Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Silvestre Pacheco León

CRONICA MUNICIPALISTA  

 Incendio en el subsuelo

 El rumor de que es el nacimiento de un volcán o de plano el surgimiento de un manantial de aguas termales está atrayendo a cientos de personas a la parte del fraccionamiento del Club de Golf de la marina de Ixtapa donde hace quince días los vecinos de Villas las Garzas descubrieron que está el origen de la fetidez que hace insorportable la vida en esa parte de la zona urbana.

El viernes una cuadrilla de trabajadores de la empresa BMO, subsidiaria del Fonatur se afanaba en sofocar el humo que emerge de una superficie plana como de media hectárea, tomando agua del estero del Club de Golf con el auxilio de una bomba de gasolina.

Una veintena de curiosos constataba la presencia del incendio en el subsuelo provocado por el relleno con tepetate de una amplia zona de mangles.

El incendio, el humo y la fetidez que se desprende de esa área cenagosa rellenada en la época en que se desarrolló la zona turística, ha creado un sin fin de rumores que a falta de una explicación de las autoridades competentes, se expande por toda la ciudad.

La fetidez de los gases que genera la descomposición de la turba originalmente se adjudicó al tiradero municipal que se localiza a 5 kilómetros de la zona hotelera, pues los vecinos aludían el olor a llantas quemadas. Después se descubrió el origen de la contaminación en la zona que se localiza en el costado izquierdo del bulevar que va de Ixtapa a Playa Quieta, frente a los terrenos que la empresa SIDEK comercializa en la vecindad con el campo de golf.

Desde que el problema se suscitó han transcurrido unos 15 días y desde entonces los vecinos de la zona habitacional han demandado la atención de las autoridades pero se desconoce aún las acciones que emprenderán para resolver el problema que ya está afectando al turismo, pues en determinadas horas del día y de la noche el humo y la fetidez invaden la zona de los hoteles causando malestar e incomodidad a los visitantes.

Este fenómeno se suma ahora a los grandes y complejos problemas que vive el municipio de Zihuatanejo y que se resume en la sentencia tantas veces escuchada de que “la naturaleza no perdona los errores cometidos por los humanos”.

Por desgracia la naturaleza suele cobrar el daño a quienes poco tuvieron que ver con los errores cometidos y muchas veces quienes debieran ser enjuiciados por ello ni siquiera reparan en que su irresponsabilidad tiene un costo.

En el mismo rumbo de la franja costera también pudimos constatar el daño provocado al pequeño estero de mangles en la playa Don Juan, vecino a la Casa de Visitas de Fonatur, por el llamado desarrollo turístico Watermar, mismo que arrasó buena parte de la zona de mangles e inició el relleno consabido para que los fenómenos como el ya descrito arriba se sigan repitiendo.

Por fortuna cada día son más los ojos que vigilan y cuidan el medio ambiente y sólo falta contar con funcionarios responsables que atiendan las denuncias y apliquen la ley.

En el recorrido que hicimos el viernes acompañados con personal de la Semarnat, nos quedó claro que si bien el Fonatur agrega como un plus a la venta de los terrenos con frente de playa la concesión de la zona federal correspondiente, el organismo se desentiende del uso que el comprador decide darle al área concesionada y habiendo tanta ausencia de inspectores escrupulosos en la Profepa, es común el uso depredador de la zona federal y hasta resulta una excepción que el Fonatur respete los accesos públicos a las playas en los amplios trayectos de fraccionamientos exclusivos que crecen en el litoral.

En el caso que nos ocupa, la Profepa intervino a raíz de la denuncia que provocó la destrucción de un manglar en el ejido de Pantla cuya madera saqueada fue a parar a uno de estos fraccionamientos cuya construcción es responsabilidad de un afamado arquitecto de Ixtapa. Junto a él ahora la Profepa debe dar cuenta del resultado de la aplicación de la ley a los responsables de la destrucción del manglar en esta playa de Don Juan, la primera de la escollera que sirve de entrada a la marina de Ixtapa, la misma que pronto también será privatizada.

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