Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

* Héctor Manuel Popoca Boone *

¿Mujeres divinas

o heroicas?

(Segunda parte)

Los procesos de adelgazamiento y reducción de la intervención estatal, en los gobiernos neoliberales, dan lugar a una disminución en los gastos públicos y de los programas sociales, trasladando el costo a las familias, donde suelen ser mujeres las que llevan sobre sus hombros esta carga adicional.

Gracias al ingreso de la mujer en el mercado de trabajo, la mayoría de los hogares han podido hacer frente a la reducción de ingresos económicos que padecen los hombres por desempleo, por bajos salarios o por escasa rentabilidad de sus actividades económicas. En épocas difíciles, de crisis económica o de alta inflación, es la mujer y no el hombre quien está al quite para aprovechar todas las posibilidades existentes de trabajo o ingresos, por más precarias o escasamente remuneradas que existan. Son las mujeres las que predominantemente se incorporan a circuitos desvalorizados de la economía como motores de energía barata.

El término de feminización de la pobreza descubre que la mayor parte de los pobres son mujeres. La globalización y la economía neoliberal ha golpeado con especial saña a los pobres, particularmente a las mujeres y a los niños. Los resultados están a la vista, pérdida de niveles de bienestar económico, desintegración del núcleo familiar, falta de asistencia y seguridad social, en el marco creciente de inseguridad pública y de delincuencia.

El potencial del papel económico de la mujer, es un factor de importancia crítica para liberar a millones de personas que están atrapadas en el circulo de la pobreza y el hambre; es perentorio crear circunstancias favorables para  proporcionar a la mujer acceso a mejores oportunidades económicas y educacionales, así como la autonomía necesaria para aprovechar bien esas oportunidades, con lo que se superaría un importante obstáculo que entorpece la lucha contra la pobreza.

Por eso surge la necesidad de la incorporación de una perspectiva de género en todas las políticas y programas orientados a la erradicación de la pobreza. Es necesario establecer políticas que garanticen que todas las mujeres tengan una protección económica y social adecuada durante los períodos de desempleo, enfermedad, maternidad, gestación, abandono, viudez, discapacidad y vejez; y que las mujeres, los hombres y la sociedad en su conjunto compartan responsabilidades por el cuidado de los niños y de otras personas dependientes. En pocas palabras, corresponsabilidad, entre el hombre y la mujer, en todos los aspectos de la vida.

Si los mecanismos de la exclusión de las mujeres empobrecidas son complejos, estructurales y de índole política, económica y social; las políticas públicas para su inclusión también deberán de ser de la misma índole. La multicausalidad y especificidad de los problemas de la mujer conlleva a la implementación de políticas multisectoriales, interdisciplinarias, diferenciadas y de carácter regional.

De ahí que las medidas encaminadas a combatir la pobreza resultan ineficaces si se considera a las mujeres pobres como beneficiarias pasivas de programas de seguridad o asistencia social. Para lograr mejores resultados es importante hacer hincapié ante todo en el papel de la mujer como sujeto activo de la actividad económica, con una justa retribución a su aporte.

La revalorización y la transformación de las actividades económicas de la mujer requiere de transformaciones profundas (acceso a los medios de producción, al crédito y a la tecnología) en las políticas públicas de fomento al desarrollo económico y social. Una forma eficaz de mejorar la situación de las mujeres pobres, especialmente en el sector rural y en el sector urbano informal, es alentarlas para que se organicen y constituyan grupos y redes de auto-ayuda, promoción y apoyo mutuo.

Estos acuerpamientos de mujeres, al margen de las manipulaciones políticas y económicas de los hombres, tienen numerosas ventajas y les permiten movilizar recursos humanos, económicos, financieros y materiales; racionalizar su actividad económica, disminuir los riesgos y costos individuales, complementar esfuerzos, fomentar la confianza en sí mismas y adquirir una mayor autonomía, manteniéndose al mismo tiempo unidas y capaces de determinar por sí mismas sus necesidades y prioridades y comenzar las transformaciones que permitan mejorar su situación social y económica.

Como caso exitoso, está el ejemplo de las cajas de ahorro y préstamo en Bangladesh, constituidas por mujeres organizadas para el otorgamiento de micro préstamos, las cuales han llegado a constituir líneas de acción muy populares que han permitido obtener buenos resultados en el combate a la pobreza.

PD 1. El mundo de la política y del servicio público está poblado de mentiras, unas piadosas, otras interesadas, las más perversas. Por eso el político o el servidor público que dice la verdad, actúa solo y desolado, con pocas probabilidades de arraigo en un medio así.

PD 2. A pesar de que varias veces me han aconsejado tener presente el dicho popular que dice “cría cuervos y te sacarán los ojos”, persisto en apostarle a lo bueno de la condición humana.

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