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Políticos del PRD y del PAN ocupan el espacio que dejó el PRI en el Acapulco Fest

Ricardo Castillo Díaz * La pluralidad llegó hasta el Acapulco Fest 2003 en el que la incipiente clase política que surge en el desplazamiento político del PRI, dejó ver que también se estremece con las estrellas de televisión.

Políticos que vienen de la oposición guerrerense se placean en el evento de Televisa como lo hacían los que antes tuvieron el poder. Aquí quedan a un lado las diferencias: perredistas y panistas aplauden por igual –unos con más, otros con menos, pero todos con visible emoción– a los que El Canal de las Estrellas hizo inalcanzables y que presenta como tales el miércoles en el tercer día de su festival. Es esa nueva clase política que viene de una lucha contra el Goliat que representó el PRI.

Por ahora el alcalde perredista de Acapulco, Alberto López Rosas viene corriendo de una reunión con el superintendente de la Comisión Federal de Electricidad, Gabriel Pérez, con quien habló de obras y proyectos de la paraestatal en la ciudad.

López Rosas se ubica en primerísima fila. A su izquierda su esposa, la presidenta del DIF municipal María Eugenia Díaz, y a su derecha la secretaria de Fomento Turístico, Guadalupe Gómez Maganda, a quien un broche de plata con la forma de un chapulín –precisamente como llaman en la política a los que brincan de un cargo a otro– adorna su vestido rojo.

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Son los tiempos del cambio, podrá pensarse. Tanto como para ver en la misma línea a los del PAN. Y no porque sean los representantes del cambio sino porque antes este evento en el Teotihuacan parecía reservado para los del PRI, para sus seccionales y para los mandamás.

Bien podría decir uno de esos anuncios del gobierno federal, que hoy, hoy, hoy, esto ya cambió. Basta ver a Marcos Efrén Parra Gómez, apenas tres lugares al lado del presidente municipal del PRD.

De planchado impecable, el delegado de la Secretaría de Economía, ex presidente estatal del PAN, ex alcalde de Taxco y ex diputado federal, como que se siente en ambiente. Por algo habrá recibido apenas el mes pasado Las Palmas de Oro, que entregó el Círculo Nacional de Periodistas en una ceremonia que se llevó a cabo en el Centro de Espectáculos El Gran Forum, de la ciudad de México, donde se codeó con María Victoria, Laura Flores, Arturo Peniche, Ninel Conde, Monserrat Olivier y Jaqueline Andere.

Por varias razones en el Acapulco Fest es la noche de las mujeres. Al tiempo en que Lupita D’Alessio interpreta sus canciones de siempre. La delegada del Instituto Nacional de Migración (INM), otra panista también ex diputada federal y ex dirigente estatal de su partido, va con su familia. Más discreta, Gloria Ocampo Aranda se acomoda en los primeros lugares, con su esposo y su hija. En el otro extremo, la ex (¿?) priísta Guadalupe Gutiérrez Fregoso, delegada del ISSSTE en los tiempos de Ernesto Zedillo, delegada de la Profeco en el actual periodo de Vicente Fox.

Para entonces, López Rosas festeja el “chinga tu madre” que en una de sus canciones, fuera del micrófono, la D’Alessio le dirige a los hombres que describe en sus temas musicales. Durante un minuto el alcalde le aplaude de pie, con todo el público. Como ya es costumbre en sus shows, la cantante se pone a llorar. E interpreta su éxito Hoy voy a cambiar.

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El cambio sigue siendo en el panorama político y entre las cinco primeras filas también se encuentra René Lobato Ramírez, el vicecoordinador de la fracción parlamentaria del PRD en el Congreso local. Al dirigente de la corriente que encabeza a otro cantante, estrella también de este festival, Félix Salgado Macedonio, sólo se le vio entretenerse con los chistes del comandante Fidel Castro, que contó el comediante Teo González en los intermedios.

Detrás de Lobato está otro cliente del Acapulco Fest. Es el director del Comité Administrador del Programa Estatal de Construcción de Escuelas (CAPECE), Enrique Galeana Chupín, a quien en 1999 se le vio por aquí como representante del Poder Legislativo local, entonces como coordinador del Congreso del Estado y diputado del PRI.

Un tímido Galeana Chupín no se para a bailar, pero golpea las palmas de sus manos en sus rodillas al compás de las canciones de Emmanuel. El priísta encargado de la rehabilitación de planteles educativos y de construir nuevos, poco a poco se desinhibe, y al final destapa sus gustos por lo grupero: con la güerita norteña Alicia Villareal, el funcionario renejuarista aplaude a izquierda y a la derecha, izquierda, derecha. Canta y se balancea desde su sitio, al ritmo de banda. “El tiempo pasaaaaa… y no te puedo olvidaaaar”.

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La agenda social de un miembro de esta nueva clase política no es fácil. A su salida, López Rosas se da su tiempo para saludar, pero lleva prisa. Lo esperan en la reinauguración del Salón Q, que cambió de nombre. Allí cortará el listón y entregará un reconocimiento al imitador, también de Televisa, Julio Zavala.

A distancia observa al alcalde su coordinador de asesores, el neo perredista Ramiro Solorio Almazán, único funcionario que lo acompaña.

Si esto lo viera, qué pensaría el ex canciller Jorge Castañeda, quien apenas planteó que Fox no asista “al Día del Niño mañana, al Día del Ingeniero, al Día de la Fuerza Aérea, al Día de la Marina, al Día del Compadre, al Día de la Comadre, a 48 mil actos todos los días, donde hace acto de presencia, se echa un rollo, se cansa y no está gobernando”.

Claro que se refería a Fox.

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