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Hace el gobierno de Aguirre homenaje público al empleado de la gasolinera

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

El gobierno del estado organizó ayer, “a nombre de grupos sociales”, dos ceremonias en honor al empleado de la gasolinera Eva II, Gonzalo Miguel Rivas Cámara, quien falleció la madrugada del primero de enero.
En las ceremonias, en las que el obispo Alejo Zavala Castro bendijo el cuerpo dentro del ataúd y oró por quien dijo “ofreció su vida por una causa justa”, hubo reclamos de justicia de algunos de los asistentes, en su mayoría comerciantes, así como expresiones  a favor del cierre de la Normal Rural de Ayotzinapa.
El alcalde Héctor Astudillo Flores, quien intervino en una de las ceremonias, dijo que “los acontecimientos por los que murió Gonzalo Rivas y dos estudiantes de la normal de Ayotzinapa deben provocarnos una gran reflexión de cuál debe ser el camino a futuro respecto a la relación de lo que provocó este lamentable accidente, una protesta que por ningún motivo me colocaría yo en detenerla”.
Dijo que es muy importante que estos “lamentables acontecimientos y esta pérdida de vidas sirva para encontrar un mejor camino de convivencia entre nosotros y entre quienes estuvieron ese 12 de diciembre”.
Primero a las 12 del día, a un costado de la gasolinera Eva II, el obispo Zavala Castro encabezó una ceremonia religiosa con familiares de Gonzalo Miguel Rivas Cámara, ente ellos su madre, Clitia del Socorro Cámara.
A pesar de que la ceremonia se desarrolló cerca del establecimiento, no se vio la presencia de los trabajadores gasolineros, quienes continuaron con sus labores normales; incluso el encargado del negocio exigía a dos policías que replegara a los asistentes a la ceremonia religiosa hacia el costado, donde se instaló un pequeño toldo.
La madre del trabajador llegó acompañada del coordinador de proyectos estratégicos del gobierno estatal, Ernesto Aguirre Gutiérrez, y también asistieron funcionarios como el coordinador de asesores de la Secretaría de Gobierno, Saúl López Sollano; el subsecretario para Asuntos Religiosos, Javier Bataz Benítez; y la secretaria de Educación, Silvia Romero, quien llegó cuando ya había comenzado la ceremonia y se fue de inmediato una vez que terminó.
También asistió una veintena de personas que fueron presentadas como de la sociedad civil, quienes al terminar exigieron justicia, responsabilizaron a los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa por la muerte del trabajador y pidieron la desaparición de esa escuela.
En la breve ceremonia, que consistió en la bendición del obispo al ataúd con el cuerpo de Gonzalo Rivas,  Zavala Castro dijo que “ofreció su vida por salvar a mucha gente” en lo que calificó como un acto “heroico”.
Antes de la ceremonia, algunos trabajadores recordaron como anécdota el incidente en el que resultó herido Gonzalo Rivas el 12 de diciembre, durante el desalojo de los normalistas de Ayotzinapa por parte de policías federales, preventivos estatales y ministeriales.
Uno de ellos dijo que Gonzalo se encontraba en la oficina que tenía como encargado del área de cómputo de la negociación, cuando al ver que se incendiaba la bomba despachadora salió corriendo con un extinguidor en la mano.
Algunos despachadores le gritaron que se parara, que no había peligro, que ya estaba activado el sistema de seguridad, “pero él no nos hizo caso se acercó para apagar el fuego con el extinguidor, y cuando las llamas alcanzaron una ánfora que contenía gasolina, explotó y las llamas lo alcanzaron a él también”, explicó uno de ellos.
El acto religioso no duró más de 20 minutos y al terminar, el cuerpo fue retirado para ser trasladado a la Alameda Granados Maldonado, en donde el gobierno estatal organizó otra ceremonia en la que estuvo presente el gobernador Ángel Aguirre Rivero.
Antes, en la gasolinera Eva, el obispo Zavala Castro declaró a los reporteros que “el sentimiento que tiene la iglesia es el mismo sentimiento que hay en la sociedad; de dolor, de tristeza, y esperamos que ya no vuelvan a suceder estos casos”.
En cuanto a los hechos del 12 de diciembre, en los que resultó herido Gonzalo Rivas tras el desalojo de estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, que dejó como resultado dos estudiantes asesinados a tiros, el obispo  no quiso opinar, dijo que carece de la información como para emitir una opinión al respecto y hablar de quiénes son los responsables.
Posteriormente, a las 2 de la tarde, en la alameda Granados Maldonado el gobernador Ángel Aguirre Rivero encabezó la “ceremonia postmortem” que organizó el propio gobierno del estado “a petición de diversos sectores sociales”.
Al evento, sin embargo, asistieron sólo funcionarios del gobierno estatal, empleados y representantes de organizaciones que pertenecen al Movimiento Ciudadano, una agrupación de ex priístas que en la campaña para gobernador apoyaron a Aguirre Rivero.
Al inicio de la ceremonia, un grupo de niños y jóvenes entre 12 y 20 años, que fueron identificados por algunos reporteros como limpiaparabrisas de las esquinas, se subieron al kiosco desde donde levantaron algunas pancartas con consignas en contra de la Normal de Ayotzinapa. Una de ellas decía: “malditos estudiantes asesinos, exigimos cárcel para esos terroristas”. Otra más decía que “ya estamos hartos de mantener a estos malvivientes”. Una tercera, de una decena en total, clamaba: “Sr. Gobernador. Castigo para los asesinos. Exijimos (sic) el cierre inmediato de ese criadero de asesinos”.
Esos mismos muchachos, que se encontraban a un costado del toldo donde se realizaría la ceremonia, fueron confundidos con normalistas por algunos asistentes, antes de que leyeran el contenido de las cartulinas, por lo que empezaron a gritar “fuera, fuera, fuera ayotzinapos”, pero uno de los encargados de la ceremonia les explicó quiénes eran, y las arengas cesaron.
El presídium estuvo encabezado por el gobernador Ángel Aguirre; el secretario de Gobierno, Humberto Salgado Gómez; el presidente municipal, Héctor Astudillo; el obispo Alejo Zavala; la madre de Gonzalo Rivas, Clidia del Socorro Cámara; y su hermano Iván Rivas Cámara.
También asistieron el encargado de despacho de la Procuraduría de Justicia, César de los Santos y el encargado de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Civil, Humberto Calvo.
La ceremonia consistió en el toque de diana por la banda de la Policía Preventiva Estatal y dos guardias de honor, una encabezada por Aguirre, Astudillo, Salgado e Iván Rivas, hermano del difunto. Otra más la encabezó la madre de Gonzalo y familiares de éste.
Mientras tanto, el obispo Zavala Castro volvió a bendecir el ataúd con el cuerpo y oró por el “eterno descanso” de Gonzalo Rivas, de quien nuevamente dijo que realizó un “acto heroico”.
Celebró que la ceremonia se haya realizado allí en la Alameda Granados Maldonado, donde se encuentra el monumento a los muertos de la masacre de 1960 que desembocó en la caída del gobernador Raúl Caballero Aburto y la conquista de la autonomía universitaria.
También intervino el teniente de fragata Iván Rivas, hermano de Gonzalo, quien exhortó a los normalistas de Ayotzinapa a que “gana el bien, no el mal”, y que “se dediquen a estudiar”, porque dijo que “Guerrero es bonito pero lo están deteriorando”.
Otro de los que intervinieron fue el director del Diario de Guerrero, Héctor García, donde también laboraba Gonzalo Rivas, quien exigió una investigación del caso “para que la sociedad, al menos en este suceso, quede satisfecha”.
Mientras se realizaba la ceremonia, algunos de los asistentes, en su mayoría comerciantes, repitieron la consigna del “cierre a Ayotzinapa” y gritaron varias veces “justicia”.
El alcalde Astudillo ofreció en nombre de la comuna el pésame a la familia de la víctima y adelantó que propondrá al cabildo que se declare a éste como “hijo predilecto” de Chilpancingo, porque dijo que “tuvo una actitud heroica y luchó por los demás”.
Consideró acertado que el gobierno del estado haya realizado el reconocimiento a Gonzalo Rivas “en este lugar que es memoria de una gran lucha que le dio dignidad a Chilpancingo”.
Dijo que despojándose de su investidura de presidente municipal considera que en las circunstancias trágicas que han enmarcado al estado y especialmente a Chilpancingo, “ni el odio ni el rencor debe ser la ruta que debe orientar”.
Agregó que los acontecimientos por los que murió Gonzalo Rivas y dos estudiantes de la Normal de Ayotzinapa “deben provocarnos una gran reflexión de cuál debe ser el camino a futuro respecto a la relación de lo que provocó este lamentable accidente: una protesta que por ningún motivo me colocaría yo en detenerla, pero yo creo que es muy importante que estos lamentables acontecimientos y esta pérdida de vidas sirva para encontrar un mejor camino de convivencia entre nosotros y entre quienes estuvieron ese 12 de diciembre”.
En la ceremonia no intervinieron ni el gobernador ni el secretario de Gobierno Salgado Gómez. Tampoco quisieron responder a preguntas de los reporteros antes ni después del acto religioso.

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