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Supera Rogelio Rodríguez el mal sabor de Colibríes y apunta hacia los Tigres

 Adalberto Valle * “Hay que pensar hacia arriba, olvidar lo malo que pasó, aprender de las cosas difíciles y ver hacia adelante” es la postura del portero acapulqueño Rogelio Rodríguez, quien vivió un año complicado con el Celaya y Colibríes, mismo que concluyó con el descenso del conjunto morelense a la Primera A.

En una visita a la Redacción de El Sur, el Urco, como se le conoce en el medio futbolístico local, se dijo dispuesto a luchar por un sitio en el equipo que más quiere: los Tigres, club que es dueño de su carta.

Después de lo ocurrido con Colibríes, cuya directiva aún le debe dos meses de sueldo “sólo queda el resentimiento porque todo el esfuerzo que hicimos se tiró a la basura al no lograr la salvación. Los jugadores siempre estuvimos unidos y comprometidos con nosotros para quedarnos”, platicó.

“Cuando el capitán (Jorge Rodríguez, expropietario de los Colibríes) me dijo que nos iba a pagar y me dejó esperando porque se fue a jugar gallos, pues eso te molesta”.

Acerca del adeudo, Rodríguez mencionó que la Federación Mexicana de Futbol determinó que le será cubierto cuando se compre la franquicia, que estará en la Primera División A.

Dijo que desde la banca vivió los partidos con mayor nerviosismo, aunque aceptó el papel de apoyar a sus compañeros en cada juego.

“Lo que me molestó fue la forma en que el técnico (Sergio Rubio) me mandó a la banca (después de ser titular por varios partidos). Me hizo ver como que el único que estaba fallando era yo, porque no movió a nadie más”.

Se reporta el 29 de junio con Tigres

Mientras se viven los días de incertidumbre para los futbolistas, cuando se dan a conocer las listas de transferibles y en la espera del régimen de transferencias, que se llevará a cabo a principios de semana en Acapulco, Rogelio Rodríguez disfruta de unos días de descanso en el puerto, junto a su familia y amigos más cercanos.

“Me tengo que reportar el 29 (domingo) con los Tigres. Hasta ahora, en la lista que salió de Tigres no estoy. Pero todavía hay que esperar, sobre todo porque ya no está el Tuca, ahora hay nuevo técnico (Nery Pumpido)”.

Sobre el draft, comentó que causa mucho incertidumbre entre los jugadores.

“Yo he ido una vez nada más, cuando se hizo en Ixtapa. Y ya iba arreglado para los Tigres. Es feo ver a los compañeros sin saber que pasa”.

Respecto a la afición de Monterrey, a donde dijo, le gustaría regresar a jugar, comentó que es muy apasionada y gusta mucho del balompié.

“Allá les metieron el futbol en base a la mercadotecnia. En cuanto a lo social también vive uno bien. A mí hubo gente que me ayudó cuando estaba comenzando”.

Su trayectoria

Desde los 7 años, Rogelio comenzó a jugar en la categoría Pony.“Jugué tres partidos como delantero, pero después en la playa ya me ponía de portero”.

Después participó en los torneos de los Barrios en infantil y juvenil, quedando campeón, siempre con el equipo de Puerto Marqués, su lugar de nacimiento.

“Por esa edad, el portero que me influenció fue Adolfo Ríos”, por ello, actualmente el Urco utiliza el número 25, mismo del hoy arquero del América.

A los 16 años, el Chino lo invitó a entrenar con los Barracudas de Acapulco, en donde convivió con Samuel Mañez (qepd), Jesús Estrada (ex de Atlante) y Javier Archi Flores (del Veracruz), además de otros jugadores locales como José Antonio Roque, Mario Mondragón, entre otros.

Fue en un Nacional Sub-21 en el que representó a Guerrero, en el que un visor del Atlas detectó a Rogelio y lo llevó a entrenar a Guadalajara.

“En ese Nacional quedamos en cuarto lugar. Yo tenía 18 años. Ibamos con Salvio Macías (como entrenador). Iba el Lita (Gerardo Espinoza, jugador del Atlante), el Panky (Fernando Armenta), Mario Landeros, el Cabezón (Mario León), Rolando López”.

Ya estando con los rojinegros, reconoció que la “nostalgia me ganó, la novia y me regresé. Pensé que ya no iba a poder jugar profesional y me quedé aquí”.

Tres años más tarde, cuando estaba resignado a sólo ser uno de los mejores porteros de Acapulco y de Guerrero, Carlos Ferreira, quien entrenó a un equipo de Tercera División en Acapulco contactó con el Pichojos Pérez, director técnico del Durango de la Segunda División, quien le dio su segunda oportunidad en el balompié profesional.

“Ya tenía 21 años y me salió el chance y me fui a Durango. Llegué apenas a tiempo para probarme. Estuve una semana y me quedé. Mi primer sueldo fue de dos mil 500 pesos”, recordó.

En se segunda campaña con el Durango, ya como titular, logró el ascenso a la Primera A y en las finales, Miguel Mejía Barón, que estaba a punto de tomar a los Tigres de Nuevo León lo observó y se lo llevó como tercer portero del plantel felino.

Recordó que su debut fue en el Verano 2001 ante el Atlante, tras la lesión de Aceval, en partido que concluyó 1-1, recibiendo un gol de Carlos Casartelli, hoy con el Veracruz.

Hay que aspirar a más para llegar a

Primera División

Sobre la oportunidad que tuvo de llegar al máximo circuito, Rogelio Rodríguez, comentó que para que más jugadores de Acapulco puedan cumplir su sueño, deben “lanzarse a la aventura”.

“Hay muchas cosas en contra, La nostalgia de estar lejos, tener un poco de suerte, porque yo la tuve para poder estar jugando. Pero sobre todo, el enfadarte de jugar lo mismo, de estar aquí. Yo aquí ya era reconocido, pero llegó un momento en que me enfadé y hay que buscar nuevas cosas”.

“Aquí tengo a mi familia, a mis amigos. Me he encontrado con algunos y los saludo. Y aprovecho para saludar a todos con los que jugué y que no los he visto”.

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