Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

* María de la Luz Núñez Ramos* *

Conformar una red  de monitoreo de riesgos en Acapulco

Acapulco es belleza, clima, mar, playas, bahías, lagunas y ríos, arenas. Acapulco son sus hoteles, restaurantes, centros de recreación, salones de baile, sus discotecas. Acapulco es un destino asociado al placer, al amor y a la felicidad. Esto somos.

Por lo anterior, Acapulco debe ser un destino seguro. Nosotros: gobierno y sociedad debemos estar preparados para recibir a nuestros visitantes con una casa limpia, ordenada, hermosa, segura, transitable, saludable, placentera, confortable, caminable.

Nosotros gobierno y sociedad debemos estar preparados para que nuestra casa sea para los acapulqueños hogar seguro,  limpio, ordenado, hermoso, transitable, saludable, placentero, confortable.

El gobierno municipal intenta asumir su responsabilidad en ambos aspectos: para con los visitantes y para los habitantes.

Es imprescindible una real, genuina y sincera colaboración y coordinación entre los tres órdenes de gobierno.

Hoy nuevamente se coloca en la agenda nacional un conjunto de modificaciones legales para restituir a los ayuntamientos facultades y competencias de gobierno en todo cuanto ocurre en su ámbito. Los diferendos y controversias algunos tienen su originen en la falta de voluntad política de entendimiento y la mayoría son ocasionados por fallas en la arquitectura constitucional y jurídica que todavía mantienen a los ayuntamientos como órdenes de gobierno menospreciados. Este es el meollo del asunto y lo es sobre todo en protección civil.

Acapulco es de manera natural espacio de riesgo. Desde la misma tradición nuestro origen está asociado a la furia de los elementos naturales; a las tormentas y vientos huracanados. Por ubicación estamos en el corazón de la falla sísmica de Cocos y la de San Andrés. En Acapulco la tierra se sacude con frecuencia, las lluvias abundantes típicas y atípicas, las tormentas tropicales, los ciclones, los huracanes se suceden con temporalidad; pueden ocurrir maremotos, terremotos y todo tipo de desastres.

Gracias a las más modernas tecnologías hoy es posible preveer algunos eventos. Muchos otros son todavía imprevisibles. Algunos desastres naturales, no son tan naturales, son producidos por la acción del ser humano que actúa en contra de sí mismo, por irresponsabilidad, por la pobreza o por la impunidad.

La memoria fresca del Paulina y la frecuencia de los movimientos telúricos nos mantiene en alerta constante.

Algo hemos avanzado.

Tenemos organizado y con una operación todavía incipiente el Consejo Municipal de Protección Civil.

Poco a poco se extiende la necesidad de una amplia cultura de solidaridad, protección colectiva y autoprotección.

Los medios empiezan a desempeñar un papel de informadores, hacedores y propagadores de normas y conductas responsables con la sagrada naturaleza y con el ser humano.

Disponemos ya de las normas municipales, estatales y nacionales de Protección Civil.

Contamos con el programa Ciudadano Vigilante que debe relacionarse con esta función.

Recientemente hemos recibido algunos mensajes que no debemos soslayar.

En la protección de la gente no cabe la indolencia, ni la irresponsabilidad. En esta materia no hay lugar para la impunidad.

Aquí en Acapulco tenemos detectados los focos en alerta roja, como el estado de algunos edificios en El Coloso, la nave principal del mercado central, la falta de medidas de seguridad en algunas discotecas, la carencia de equipo suficiente para el cuerpo de Bomberos que realiza una titánica labor; el alarmante dato de que son casi 1000 las familias que moran en viviendas de alto riesgo, en barrancas y lomas, la facilidad con la cual algunos particulares y empresarios pretenden arrebatarle a la naturaleza áreas que le son propias, construyendo modificando el uso de suelo y sin tomar en consideración el impacto ambiental; el almacenamiento y el trasporte, la venta clandestina de mercancías peligrosas (explosivos, cohetes, juegos pirotécnicos) el transporte ilegal de materiales peligrosos y el manejo sin control de desechos tóxicos; la acumulación de basuras en los cauces de ríos, arroyos así como en las calles mismas son algunos botones de muestra de lo que sí es evitable.

El gobierno es el principal responsable de ejecutar el conjunto de acciones de previsión y protección ciudadana.

Tenemos la obligación de aplicar la ley sin contemplaciones. Desplegamos con mucho vigor todos los esfuerzos de diálogo pero en algunos casos no podemos titubear. De hacerlo y en caso de producirse algún desastre de los de previsibles y evitables consecuencias incurriríamos en complicidad culposa.

En la esfera de la protección civil es posible y necesaria una concertación general de acciones y esfuerzos, de recursos entre los tres órdenes de gobierno, los poderes, los legisladores, los medios de comunicación, el sistema educativo, la sociedad en su conjunto.

Los desastres y los siniestros no tienen palabra de honor y no saben de distingos partidistas, religiosos, sociales, ni raciales o étnicos.

Por eso solicitamos unir nuestras acciones en pos de la sagrada misión  de proteger a los visitantes y a nuestros  ciudadanos y habitantes.

En el municipio de Acapulco vamos a convocar para conformar una muy amplia red de monitoreo de riesgos; una red de reacción social inmediata ante cualquier situación de peligro. Para denunciar sin temor y con alto sentido de responsabilidad cívica las bodegas y expendios, pero sobre todo a los introductores y traficantes de mercancías ilegales y peligrosas.

De manera especial hemos invitado a las autoridades educativas de todos los ramos y niveles, a los maestros y estudiantes a crear y divulgar una adecuada cultura de protección civil, a organizar responsablemente  simulacros de diferente tipo.

Solicito de las iglesias, de todas y en todas realizar una cruzada de protección civil. Ruego a nuestras fuerzas armadas destinar tiempo y recursos naturales y humanos en las labores de previsión y protección. Reclamo de las autoridades federales y estatales actuar conforme a derecho y cumplir con su responsabilidad. Exijo del Infonavit una inmediata y urgente revisión y reparación de los edificios del Coloso.

Necesitamos revisar el estado en el cual se encuentra la infraestructura rural y urbana educativa y habitacional para elaborar el atlas municipal de riesgos y el catálogo de medidas de protección civil.

Evitemos las invasiones que ponen en riesgo a la gente y al hábitat, todos debemos entender que contra y con la naturaleza y sus equilibrios ambientales no se juega, que una buena cantidad de los denominados desastres naturales no son tan naturales. Somos parte, una más y la más depredadora de la naturaleza misma.

Construyamos de acuerdo a las normas, vivamos en armonía y apegados al Estado de derecho.

 

* Ponencia en la Reunión Regional de Protección Civil para la Temporada de Lluvias y Huracanes 2003, el 14 de mayo.

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