Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

EDITORIAL

 Diez años

 El 3 de mayo de 1993 circuló el primer ejemplar de El Sur, periódico de Guerrero. Fue entonces una aventura, y lo sigue siendo ahora, una década después, pero también una de esas experiencias por las cuales vale la pena vivir.

Desde entonces, El Sur ha transitado por cuatro épocas con claras diferencias entre sí, pero en las cuales siempre ha prevalecido el propósito de ofrecer a sus lectores un periodismo profesional, crítico e independiente que sirva al desarrollo de la sociedad guerrerense.

Pese a las adversidades, a la hostilidad con que hemos sido tratados sucesivamente por cuatro gobernadores, nuestro periódico ha mantenido su línea editorial y no ha caído en pactos secretos ni en relaciones de corrupción con los gobernantes en turno.

Al paso del tiempo se ha revelado que el extinto José Francisco Ruiz Massieu causó un daño mayúsculo al desarrollo en Guerrero de un periodismo más cercano a la sociedad que al poder, como el que ganaba fuerza en el país cuando en 1992 periodistas guerrerenses que trabajábamos en medios de la ciudad de México, con otros que lo hacían aquí emprendimos el proyecto de El Sur.

El malogrado ex gobernador elevó a rango de política de comunicación la de corromper a dueños y directivos de medios, a corresponsales nacionales y reporteros, a quienes pagaba sus silencios y tergiversaciones vía convenios de publicidad, financiamientos para la compra de maquinaria y equipo, y embutes a secas.

Si así se comportaba un gobernador que se suponía progresista, que portaba títulos académicos que lo distinguían de muchos de sus broncos e ignorantes antecesores –con la excepción de Alejandro Cervantes Delgado– ¿que podía esperarse del trato con la prensa de políticos más rudimentarios como Rubén Figueroa Alcocer, Angel Aguirre Rivero y René Juárez Cisneros?

Estos diez años han sido para nosotros de un constante hostigamiento de parte de los huéspedes de Casa Guerrero, casi siempre sutil, muy pocas veces ostensible, pero siempre presente, que no ha logrado extinguir nuestro proyecto periodístico, pero ciertamente lo ha acotado.

En un estado sin industria, sin un empresariado independiente, el gobierno del estado es el más grande empleador, la fuente principal de poder y, asimismo, el primer anunciante.

En este contexto, que el gobierno del estado mantenga a El Sur al margen de sus pautas de publicidad debe verse como un ataque a la libertad de expresión. No sólo porque así pretende asfixiarnos al tiempo que crea un cerco de hostilidad en nuestra contra que influye en el ánimo de otros potenciales anunciantes. Además, porque de ese modo lanza el mensaje al resto de los medios de que en el gobierno de René Juárez son punibles la crítica periodística, la información equilibrada y plural, la búsqueda de fuentes distintas a las oficiales, y que por eso más vale que sigan prevaleciendo la autocensura cuando no el acatamiento sin más de las líneas que se mandan desde Casa Guerrero.

La creciente presencia de la oposición perredista en el Congreso y en los ayuntamientos –entre ellos los principales del estado– no ha sido suficiente para cambiar de fondo esta situación. En los políticos y funcionarios de esta tendencia –con sus muy conocidas excepciones– predomina la idea de que el periodismo debe ser propaganda y hasta llegan a generar una animadversión hacia la crítica que los vuelve más intolerantes aun que los priístas.

No hay, además, una política de comunicación social moderna, y se mantiene el comportamiento establecido por las oficinas de prensa de los gobiernos del PRI, incluidos en algunos casos el reparto de embutes entre reporteros, la publicación de costosas fotografías en la primera plana, de la información pagada que se conoce con el nombre de gacetillas y la compra de espacios publicitarios con la idea de que esto significa comprar la línea editorial de los medios e influir en su vida interna.

Pese a todo aquí seguimos y nos disponemos a abrir una nueva etapa en la que se eleve la calidad periodística de los materiales que publicamos. La dolorosa ruptura con La Jornada y el irracional ataque de sus directivos actuales vía maniobras políticas encubiertas y diversas demandas penales y civiles –que van siendo ganadas todas hasta ahora por nosotros– nos obligó a una dinámica de supervivencia que reconocemos ha afectado la calidad de nuestros productos periodísticos.

Desde que llegamos hace 10 años El Sur ha tenido lectores. Nunca ha sido un periódico que viva de sus relaciones con el poder y del número de facturas que éste le pague, aunque nadie se interese en él ni su circulación signifique algo para la sociedad. Por el contrario, nuestros lectores han sido el oxígeno que nos ha mantenido en el cerco asfixiante levantado por quienes combaten la libeertad de prensa aliados con quienes la desdeñan. Los primeros, porque no les interesa el desarrollo democrático en Guerrero, y los segundos porque creen que es posible un cambio de gobierno sobre la base de medios de comunicación premodernos y acríticos.

Nuestros lectores se mantienen fieles, y tienden a perdonarnos nuestras deficiencias, porque están conscientes de que son menores a las de nuestra competencia. Pero debemos corresponderles con buenas entrevistas y mejores reportajes de investigación; con crónicas de sucesos de interés público; con una diversificada oferta periodística.

En el mismo sentido, debemos corresponderles con un trato respetuoso a nuestras fuentes de información, sin actitudes arrogantes de nuestros reporteros ni vetos ni prejuicios de ningún tipo.

Sólo evitando caer en los vicios de la prensa tradicional, y retomando el camino de la calidad periodística obtendremos el renovado apoyo que requerimos de los ciudadanos guerrerenses ya no solamente para sobrevivir, sino para crecer, y para hacerlo en libertad.

Confiamos en que esta solidaridad de la sociedad se hará de nuevo presente ante las medidas que El Sur tenga que adoptar para garantizar la vigencia de su proyecto periodístico. Al hostigamiento del gobierno de René Juárez Cisneros y de los directivos del periódico La Jornada no responderemos con la sumisión ni tirando la toalla ni con ingenuidades. Ni en el caso más extremo nos corromperemos, y esperamos que esta actitud sea compartida por todos los que trabajamos en El Sur. Nuestra reacción será la de hacer cada día un mejor periódico, y a esto emplazaremos a los trabajadores de El Sur de todas las áreas.

Si queremos responder a la confianza de muchos guerrerenses y a los esfuerzos y sacrificios de decenas de compañeros que fortalecieron a El Sur en sus diferentes etapas, sólo nos queda luchar. Otra salida no la tenemos considerada.

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