Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Tomás Tenorio Galindo

OTRO PAÍS

 

*EL PRI y Los Pinos por la gubernatura

La presunción de que el PRI podría tener en sus manos la gubernatura de Guerrero se fundamenta no solamente en la división de la izquierda, sino también en el hecho de que el gobierno federal ha tendido una red en la que se halla atrapado el PRD.
Así como el destino del estado fue amarrado al presupuesto de 67 mil millones de pesos del Plan Nuevo Guerrero, también el destino de la gubernatura se encuentra atado a ese proyecto que finalmente es del PRI, no del PRD ni de la izquierda, y que implica el desarrollo de grandes negocios situados lejos del interés primordial del pueblo guerrerense que es salir de la pobreza y abatir la inseguridad.
Por ese motivo la sucesión del poder en el estado empezó a girar en torno a los intereses reflejados en esas inversiones previstas para los próximos años, como la construcción de la presa La Parota, el más codiciado de todos los proyectos. En consecuencia, desde la perspectiva del gobierno federal del PRI, el Plan Nuevo Guerrero necesita un gobernador identificado con esa estrategia: o un priísta, o un priísta disfrazado de perredista.
Todo se mueve bajo el impulso de esa ecuación impuesta por el presidente Enrique Peña Nieto durante la emergencia originada por las lluvias del año pasado. Obsérvese, por ejemplo, la campaña emprendida por el gobernador Ángel Aguirre Rivero contra la Policía Comunitaria y el movimiento de rechazo a la presa La Parota, cuya evidente finalidad es suprimir de la escena pública la oposición social a la hidroeléctrica. Esta operación que ha llevado a la cárcel a dirigentes del Cecop y de la CRAC es similar en su mecánica a la batida encabezada el año pasado por Aguirre Rivero para contener el movimiento magisterial que se oponía a la reforma educativa.
La inexistencia de un proyecto real de la izquierda para el estado de Guerrero, y la profusión de políticos chatos incapaces de ver más allá de sus intereses de facción, crearon el entorno ideal para la estrategia del PRI. Ilustra esta grave carencia el hecho de que hoy la prioridad del gobernador Aguirre Rivero sea heredarle a su hijo la alcaldía de Acapulco, motivo que muy bien podría haber puesto en la mesa de negociación con el gobierno federal a cambio de entregar el gobierno.
El PRI se propone recuperar el control de Guerrero, y según puede juzgarse por el empeño y la eficacia del gobierno federal para conseguir sus propósitos –como las reformas estructurales–, es de preverse que no escatime recursos para ello, se trate de dinero o artimañas políticas. El dinero ya lo comprometió, y tiene todo el poder a su favor para operar políticamente. Doblegó sin mucho esfuerzo a Aguirre Rivero y lo puso a realizar el trabajo sucio de combatir al movimiento popular.
Se comprende en este esquema el papel que aspira a jugar Armando Ríos Piter como pieza infiltrada en el PRD. El mayor apoyo de Ríos Piter en busca de la candidatura al gobierno no es el Grupo Guerrero, como ingenuamente podrían pensar algunos, sino el propio Peña Nieto. Ríos Piter es amigo del jefe de la Oficina de la Presidencia, Aurelio Nuño, quien en el Pacto por México se reveló como un eficiente gestor de las instrucciones presidenciales. Un detalle anecdótico que ofrece datos sobre la cercanía entre Aurelio Nuño y Ríos Piter, es que a mediados del año pasado fueron asaltados en la ciudad de Antigua, Guatemala, mientras asistían a un foro. Es de presumir que ansioso de mostrar cómo se codea con los poderosos, fue el propio Ríos Piter quien se encargó de hacer público ese hecho irrelevante, pues un comentario sobre el incidente apareció publicado en una columna de chismes políticos del diario El Universal.
Sin trayectoria propia, ni liderazgo ni obra alguna que lo señale como candidato del PRD, Ríos Piter sustenta su segundo intento de obtener la candidatura en una trama orquestada desde Los Pinos por Aurelio Nuño. No por otra cosa le fue permitido ofrecer un discurso durante la presentación del Plan Nuevo Guerrero a principio de año, en presencia de Peña Nieto, y se adjudica la autoría del programa. Y ello explica también que en una encuesta de la empresa Consulta Mitofsky –por varias razones totalmente carente de seriedad y probablemente falsa– aparezca con la preferencia más alta de varios precandidatos.
El PRI y el gobierno federal consiguen un doble objetivo con el apoyo que brindan a Ríos Piter: primero dividen a la izquierda, y si de casualidad resultara candidato del PRD y ganara la gubernatura, tendrían en Guerrero a uno de los suyos. Es dudoso que sea candidato del PRD, a pesar de que Ángel Aguirre parezca coquetear con apostarle a él, quizás sabedor del aprecio que suscita en Los Pinos. Pero si fuera candidato del PRD, este partido se dividiría hasta un extremo impensable, no la izquierda sino el PRD, pues esa es una de las características del ahijado político de Zeferino Torreblanca, que es el precandidato que más repulsa interna provoca dentro del perredismo (y en Morena, y en todas partes).
En ese escenario, es muy posible que la izquierda y las bases perredistas se volcaran hacia Luis Walton, el precandidato de izquierda que cuenta con más adhesión social, documentada en la victoria que obtuvo en Acapulco hace dos años, y el único que tendría la capacidad de conciliar electoralmente al PRD y a Morena en una alianza de facto.
Frente a la estrategia del PRI, que busca recuperar la gubernatura a como dé lugar con un candidato propio o con uno que simule ser ajeno, no parece que la izquierda necesite pensar mucho las acciones que las circunstancias le imponen. El PRD o es funcional al gobierno y al PRI, o rompe las ataduras que Aguirre le quiere imponer y vuelve sobre sus pasos para aliarse con Movimiento Ciudadano y Morena. Un año antes de las elecciones, las cosas están suficientemente claras.

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