Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Jaime Castrejón Diez

Voyerismo y política

 Con el revuelo que se ha armado con la aparición de dos libros relacionados con la primera dama del país y con el concepto de uno de los autores Olga Wornat de que la vida privada de quienes están en la vida pública, es también pública. Tenemos que entender qué es lo que está pasando.

En la década de los ochentas se empezó a hablar en medios políticos y sociológicos del fenómeno de alta visibilidad. Este fenómeno era considerado como un instrumento que estaba naciendo para proyectar personalidades del mundo artístico, de negocios y de la política. Pero, poco a poco esto fue tomando un rumbo distinto, empezó a haber una gran avidez por noticias, especialmente las indiscreciones, pero también las actividades de personajes en distintas situaciones de la vida.

En los primeros estudios se hizo una escala de la verdadera pirámide de participantes que empezaban desde los consumidores invisibles, aquellos que no opinan, pero que asimilan el mensaje después los que podríamos llamar los mirones (voyeurs) y en la punta de la pirámide estarían los explotadores.

Yo creo que en este momento debemos considerar que estamos en estos dos extremos de la escala, los explotadores naturalmente son los medios de comunicación que a través de los libros, programas, noticieros, obtienen una utilidad por esta avidez por información que tienen tanto los que podemos llamar los mirones(voyeurs) y hasta los consumidores invisibles. Y esto se ha venido acentuando con la evolución de los mensajes de los medios hacía el público. También son explotadores los políticos.

Uno de los cambios importantes, es el haberse alejado de ciertas normas en las cuales se respetaban las investiduras. En los Estados Unidos donde empezó este fenómeno se sabe que el presidente Harding tenía a su amante viviendo en la Casa Blanca y después ha habido presidentes con amantes como Roossevelt, Eisenbower, Kennedy; pero las indiscreciones se supieron después de que ya no tenía la investidura, cuando habían vuelto a recuperar su privacidad. Pero esto cambió durante una campaña política en la que Gary Hart perdió su candidatura debido a una indiscreción con una amante, el caso del ministro Profumo en Inglaterra fue muy sonado, y de ahí en adelante los gobernantes empezaron a ser escrutinados muy cuidadosamente por los medios de comunicación. En Francia era bien sabido que Francois Miterrand tenía una amante, pero los franceses no encontraban en esta relación ningún motivo de escándalo, a diferencia de la actitud de los americanos con Clinton. En otras partes sí ha sido motivo, si no de escándalo sí de la curiosidad general de la población.

El medio social se ha transformado, en parte la influencia de los medios, lo que habría que estudiar. El voyerismo que estamos viviendo actualmente empezó a ser popularizado en otras partes del mundo con los llamados reality shows del mundo desarrollado, pasando por países intermedios, también llegó a nuestro ámbito que se inspira y a veces imita lo que se da en esos países desarrollados. Así tenemos casos de voyerismo claro, como es el programa Big Brother, que la gente se mete a ver la vida diaria de personajes, que los escudriñan en su vida más íntima.

En este sentido el voyerismo dirigido hacia la cúspide del poder tiene otros efectos, un público condicionado a observar como mirones la vida real, encuentra fascinante que quienes conducen al país también puedan ser observados de la misma manera. En esto hay que reconocer que también la pareja presidencial ha buscado la alta visibilidad. Así vemos por ejemplo que una revista española que se dedica precisamente a mostrar la privacidad de los grandes personajes, encontró la puesta abierta en la casa presidencial de Los Pinos y en muchas instancias la primera dama se puso en los reflectores, adquiriendo alta visibilidad.

Algunos han interpretado esta alta visibilidad como un interés en ganar una candidatura y continuar el proyecto de nación de la pareja presidencial, pero en esa búsqueda va a encontrar realmente los obstáculos políticos, las críticas, los señalamientos que conlleva el tener una alta visibilidad.

Es por eso que el irrumpir en la privacidad de las gentes de estatura social, económica o política no deja de ser una intromisión. Pero también hay que diferenciar quién es víctima de la intromisión y quién la busca. Esto es algo que difícilmente va a cambiar, la sociedad ha evolucionado, ha sido condicionada a este tipo de espectáculos y eso es lo que estamos viendo: el haber convertido la política y la vida de los políticos en espectáculo.

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