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Por los daños que causó Manuel se desplazaron más de 29 mil habitantes de 60 comunidades; muchas aún están en peligro

*A más de diez meses de la contingencia, son constantes las denuncias de los damnificados que consideran que sus comunidades están abandonadas y en riesgo, pese al plan presidencial

Yee Trujillo

A consecuencia de las lluvias torrenciales por la tormenta Manuel, el 16 de septiembre de 2013, y el huracán Raymond el 22 de octubre, unos 29 mil guerrerenses fueron evacuados o desplazados de más de 60 comunidades hacia otras que les dieron refugio, a ejidos, terrenos y a cerros donde improvisaron carpas. Los gobiernos federal, estatal o municipales no han resuelto aún la situación de la mayoría, y esas localidades siguen en riego de un nuevo desastre.
A pesar de que el presidente Enrique Peña Nieto anunció hace ocho meses el Plan Nuevo Guerrero, con 30 mil millones adicionales para reconstruir el estado, y la reubicación de comunidades completas; el 4 de julio El Sur informó que el delegado de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), Héctor Vicario Castrejón, dijo que la dependencia sólo reubicará parcialmente a 15 comunidades, y totalmente a La Pintada, de Atoyac, El Capricho, de Ometepec y Venta Vieja, de Acapulco.
Esto sólo incluye las viviendas de unas 5 mil 600 familias. El funcionario federal dijo que no consideran las 400 personas de Pie de la Cuesta que siguen en refugios en la sierra de de Atoyac porque no hubo viviendas dañadas sino un problema de agrietamientos, ni las 540 familias que siguen desplazadas de San Vicente de la sierra de Chilpancingo, aunque están en riesgo porque la federación sólo coadyuvará mediante el Fondo Nacional de Habitaciones Populares.
A diez meses de la contingencia, son constantes las denuncias de los desplazados que consideran que sus comunidades están abandonadas pese al plan presidencial, las demandas de que se trasparente el manejo de los recursos destinados, así como las denuncias de la permanencia de los desplazados en refugios o hacinados en campamentos.
La magnitud del problema de los desplazados y la situación en que se encuentran se observa en un recuento de la información publicada en El Sur en los últimos diez meses.

La sierra de Chilpancingo

El 23 de septiembre, una semana después del desastre, se reportó que había más de mil 600 desplazados de la sierra de Chilpancingo, quienes ante el riesgo de derrumbes se trasladaron a refugios y albergues improvisados. Demandaban su reubicación porque el riesgo continuaba y las lluvias no paraban.
En la Escuela Primaria Primer Congreso de Anáhuac de la capital estaban 800 desplazados de San Vicente, 200 más estaban en las cachas de la Universidad Autónoma de Guerrero, y unas mil personas se quedaron en el pueblo o en la parte alta del cerro viviendo en carpas; en la comunidad de Mazatlán se refugiaban 260 personas de El Tejocote; en El Ocotito había 320 de Azinyahualco; y otras diez familias de El Fresno salieron por su cuenta.
En total, unas 3 mil personas de la comunidad serrana de San Vicente resultaron desplazadas por Manuel, su situación se agravó por el paso Raymond un mes después. El 14 de noviembre los tres niveles de gobierno aceptaron reinstalarlos en Coapanguito temporalmente, pero no ha ocurrido, y el 3 de julio estaba previsto que los evacuaran pero los funcionarios no llegaron.
El 15 de octubre, el alcalde Mario Moreno Arcos aseguró que Chilpancingo fue el municipio más afectado, y que la Sedatu tenía un registro de mil 400 viviendas que tendrían que ser reconstruidas en su totalidad.

Los que huyeron de los deslaves en San Marcos Majada de Toro

El 25 de septiembre, El Sur contó de dos nacimientos bajo la lluvia, en el campamento de refugiados que instalaron en Xicaixtlahuaclos, municipio de Chilapa, los damnificados de San Marcos, Majada de Toro, desde la noche del 16 de septiembre.
En el grupo había otras 23 mujeres embarazadas que huyeron de su comunidad ante el temor de ser sepultadas por deslaves, así como 15 niños, algunos enfermos.
En total, unos 2 mil 500 pobladores abandonaron San Marcos Majada de Toro porque no dejaba de llover intensamente, los cerros se desgajaron, algunas viviendas se derrumbaron y otras más se cuartearon.
El 25 de noviembre la radio comunitaria La Palabra Verdadera y habitantes de San Marcos Majada de Toro, Zoquitipa, El Jaguey de Chilapa y del municipio de Hueycantenango manifestaron que la emergencia por Manuel evidenció el desprecio del gobierno por los indígenas, pues dos meses después la mayoría de los pobladores de San Marcos Majada de Toro continuaban a la intemperie en una loma vecina en espera de su reubicación como recomendó el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).

Todo el pueblo salió de Tilapa

El primero de octubre, representantes de unos 4 mil 800 indígenas de los bienes comunales de Tilapa, municipio de Malinaltepec solicitaron que los gobiernos estatal y federal pagaran 60 millones de pesos para la compra de 3 mil 500 hectáreas para reinstalar su comunidad después de que prácticamente desapareció por las lluvias de Manuel, ya que se encontraban refugiados en tierras ejidales y pequeñas propiedades de San Luis Acatlán donde instalaron campamentos provisionales desde el 16 de septiembre.
Dos días después, el coordinador nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente, reportó 101 muertos en Guerrero, por separado el gobernador Ángel Aguirre Rivero y funcionarios federales informaron sobre 250 comunidades incomunicadas y 13 mil 280 personas distribuidas en 49 campamentos de desplazados de sus comunidades de origen en los municipios de La Montaña como Tlacoapa, Cochoapa el Grande, Copanatoyac, Acatepec, Malinaltepec, Metlatónoc, Atlamajalcingo del Monte Atlixtac y de San Luis Acatlán en la Costa Chica.
También había 32 localidades de Cochoapa el Grande, Malinaltepec, Acatepec, Metlatónoc, Tlacoapa, Atlamajalcingo del Monte, Copanatoyac y Alcozauca, que solicitaron ser reubicados, en espera de los dictámenes del Cenapred y Protección Civil.
Ese mismo día, el alcalde de Ayutla, Severo Castro Godínez, se quejó porque el gobierno estatal lo dejó solo para evacuar a 2 mil habitantes de la comunidad Tepetates como dictaminó el Cenapred ante el riesgo de un alud.
Cuatro meses después, el 28 de febrero, el director del Centro de Derechos Humanos de La Montaña Tlachinollan, Abel Barrera Hernández,?denunció que las autoridades estatales y federales evadían su responsabilidad con los desplazados y que la Sedatu dijo que serían los ayuntamientos los que emitieran el dictamen para la reubicación de comunidades.

Hundimiento de Tlanipatlán, Cocula

El 5 de octubre, se reportó que más de 500 habitantes de la comunidad de Tlanipatlán en Cocula fueron evacuados a un albergue en la cabecera municipal por el hundimiento de más de 10 mil metros cuadrados, ríos subterráneos y una grieta de más de un metro de ancho en la cima del cerro La Meza.
Trece días después, unos mil habitantes de la cabecera municipal de Cocula y de cinco comunidades, bloquearon la carretera federal Iguala-Teloloapan en demanda de apoyo del gobierno estatal y federal para los damnificados por la tormenta y 2 mil desplazados por la violencia. El alcalde de Cocula, César Miguel Peñaloza Santana, el síndico y cuatro regidores participaron porque en el municipio había 16 escuelas dañadas, tres puentes colapsados, 56 viviendas destruidas y 10 más afectadas por el hundimiento.

Peligro en la sierra de Atoyac

El 23 de octubre se informó que después de dos días de lluvias por Raymond y de ver crecer los ríos, 64 personas de El Paraíso, la comunidad más poblada de la sierra de Atoyac, y 35 de La Pintada, que ya habían sido damnificados por la tormenta Manuel un mes antes, huyeron de la sierra hacia El Atracón en la cabecera municipal y luego trasladados a un albergue por temor a deslaves e inundaciones.
El mismo día, se informó que socorristas de Protección Civil y soldados del Ejército acudieron a Pie de la Cuesta a pedir a los vecinos que evacuaran la comunidad decretada de alto riesgo por el Cenapred a consecuencia de dos fracturas en las dos montañas que rodean los asentamientos La Tentación y La Mira.
Al día siguiente 56 damnificados fueron evacuados a Atoyac, con la ayuda de efectivos de la 27 Zona Militar con cuartel en El Ticuí y de la Fuerza Aérea. El 24 de octubre sumaban unos 400 desplazados en albergues de la cabecera municipal.
Las primeras 10 casas de La Nueva Pintada de las 210 que construirá el gobierno federal en la comunidad más devastada, por el desgajamiento del cerro de La Cruz que sepultó a 76 personas el 16 de septiembre, fueron entregadas simbólicamente por Peña Nieto el 26 de mayo, cuando apenas había 125 construidas.

En La Montaña 13 mil indígenas desplazados

El 23 de octubre también se informó que otros 400 habitantes de San Vicente, en la sierra de Chilpancingo, llegaron por sus propios medios y con el apoyo de una brigada de la Asamblea Popular de los Pueblos de Guerrero al albergue ubicado en las instalaciones de la Unidad Deportiva de la capital, mientras que unas cien personas en su mayoría ancianos se refugiaron en la iglesia del pueblo.
El 24 de octubre se publicó que el Consejo de Comunidades Damnificadas de La Montaña, conformado por comisarios y delegados de unas 160 comunidades de 13 municipios, informó que en la región hubo 40 muertos, el 70 por ciento de los caminos quedaron destrozados, 40 o 50 pueblos fueron desplazados, hubo unos 34 mil damnificados y que cientos de toneladas de maíz y arroz se perdieron con Manuel.
En un informe dado a conocer el 9 de octubre, la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (Cdi) corroboró que en La Montaña hubo unos 13 mil indígenas desplazados.
El 18 de marzo, damnificados aglutinados en la Coordinadora de Colonias y Comunidades Afectadas por el Río Huacapa de Chilpancingo, protestaron sobre el puente de la colonia Galeana para exigir al presidente Enrique Peña Nieto que rinda cuentas sobre los 30 millones de pesos que destinaría para la reubicación de más de 500 familias afectadas por la tormenta tropical Manuel.
El 7 de abril el Consejo de Comunidades Damnificadas de La Montaña y el director del Tlachinollan denunciaron mediante una carta enviada al gobernador Ángel Aguirre Rivero, el incumplimiento de acuerdos que asumió con la agrupación que van desde la dotación de granos básicos principalmente maíz, hasta las reuniones programadas para la evaluación de la reconstrucción.
Recordaron que un mes antes, representantes de los gobiernos estatal y federal se comprometieron a que el 24 de marzo entregarían los dictámenes para 12 comunidades desplazadas dirigidos por Protección Civil, en colaboración con el Cenapred.
El 30 de mayo El Sur contó que unas 220 familias de Chicahuales en la sierra del Filo Mayor contaban con un terreno pero no querían usar las tierras hasta que la Sedatu autorice y levante las casas para los damnificados de septiembre, pero ese día comenzaron a mudar sus casas a un cerro cercano por miedo a que un alud de tierra los sepultara como ocurrió en La Pintada ya que la comunidad tiene largas y hondas grietas documentadas por las autoridades estatales y federales.
El 2 de junio, indígenas me’phaa de la comunidad La Lucerna, municipio de Malinaltepec denunciaron que dos particulares con apoyo de la Sedatu, los desalojaron el 30 de mayo de Tlapa, por lo que buscarían reconstruir su campamento en otro lugar porque no pueden regresar a su comunidad ante las afectaciones como hundimientos y cuarteaduras que dejó Manuel en sus casas.
En la comunidad de Agua Hernández de Chilpancingo, 300 habitantes de 70 familias resultaron afectadas por las lluvias y la creciente del río Papagayo, porque 30 viviendas fueron destruidas y 40 más tuvieron daños, es decir, el 75 por ciento de la comunidad, así como el jardín de niños y la primaria.
Por la falta de apoyo de las autoridades, el 19 de junio El Sur informó que sin ayuda del gobierno las 70 familias buscaron refugio en Los Cimientos para pasar la temporada de lluvias en un terreno de 7 hectáreas del mismo ejido pero a dos horas de camino a pie, que gestionaron y llamaron El Renacimiento de Agua Hernández. Los desplazados de esta comunidad siguen sin recibir ayuda.

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