Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Rubén Padilla Fierro

De Costa Chica a Tierra Caliente  

Los del terruño nos hemos acostumbrado tanto a ver nuestro propio medio ambiente que no reparamos en los cambios o si lo hacemos es de manera imperceptible, superficial, sin el ojo crítico, casi sin darle importancia.Pareciera catastrofista, pero estamos destruyendo nuestro entorno a grandes pasos y nada hacemos por remediarlo, la contaminación y la deforestación ya forman parte “natural” de nuestro medio, no existe carretera, camino rural, brecha, barranca, arroyo, río o calle libre de envases de plástico de todo tipo. Como no hay municipio sin tiradero de basura a cielo abierto, semiquemado o quemándose, contaminando los mantos freáticos sin algo quedara de ellos.

Hablar de agua potable y drenaje en pueblos y comunidades es parte de un acariciado sueño, y de plantas tratadoras de aguas residuales como de rellenos sanitarios es utopía. Los mercados y rastros municipales representan puntos negros pendientes de atender tanto por autoridades como por pasivos interesados que no se comprometen y esperan soluciones mágicas.

De aquellos paisajes selváticos y elevaciones, cerros y montañas llenas de árboles solo quedan superficies devastadas, llanas, polvorientas, sin vida, impermeables, incapaces de filtrar el agua necesaria para llenar los mantos freáticos. Ríos, lagunas, arroyos contaminadas y secos o semisecos, contribuyen tanto a provocar ambientes áridos como al cambio de clima que ya resiente todo ser viviente, la mortandad de ganado y aves lo constatan.

Se agudiza con ello la pobreza, la falta de oportunidades, la migración obligada y hasta los hechos delictivos. Lo que antes eran importantes graneros para el estado y el país, hoy su producción no alcanza ni para el autoconsumo. Las escasas zonas con suficiente agua, criminalmente son contaminadas con basura y aguas negras en ausencia de una política de estado que lo impida.

Aunado a la destrucción del medio ambiente siguen presentes los males ancestrales, el rezago en el desarrollo y la caída de rubros para los cuales existen recursos pero que no se emplean. En estas zonas como en el resto del Estado, las carreteras están descuidadas y sin mantenimiento, las vías secundarias son de terracería, sin puentes y con deslaves, a las primeras lluvias dejan aislados a grandes sectores de la población con las consecuencias ya conocidas, en gran cantidad de municipios y pueblos no existe una red de comunicación alámbrica o inalámbrica a la mano como la hay en los centros turísticos.

Si de escuelas se trata, toda la estructura escolar, cuando existe, está deteriorada en sus edificios como en su planta laboral, sólo la cooperación popular y los padres de familia permiten pintar y hacer obras complementarias, en el área rural los maestros cuando acuden lo hacen 2 veces por semana en detrimento de los alumnos que terminan abandonando los estudios e incorporándose obligadamente al trabajo del campo que yermo e improductivo los obligará más tarde a emigrar.

Si el presidente Fox piensa que por decreto toda la población tendrá derecho a la salud y si dentro de los mas de 300 hospitales de la infraestructura en salud que acaba de inaugurar están incluidos los de nuestro estado, sus habitantes seguirán muriendo de desnutrición, diarrea, piquete de alacrán o parto, padeciendo la omisión y simulación, la corrupción que en salud los auténticos trabajadores están denunciando en medios, tanto a directivos como al sindicato.

A lo largo y ancho del estado, la red hospitalaria y centros de salud existe enorme desabasto de medicamentos e insumos para la salud, también elementos auxiliares de diagnóstico, que facilitan las corruptelas, cobros excesivos o simulados por los cuales no se extiende recibo. Cascarones en lugar de hospitales integrales nuevos se encuentran entre otros en Atlistac, Tlapa y Tixtla donde con espectaculares anuncios se publicita la obra pública por varios millones (¿?). Abandonada por meses o años, sin fecha para equiparlos, contratar personal capacitado, dotarlos de los necesarios insumos y medicamentos, laboratorios e imagenología que permitiera hacerlos eficientes, inaugurarlos y hacerlos operar.

Eso, tendrá que esperar aún algunos años, habida cuenta de la falta de recursos que aduce siempre la Secretaría de Salud Estatal. En tanto la contraloría del estado se duerme en sus laureles y las comisiones respectivas en el congreso local siguen sin abrir averiguación alguna.

Ante este panorama no se justifica el dispendio de recursos que sobre todo en épocas electorales el gobierno del estado despliega en medios festinando pírricos éxitos, cuando los grandes temas siguen como lastre anclándonos en el subdesarrollo, y si la ciudadanía no termina por despertar y permite que verdugos y caciques como el cachorro, y el de Costa Chica lleguen al Congreso este 6 de julio, seguiremos comiendo la misma sopa que a muchos ya nos hartó.

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