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Desde fruta con chile hasta lentes de sol, la vendimia para turistas en la playa El Morro

Karla Galarce Sosa

El desfile de productos y servicios que decenas de comerciantes ofrecen a los bañistas en la playa El Morro, va desde la fruta con chile, la ropa de playa, los lentes de sol –en decenas de modelos y colores–, hasta la joyería de alpaca, que es presentada como plata, y donde abunda el regateo.
Desde el mediodía, cuando el calor del sol está en su punto, los turistas abandonan la comodidad de los aires acondicionados de las plazas comerciales  o de sus habitaciones, en hoteles donde se hospedan, y atraviesan la Costera o unos metros de concreto –entre charcos de aguas negras sobre la calle Juan de la Cosa– para llegar a la playa El Morro y rentar una sombrilla.
Las áreas concesionadas de los hoteles se distinguen por una delimitación elaborada con cuerdas y maderos, y allí sólo disfrutan de los camastros los huéspedes, mientras que en las zonas sin delimitar acuden familias que rentan toldos o más de dos sombrillas para disfrutar de las olas y ocultarse un poco del sol.
Tanto en las zonas concesionadas como en las que carecen de limitación se observa el desfile de charolas repletas de comida. En las primeras son servidos platillos adornados en recipientes de cristal y son llevadas por meseros uniformados, mientras que en las segundas las “campechanas” son acercadas por integrantes de cooperativas que entregan los platillos y bebidas en trastes de unicel.
Para quienes no compran platillos, después de las 2 de la tarde tienen la opción de comprar quesadillas de papa, queso o pescado, por 20 pesos un total de cinco piezas bien doraditas, con un baño de salsa verde y muchísima cebolla, y queso rayado para contrastar con los colores de la salsa.
Los vendedores ofrecen también bolsas de camarón seco hervido –con su chorrito de salsa búfalo incluido y si tecata de limón– aunque son pocos los que buscan esta última opción pues el calor genera desconfianza por la venta de mariscos en bolsas de plástico.

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