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Plan Puebla Panamá, en la incertidumbre por falta de inversión y resistencia civil

 * Opiniones de investigadores en la Conferencia General de Estudios Regionales de la Cuenca del Pacífico * Se afirma que este es un programa del interés estratégico de Estados Unidos en lo comercial y militar * Se busca frenar migración a la frontera norte

 Aurelio Peláez * El Plan Puebla Panamá (PPP) se encuentra en un momento de incertidumbre, en parte porque el gobierno federal apostó a que este fuera financiado por el capital privado, que no ha fluido, y por la oposición al mismo por unas 230 organizaciones sociales en los nueve estados previstos a participar en el programa, afirmó Felipe Torres Torres, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.

Durante su participación en la conferencia Potencialidades económicas para el desarrollo regional: Plan Puebla Panamá, como parte de la Conferencia General de Estudios Regionales de la Cuenca del Pacífico, de la cual es anfitrión la Universidad Autónoma de Guerrero, Felipe Torres comentó que el gobierno federal intentó invertir el proceso de financiamiento a programas de desarrollo tradicional a partir de los subsidios, y recurrir al capital privado, y en ese esquema se diseñó el PPP. No obstante, contó que de los 20 mil millones de dólares de la inversión privada del año pasado, menos del 1 por ciento fueron destinados a la región sur-sureste.

El PPP, fue creado en mayo del 2001, y al frente del mismo se designó originalmente al guerrerense Florencio Salazar Adame, ahora secretario de la Reforma Agraria. Se anunció como un programa de la Presidencia para atender el rezago de la región sur-sureste de nuestro país, y atendería los estados de Campeche, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán, además de que permitiría una integración regional con Centroamérica.

No obstante, en ese periodo, ni ha concretado la creación de una infraestructura carretera que permita el desarrollo regional, ni ha logrado que se interesen en él las organizaciones sociales. “Ahora es un Plan degradado y que es un apéndice de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Eso habla de una pérdida del interés del gobierno”, además de que los países de perciben que el gobierno mexicano ha fallado en este programa que se presentó como una alternativa de desarrollo regional.

En el panel participaron además Yolanda Trápaga Delfín, investigadora de la Facultad de Economía de la UNAM; Gabriel Terrés, investigador de la London School of Economic an Political Science, del Reino Unido; Gabriel Mendoza Pichardo, de la Facultad de Economía de la UNAM, y Emanuel León, estudiante de la maestría en Planificación Urbano Regional del Instituto Politécnico Nacional.

Yolanda Trapola, quien presentó la ponencia La integración comercial continental: México, entre EU y Centroamérica, afirmó que la región del sur sureste mexicano se encuentra rezagada y el PPP busca disciplinarla económicamente para hacerla funcional al Tratado de Libre Comercio.

Afirmó que el TLC no reconoce la complementariedad de las economías, de manera que para Estados Unidos y Canadá no hay interés en tener un trato comercial justo con esta región del país ni con Centroamérica. En el Plan no se habla de tener una agricultura competitiva ni rentable, y que para éste el mercado interno no es la prioridad, sino el exportar la mercancía, pero todo bajo la inspección de Estados Unidos y Canadá, quienes son además los que fijan los precios.

La investigadora destacó que en tanto en el país se ingresa al libre mercado sin un real apoyo a los productores, países como Estados Unidos mantienen una política de subsidios y apoyos a sus productores.

Gabriel Terrés, en su ponencia , El PPP frente a las políticas de cohesión social y desarrollo regional europeas, dijo que a diferencia del acuerdo de la Unión Europea (UE), el programa del gobierno mexicano “no garantiza la sustentabilidad ni tiene planeado construir una unión regional de ningún tipo”.

Aunque sostuvo que las experiencias de la UE no son trasplantables a otras regiones del mundo, explicó que otra de las dificultades para la aplicación del PPP es la falta de consolidación de las democracias centroamericanas, que toman decisiones coyunturales, además de la oposición de grupos sociales al mismo. Uno más es que a diferencia de la UE, no ve que países como Estados Unidos y Canadá pudieran invertir en los programas del PP, como una forma de integración regional.

Gabriel Mendoza, con el tema Evaluación de los avances del PPP, una investigación conjunta, cuestionó que el gobierno federal apueste a que este plan se desarrolle con recursos privados, “quienes van a buscar la rentabilidad y no el desarrollo social”. Comentó la oposición de las organizaciones sociales a este programa, que atiende “el interés estratégico” de Estados Unidos, en lo económico y en lo militar, y que es “un plan depredador y socialmente excluyente”.

Recordó que en los últimos años se han ido del país cientos maquiladoras y que por eso era absurdo que se apostara a la instalación de estas empresas en la región sur-sureste.

Emmanuel León, con otra investigación conjunta, Alternativas de Potencialidad y desarrollo de la región sur-sureste de México, sostuvo que el PPP era un programa para el control de los migrantes del sur del país y de Centroamérica, para que estos no llegaran a la frontera de Estados Unidos, y se quedaran en las empresas que se instalarían en la zona del Itsmo del país. En ese sentido afirmó que el plan respondía al interés estratégico del país, pero a la vez provocaría problemas de sustentabilidad, al crearse polos de desarrollo en una región que cuenta hasta ahora con la mayor reserva de biodiversidad y de reservas de agua.

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