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Bono Batani, creador de la época dorada del ski en Acapulco

 * Tras una vida dedicada a la promoción turística del puerto, a los 83 años sufre artritis y sobrevive con una pensión del Cetmar

 Xavier Rosado * Homobono Batani nació en Acapulco en 1920. A casi 83 años se ve aún fuerte y con una sonrisa llena de recuerdos.

De niño vivió en el barrio de La Quebrada, pero después, siendo un adolescente, se trasladó a las tranquilas playas de la bahía y en Tlacopanocha, Caleta y Caletilla, comenzó a departir con las estrellas, millonarios y socialités que llegaban en este puerto.

En 1941 aprendió a esquiar y cuatro años más tarde, cuando Acapulco se convirtió en la posguerra en refugio de europeos y estadunidenses, abrió su academia de ski acuático.

“Antes el ski era considerado un deporte, incluso yo formé a grandes campeones internacionales, pero ahora ya se hizo todo muy comercial, la gente que promueve el ski, se lleva a los turistas en sus lanchas pero nada más están viendo la forma de sacarles el dinero”, explicó Bono, como le gusta que le llamen.

Ha vivido en este puerto toda su vida, aunque ha viajado, de hecho, por todo el mundo. Enseñó a esquiar a famosos como John Wayne, Johnny Weissmuller, Errol Flynn y Ginger Rogers.

Prueba de ellos son las fotos, diplomas y recortes de periódico que muestra con orgullo y que hablan de sus triunfos como esquiador o como pescador en alta mar, donde obtuvo premios por capturar un pez vela de hasta 300 libras.

Luego habla de cuando comenzó a dar clases de ski, “Aquellos tiempos eran duros. Las lanchas eran apenas lo suficientemente rápidas para poder jalar a los esquiadores, prácticamente, tenía que instruir a los ayudantes, sujetar a los alumnos y manejar la lancha, todo al mismo tiempo”, bromeó Bono.

Ahora está retirado desde hace tres años del ski, debido a un problema de artritis, pero tiene sus recuerdos vívidos.

“Después cambiaron las cosas, en 1949 fundé el Club de Esquís y un año más tarde participé en el torneo mundial de ski en Cypress Garden, Florida. Ya en 1952, la afición era suficiente como para hacer de Acapulco la sede de un torneo internacional, que le dio oportunidad al puerto de ver a los grandes campeones del ski deportivo en el mundo, que se realizó en el puerto hasta 1965”, dijo Batani.

Acerca del show de ski acuático que fundó, expresó que de Florida se trajo esa idea, al ver la magnificencia y lo espectacular que resultaba ver a los intrépidos esquiadores haciendo piruetas, pirámides, saltando rampas e incluso, remontándose al cielo con todo y esquís utilizando un parapente primario.

“Ese show se convirtió en una de las principales atracciones de Acapulco, que trajo mucho glamour a esta zona, pero luego tuve dificultades con mis socios y me separé de ellos”, recordó.

De esa época surgieron grandes estrellas del ski acuático, como Alfredo Mendoza, alumno suyo que llegó a ser campeón mundial en el torneo de Florida.

Entre sus alumnas también estuvieron la princesa Soraya y la princesa Fátima, hermanas del Sha de Irán, así como el hijo de John Fitzgerald Kennedy, el fallecido John-John.

En playas internacionales

Gracias a las múltiples conexiones y amistades que fomentó con gente de renombre de todo el mundo, Bono tuvo la oportunidad de visitar muchos países, de Europa sin desembolsar un solo centavo.

Estuvo en las playas más sofisticadas y famosas de Europa, enseñando a esquiar a príncipes y reyes, entre ellas Niza, Cap D’Antibes, Cannes, Cote D’Azur, las Canarias y Montecarlo.

También visitó Hawai, Honolulu, Maui, Nueva York, Florida y muchas otras playas y lagos en California.

“Ninguna de esas playas se comparan ni remotamente con las de Acapulco, aquí se puede esquiar todo el año y es muy tranquilo el mar porque gracias a la formación de la bahía, no hay corrientes peligrosas. Allá es cuestión de los meses de temporada, por que luego hay un frío que ni los pingüinos desafiarían”, señaló.

Como un experto del ski, confesó algunos secretos que se deben considerar para este deporte, “es una cosa de coordinación, de ritmo. A simple vista, se puede decir si una persona tiene facultades o no. Claro que todos pueden aprender, pero unos tardan más tiempo que otros”.

Bono creó una técnica innovadora en su época, que aún se utiliza en las escuelas de esquí, en la que a sus alumnos los sujeta por los tobillos hasta lograr que éstos se incorporen.

“La salida es lo más difícil, es lo que más golpes ocasiona, yo he visto cómo otros instructores sujetan a sus alumnos por los brazo o por la cintura, pero todo el peso y el equilibrio, está en los tobillos, ahí es donde debe haber firmeza y estabilidad. Así se les da confianza a los principiantes y una vez que logran incorporarse, ya no se tienen que agarrar de nada”, explicó.

Bono proyecta en su personalidad, parte de la apostura y fortaleza que le ganó tantas amistades y triunfos en el pasado.

Hoy vive en el muelle junto a la rotonda de los hombres ilustres, tiene una pensión del Centro de Estudios Tecnológicos del Mar de la SEP, pero aún conserva su negocio de actividades marinas recreativas como la natación, buceo, windsurf, vela, ski acuático y pesca deportiva.

Aún conserva la esperanza de que Acapulco vuelva a brillar en el jet set internacional como fue en las décadas de los cincuentas y los sesentas y tiene un proyecto para convertir a la zona del malecón en un gran escenario, donde se presente un espectáculo de esquis, retomando las grandes glorias de este show que tanto auge trajo para el puerto.

“Todas las empresas turísticas podrían colaborar con una aportación mínima mensual para que la entrada de este show fuera completamente gratuita y con el espectáculo, dar a Acapulco una proyección internacional, como los grandes centros turísticos de Estados Unidos y Europa”, opinó.

Después de caminar por sus dominios, donde él mismo reconstruyó el muelle debajo de la rotonda de los hombres ilustres, regresa a su cabaña frente al mar, el mismo que lo hizo una figura en la historia de este centenario puerto.

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