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Llega la noche a la Costera de Acapulco entre múltiples ofertas de recuerdos, fiesta y comida

Mariana Labastida

Se están yendo los últimos rayos de sol del sábado para dar paso a la vida nocturna en Acapulco, los comerciantes informales acomodan sus mesas en diferentes puntos en ambos sentidos de la avenida Costera. Desde la Condesa a la Gran Plaza los restaurantes y taquerías se preparan para alimentar a los bañistas que salen de las playas, y los bares y discotecas empiezan a prepararse para la fiesta.
Pasan de las 7:30 de la noche, se ven familias en busca de un lugar para comer o cenar, el color de su piel delata que pasaron el día en el sol, los vendedores de tiempo compartidos aprovechan la tranquilidad con la que caminan los visitantes para ofrecerles una visita a hoteles que ofrecen dicho sistema, así como también los vendedores de viviendas de interés social.
La mayoría de los negocios establecidos sobre la Costera invaden las banquetas para poder tener lugares suficientes para su clientela y extienden sillas y mesas; del otro lado frente a los negocios también hay mesas con bisutería de fantasía, collares, pulseras, aretes, gargantillas, y anillos son algunos de los artículos que se ofrecen a los visitantes.
También ofrecen artesanías, pulpas de tamarindo, cocadas y en el mercado de la Diana donde los vendedores invitan a todo el que pasa a entrar a ver ropa de playa o comprar algún recuerdo de su visita a Acapulco lo que llama la atención son las garzas maceteros, que están hechas con ramas y cocos en los que están colocadas una pequeña palma areca.
En la misma acera en el carril que va de la base al centro frente a la Condesa las taquerías y restaruantes en los lobbies de los hoteles tienen listas las mesas para los comensales que han empezado a llegar, en su mayoría familias con niños y adolescentes que buscan lugares familiares donde poder convivir; afuera de los hoteles los autobuses de las excursiones esperan para llevar a sus ocupantes a ver el clavado de la Quebrada.
En el acceso a la playa la Condesa los paseantes salían, sacudiéndose la área que traían en los pies para ponerse huaraches o sandalias, un grupo de jóvenes ayudan a otro a ponerse la bermuda, anda en traje de baño corto y no puede mantenerse solo de pie para vestirse, la escena se da entre risas y gritos del grupo que se divierte con la peripecia de su amigo.
Frente al bungee se empieza a juntar la gente para ver a quienes se han atrevido a subir para aventarse de las alturas, antes los espectadores permanecían de pie, recargados en la barda simulación de rocas, la cual ha sido adaptada y ahora sirve de barra para quienes deseen refrescarse y sentarse en uno de los bancos mientras consumen alguna bebida del pequeño bar que esta aun lado de las escaleras de acceso al atractivo turístico.
La condesa se a activado, los trabajadores de las discotecas están en la faena de decorar cada lugar, la mayoría con globos, en las taquerias los trompos de carne al pastor empiezan a cocerse, y hay alimentos para los diferentes gustos, un puesto pequeño ofrece esquimos y hot cakes, y a las orillas las diferentes mujeres que ofrecen en su canasta dulces, paletas, chiclés, cigarros, entre otros productos.
La noche ha caído y con ella también se empieza a ver a quienes desde esa hora, pasadas las 8, van listos para disfrutar de la fiesta en Acapulco, entre el grupo de gente, las madres apurando a sus hijos, las esposas deteniendo a los esposos para ver alguna prenda, van las chicas maquilladas y en zapatillas, también los jóvenes que empiezan a armar el plan a seguir, cenar y ¿después?, es la pregunta que se hacen mientras caminan.
A los niños pequeños los entretiene la rana de una tienda de ropa que baila al ritmo de Wepa de Gloria Estefan con dos chicas uniformadas en colores violeta, el animador ofrece pulseras para quien participe con los bailarines y se animan dos o tres adultos para animar por un instante su paso por esa parte de la ciudad.
Más adelante se van mezclando los diferentes sonidos de los bares, uno en un local y el otro en parte de la banqueta que argumentan es parte de la plaza y se ha ido extendiendo poco a poco, dejando espacio para los transeuntes.
–“Taxi”, ofrecen los conductores fuera de los hoteles.
Los visitantes no hacen caso continúan con su camino, esquivando a quienes están  parados viendo artesanías o sombreros antes de regresar temporalmente a su hotel, después de haber ido a cenar.
El tráfico disminuyó  y poco a poco, conforme también más personas caminan por las banquetas los autos nuevamente llenan la avenida Costera. El calor sigue intenso pero refresca un poco de aire que se siente, así como unas cuantas gotas de lluvia que solo espantaron a los vendedores informales que corrieron a colocar plásticos sobre sus mesas para evitar que se mojara su mercancía.

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