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Los reportes de contaminación en Azueta, desde los gobiernos del PRI

 * Durante las administraciones de Eric Fernandez y Jorge Allec Galeana hubo advertencias sobre el vertimiento de aguas jabonosas en La Boquita y del aumento de coliformes fecales en el estero Las Salinas  

Maricela Santos, corresponsal, Zihuatanejo * Reportes de los estudios de calidad de agua de la bahía de Zihuatanejo de los últimos cuatro años revelan que en anteriores gobiernos municipales la Subdirección de Contaminación Marina de la Secretaría de Marina (Semar) había alertado del incremento de los índices de contaminación.

El monitoreo más reciente de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), levantado el 25 de abril, indica que la calidad del agua se mantiene en los límites permisibles para uso recreativo, pero los registros de la calidad fisicoquímica y bacteriológica de la bahía, del Instituto Oceanográfico del Pacífico de la Semar, revelan que desde los gobiernos priístas de Eric Fernandez y Jorge Allec Galeana hubo advertencias constantes respecto al incremento en el vertimiento de aguas jabonosas al canal de La Boquita y del aumento de coliformes fecales en el estero de Las Salinas y otros puntos de la bahía, que hacían que la calidad del agua no fuera apta para la protección de la vida acuática en ambientes marinos.

El contenido de los informes varió, sin embargo, a partir de octubre del 2002, e incluso el tono del diagnóstico de los resultados fue más directo, pues para el 22 de noviembre indicaba simplemente que había “condiciones alteradas en las variables fisicoquímicas y bacteriológicas el agua en la boca del estero de La Salinas. Principalmente este cuerpo costero recibe aguas residuales sin tratamiento proveniente del casco urbano asentado a su alrededor”.

Los informes de 1999, todavía dentro del periodo del ex alcalde priísta Eric Fernández Gómez, observan que los coliformes fecales excedían los niveles marcados para aguas de uso recreativo en todas las estaciones costeras y que entonces los mayores índices estaban en la desembocadura del Canal La Boquita, frente al hotel La Casa que Canta y los esteros Las Salinas y La Ropa. Alertaba entonces que la calidad sanitaria “puede poner en cierto riesgo la salud de los bañistas y contaminar los productos que se extraen de sus aguas”.

Un reporte del 14 de octubre indica que “nuevamente” se encontraron “pocos cambios en el último año como para determinar alguna mejora en la calidad del agua”, y que las principales fuentes de ingreso de bacterias coliformes fecales, material orgánico y sólidos era la desembocadura de Las Salinas y el Canal La Boquita.

Entonces se indicaba que, “desde el punto de vista bacteriológico, ambos lugares son consideraros no aptos para uso recreativo ni para la pesca, debido a que ponen en riesgo la salud de las personas que utilicen sus aguas y subproductos”. Desde entonces conminaban a hacer reuniones interinstitucionales para resolver el problema y tomar “alternativas de solución y mitigación tendientes a mejorar la calidad ambiental, estética, de salud y calidad de vida de los lugareños”.

Informes de julio, agosto y septiembre del 2002, firmados en Manzanillo, Colima, por el subdirector de Contaminación Marina, Fausto Arce Duarte, y el subdirector de Oceanografía, Humberto Pérez Ortiz, del Instituto Oceanográfico del Pacífico, revelan que las estaciones estaban dentro de los límites para uso recreativo pero que excedían los límites para la vida acuática, no obstante que reportaban que “la presencia de bacterias coliformes fecales estaban fuera del límite permisible en el estero Las Salinas, el canal de desagüe (de La Boquita) y en el hotel La Casa que Canta”.

Pero los informes de la Semar de octubre y noviembre del 2002 revelaban que los coliformes fecales estaban fuera de norma para uso recreativo y que uno de los sitios donde se habían encontrado niveles aceptables era el morro de playa Las Gatas.

Observaba ya entonces que los resultados demostraban el ingreso de aguas residuales jabonosas y que “este exceso ocasiona alteraciones negativas y puede provocar el crecimiento descontrolado de microalgas y en consecuencia de la aparición de marea roja”.

Exhortaba ya a “canalizar las aguas residuales hacia la planta de tratamiento, tratarla y manejar un uso alterno (riego de áreas verdes), evitando liberarla en la bahía”.

Fue hasta el 16 de abril cuando se tomaron medidas luego de cuatro años de indicaciones de los reportes de la Semar y, hasta entonces, la Semarnat colocó una bandea roja de riesgo sanitario, que fue retirada los últimos días de mayo, luego de que un muestreo levantado el 25 de abril reveló una disminución de los índices de contaminación en las aguas para uso recreativo.

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