez * El PRI elegirá este sábado a su coordinador o coordinadora parlamentario para la próxima legislatura federal, que por la mayoría legislativa con la que cuenta estaría en condiciones de ser el primer presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados.

No obstante, de los 224 diputados federales que tendrá el PRI en la 59 legislatura, apenas seis serán de Guerrero (en la 58 legislatura tuvo 12), todos electos por mayoría relativa. Además, la votación de los futuros legisladores guerrerenses no sería en bloque, a favor de algún candidato, sino que se podría dividir a favor de Elba Esther Gordillo o Manlio Fabio Beltrones.

De los seis diputados electos del PRI, los tres del grupo del gobernador Rubén Figueroa Alcocer –Abel Echeverría, el distrito 01 de Tierra Caliente; Alvaro Burgos del distrito 02 con cabecera en Taxco, y Rubén Figueroa Smutny, del distrito 04 con cabecera en Iguala–, respaldarían a la dirigente real del SNTE, Elba Esther Gordillo.

Y aunque se habla de que el cabildeo que la ex lideresa realizó con los ex gobernadores del PRI, para que éstos inclinaran el voto de los diputados de los estados a su favor, el gobernador René Juárez sólo estaría en posibilidades de influir en dos futuros diputados: Marcelo Tecolapa, del distrito 05 con cabecera en Chilapa; y Mario Moreno Arcos, del distrito 07 de Chilpancingo.

Sin embargo, una versión del diario El Independiente ubica al gobernador en el grupo de apoyo al ex gobernador de Sonora Manlio Fabio Beltrones. También el senador Héctor Astudillo Flores, coordinador de las campañas de Tecolapa y Moreno Arcos y aspirante a la candidatura priísta al gobierno del estado, podría buscar un acuerdo alterno ya sea con Gordillo o con Beltrones.

Un sexto voto sería el del ex gobernador Angel Aguirre Rivero, diputado electo por el distrito 08 de la Costa Chica, quien será coordinador de la fracción parlamentaria de diputados federales del PRI en la 59 legislatura.

Aguirre Rivero fue cercano al ex candidato presidencial del PRI, Francisco Labastida Ochoa, pero después apoyó la campaña de Roberto Madrazo por la presidencia nacional de su partido. Por ello, se da por sentado que Aguirre se sumaría a cualquier decisión que tomara Madrazo, aunque no podría contar con el voto de sus compañeros. Hasta un día antes de la elección, la postura del líder nacional priísta parecía ser neutral y como dejando que la futura bancada de su partido eligiera a sus dirigentes.

Aún más, Manuel Añorve, del grupo de Aguirre Rivero y actual vicepresidente de la fracción parlamentaria de diputados del PRI de la 58 legislatura, fue quien inscribió a Manlio Fabio Beltrones como candidato a la coordinación parlamentaria, dándose por hecho que el sonorense contaría con el respaldo del sector campesino del PRI, al que pertenece Beatriz Paredes Rangel, actual coordinadora de los diputados. Añorve ha sido en la Cámara de Diputados uno de los operadores políticos de Beatriz Paredes.

Aguirre Rivero pertenece al sector campesino del PRI, la CNC, aunque su voto no se decidiría por su pertenencia al sector, sino por su cercanía a alguno de los dos grupos.

Aunque hace una semana en Casa Guerrero Aguirre Rivero, el gobernador René Juárez y Figueroa Alcocer pactaron el nombramiento del costachiquense como coordinador parlamentario, parece que en cuanto al voto de los diputados electos para designar coordinador parlamentario hubo un “bateo libre” impuesto por las circunstancias. Es decir, habrá voto diferenciado de los futuros diputados electos.

En el lenguaje de Manlio Fabio Beltrones, unos apoyarán a la “colaboracionista” Gordillo, en alusión a su cercanía con el presidente Vicente Fox, con quien ya tendría acuerdo para jalar el voto de los diputados del PRI en favor de las llamadas reformas estructurales –más impuestos al consumo, privatización de la energía eléctrica, nueva ley laboral–; mientras que el ex gobernador de Sonora se define como “colaborador”, y quien se presentaría como el representante de la clase política priísta tradicional que trataría de sacar ventajas de cualquier negociación con la Presidencia de la República.