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La de diputados, contienda de partidos, caciques y alta indiferencia ciudadana

 * Antes de la elección, amplia difusión de obras de gobierno que no impactó en los electores * Disminuida presencia del PRD en zonas urbanas; el PRI se afianza en las regiones más pobres * Los partidos requerirían de alianzas rumbo a la gubernatura

 Aurelio Peláez * Alto abstencionismo y el poder de los grupos caciquiles que permanece casi intacto; un PRI que se afianza en las regiones más pobres, pese a sus derrotas en las zonas urbanas, y un PRD que no logró sacar ventaja en esta elección rumbo a la contienda por la gubernatura, son el saldo de la elección de diputados federales de este domingo.

Si el PRI y el PRD manejaron un escenario de alto abstencionismo en el país, y culparon de éste al desaliento de los ciudadanos ante el gobierno del presidente Vicente Fox, en Guerrero habrá que modificar esta versión. Y es que si en el país la abstención ciudadana fue de un 51 por ciento, en esta entidad es del 67 por ciento. Es más, en el distrito 09 de Acapulco podría haberse registrado la abstención más alta del país, pues apenas fue a votar el 26.36 por ciento de los ciudadanos empadronados. Tres de cada diez personas no consideraron importante acudir a las urnas.

Este fue el escenario de la transición política y la consolidación de la democracia en Guerrero.

El PRI: de los caciques a los ciudadanos

El PRI apostó en este proceso electoral a dos campañas; una con sus ciudadanos y la otra con sus caciques, y las mejores cuentas fueron las de los segundos. Los jefes políticos del PRI, los ex gobernadores Rubén Figueroa Alcocer y Angel Aguirre Rivero, ganaron sus distritos.

Aguirre Rivero ganó como candidato en el distrito 08 de Costa Chica, un distrito que antes de que anunciara sus intenciones de contender, parecía complicado para el PRI, sobre todo porque en la elección de alcaldes perdió en Copala, Cuajinicuilapa, Igualapa, San Luis Acatlán y San Marcos, y estuvo a punto de perder Cruz Grande y Ometepec.

El ex gobernador obtuvo una votación holgada, de 35 mil votos, 15 mil más que su más cercano contendiente, el perredista Odilón Romero, ex alcalde de Ayutla. De paso, se colocó como una de las cartas fuertes de su partido hacia la candidatura a gobernador del estado.

Otro contendiente, el senador Héctor Astudillo, ganó en dos de los tres distritos en que actuó como coordinador político del PRI: el 06 de Chilapa y el 07 de Chilpancingo, mientras que perdió el 05, ya muy cuesta arriba para el PRI desde la elección que enfrentó a René Juárez y Félix Salgado en 1999.

El otro senador y contendiente por la candidatura a Casa Guerrero, Héctor Vicario Castrejón, perdió los tres distritos en donde fungió como como coordinador de campaña: el 03, 09 y 10.

Un fuerte accidente, el cual le demandará un largo periodo de recuperación, prácticamente apartó de la contienda al presidente de la Comisión de Gobierno del Congreso local, Carlos Sánchez Barrios, quien era el candidato del gobernador René Juárez.

El ex gobernador Rubén Figueroa, como hace seis años, ganó los distritos en donde decidió fungir como coordinador de campaña, el 01 con cabecera en Coyuca de Catalán en la Tierra Caliente; el 02 con cabecera en Taxco, y el 04 de Iguala, en donde fue candidato su hijo, Rubén Figueroa Smutny.

Victorias, sobre todo las del 01 y el 04 apretadas, que sin embargo dejan a Figueroa Alcocer en posición de fuerza en su partido, y con cartas propias en la Cámara de Diputados, en donde perredistas han amagado con insistir en reabrir el caso Aguas Blancas.

En Acapulco, donde decidió apostar por campañas ciudadanas para buscar remontar la desventaja ante le PRD, el PRI sufrió un nuevo fracaso, e incluso la advertencia de que la preferencia de la sociedad urbana cambiaría hacia otro partido, como Convergencia, cuyo candidato, Luis Walton, fue segundo en el distrito 10.

Propaganda oficial y abstencionismo

En Acapulco, que tuvo los distritos con el más alto abstencionismo, sus ciudadanos recibieron durante los meses previos a la elección una alta dosis de spots en radio y televisión tanto del gobierno estatal como del municipal.

Programas y obras de gobierno fueron difundidos, provocando reacciones contrarias de los dirigentes de los partidos políticos. El PRD, contra los spots del gobierno de René Juárez; PRI, PAN y Convergencia, contra los del gobierno municipal de Alberto López Rosas. La publicad gubernamental llegó a ser mayor que la de los candidatos, y su punto culminante fue la disputa por la atención a las personas adultas mayores.

El gobierno del estado puso en marcha en abril este programa de apoyo económico a los adultos mayores, que tuvo como ciudades beneficiarias Acapulco, Chilpancingo, Iguala, Taxco y Zihuatanejo. El ayuntamiento de Acapulco demandó participación en el mismo, a lo que se negó el estatal, por lo cual el municipio interpuso un recurso de controversia ante la Suprema Corte de Justicia. No obstante, en mayo anunció que tendría su propio programa de apoyo a los adultos mayores, que anunció aunque no ha entregado los recursos.

La amplia difusión de las obras y actos de gobierno tenía visos de actos proselitistas hacia los partidos de los gobernantes, con el fin de atraerlos a las urnas. No obstante, se presentó un alto abstencionismo, como si el ciudadano no viese en la Cámara de Diputados un espacio políticamente cercano.

En 1997, en la pasada elección intermedia, la participación electoral ciudadana fue de 49 por ciento a nivel estatal, y en el municipal fue del 51 por ciento.

No obstante, el PRD, que se presentó como una alternativa ciudadana, sin el apoyo de una infraestructura de gobierno y de medios, ahora ya con dos periodos en su haber en el ayuntamiento, también recibió una baja en su votación. En 1997 en el distrito 09 obtuvo 39 mil 862 votos, y en la del 2003 recibía 28 mil 859, según resultados preliminares. En 1997 en el distrito 10 recibió 42 mil 385, y en el 2003 27 mil 197. En el distrito 10 el PRI bajó de 28 mil 762 a 12 mil 296 votos, y un nuevo partido, Convergencia, lo superaba con 16 mil 865 votos.

Así, el PRD ya con un respaldo de estrategia de medios, y un PRI cuyos candidatos buscaron a la sociedad, parece que enfrentaron una crisis de credibilidad en un importante sector de ciudadanos de las zonas urbanas, los más politizados, que esta vez decidieron no salir a votar.

PRD, el perdedor

En las cuentas del PRD, estas elecciones lo deberían haber “posicionado” rumbo a la elección por la gubernatura en el 2005. En su mejor escenario, tenía hasta ocho diputaciones en la bolsa. Había optimismo, tanto que en Acapulco, el escenario más favorable, decidieron cubrir su cuota de género y registraron candidatas mujeres en los dos distritos, a partir de encuestas, lo que provocó una inconformidad de precandidatos que tuvo repercusión estatal.

Simpatizantes de los inconformes, como el senador Armando Chavarría, apostaron a cobrar para después de la elección de diputados los agravios interno de lo que llamaron la imposición de candidatos, y trabajar por la unidad del partido, para salir con la mayor ventaja de la elección de diputados.

En el PRI se aceptaba tácitamente que el PRD pudiera tener el mayor número de diputaciones, y en el más prudente de sus escenarios hablaban de un empate, 5-5, en la contienda por las diputaciones.

No obstante, el PRI logró ganar seis de las cuatro diputaciones, y obtener el 40.57 de las preferencias electorales, por sobre el 38.89 del PRD, que a partir de esta referencia tendría que buscar alianzas con otros grupos y fuerzas para remontar esta diferencia, con partidos aliados tradicionales, como el PT, que tuvo el 2.25 por ciento; con grupos emergentes como Convergencia, que recibió el 4.52 por ciento de la votación, o una poco probable alianza con el PAN, que se quedó con el 6.02 por ciento.

No obstante, el PRI tendría la fuerza del PVEM, que tuvo un 3.12 por ciento de las preferencias. En este escenario, PRI y PRD saldrían con un virtual empate rumbo a la contienda por la gubernatura en febrero del 2005.

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