Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Arturo Martínez Nateras

Acuerdo Nacional para el Campo, ¿y ahora qué?

La firma del Acuerdo Nacional para el Campo es un logro de la lucha, de la perseverancia, de la protesta y de la propuesta de lo más avanzado, de lo mejor de la sociedad rural.

El texto general requiere conocimiento, divulgación, análisis responsable, estudio y sobre todo mantener la lucha por la ejecución, organizar la gestión de los compromisos y de las políticas.

Es recomendable evitar la frivolidad de quienes ni siquiera se han tomado la molestia de leer los textos para iniciar una campaña de descrédito y trivialización.

Por fortuna el Acuerdo, sus 282 puntos y el anexo presupuestal preciso están al alcance de quienes los deseen bajar de la página de Internet precisa.gob.mx. Los dirigentes nacionales, estatales y locales tienen ahora una muy espaciosa avenida para la gestión y para dar paso a la transformación democrática y la construcción de una nueva sociedad rural.

Destaco el sentido político democrático del Acuerdo y los compromisos del presidente Vicente Fox. Me permito transcribir algunos de los párrafos del discurso presidencial:

“Hoy es un día histórico para el campo mexicano. Con la firma de este Acuerdo Nacional concluimos un ejercicio democrático, inédito y ejemplar en nuestro país.

“Los participantes en las Mesas de Diálogo integraron con su talento, experiencia y pasión por la sociedad rural, un diagnóstico cuidadoso de sus problemas, de sus propuestas de solución para construir la nueva sociedad rural mexicana.

“El Diálogo de Lecumberri es señal de lo mucho que ha cambiado nuestro país.

“La sede del Archivo General de la Nación es un edificio emblemático de la historia de México. El Palacio Negro de la prisión política devino en depósito de la memoria histórica y ahora, en albergue de uno de los diálogos más importantes y fructíferos para la política y para el campo mexicanos. Por ello este diálogo es una victoria política de generaciones protagonistas de la larga marcha de la transformación democrática de México. El Acuerdo Nacional por el Campo Mexicano es fruto de un amplio proceso incluyente, respetuoso y plural, generado desde las entrañas mismas de la sociedad rural y apoyado por una Presidencia que se abre a la sociedad, que escucha sus demandas, que acepta sus propuestas y que responde con compromiso.

“Las organizaciones campesinas de productores y el gobierno logramos construir un entendimiento que inicia una nueva era: una nueva era en la relación del Estado con la sociedad.

“Sustituimos las tensiones, los desencuentros, las tentaciones por el descrédito, el envilecimiento de la política, por el acuerdo que abre el camino a un nuevo modo de hacer política.

“Esta es una nueva etapa de la consolidación democrática, basada en la promoción del diálogo para evitar que las diferencias en el campo se diriman por la vía de la confrontación.

“Las Mesas para el Diálogo fueron un ejercicio plural e incluyente, que nos ha dado una gran lección. Con este Acuerdo demostramos que valió la pena el esfuerzo realizado.

“El Acuerdo que hoy firmamos representa el paso más importante para empezar a saldar la deuda histórica con las familias rurales.

“El Acuerdo Nacional para el Campo que hoy firmamos es imprescindible para edificar una sociedad rural nueva, justa, productiva y sustentable.

“En él hemos pactado las grandes directrices políticas, financieras y de inversión, para activar programas de emergencia, para elaborar presupuestos multianuales; para identificar y transparentar los subsidios indispensables, para consolidar las áreas de producción exitosas, para apoyar decididamente a los productores medios, para comprometernos –de manera total– con los productores de subsistencia y así definir también los precios objetivo y construir la nueva educación rural y superar la marginación de las familias rurales.

“Esta política tiene dos vertientes fundamentales: uno, el fomento productivo; dos, el desarrollo humano y comunitario de las familias, de las mujeres, de los jóvenes y de los niños en el campo.

“En el campo hay mucho que hacer y ahora vamos a hacerlo juntos”.

Hasta aquí con una parte del discurso del presidente Fox

¿Ahora qué?

En Guerrero tenemos el compromiso formal pactado entre las autoridades y las organizaciones de organizar una convención estatal para el desarrollo del campo suriano.

¿Ahora qué?

 Ahora el gobernador del estado debe definir la parte de los recursos extraordinarios que destinará al campo y los alcaldes, los diputados analizar las reasignaciones adecuadas al acuerdo nacional.

¿Ahora qué?

El papel de los ayuntamientos será determinante para hacer realidad lo principal del contenido del acuerdo.

¿Ahora qué?

Ahora, por encima de todas las cosas los productores del campo, sus dirigentes, los luchadores sociales formular los proyectos para gestionar los recursos.

Por mi parte me siento altamente satisfecho y los participantes de Guerrero, todos, creo que tenemos motivos para mantener altas las banderas de lucha, para persistir en la combinación inteligente de proponer y protestar.

La inconformidad es el motor de la historia y la justiificación del alma y del ser de los luchadores sociales y políticos.

No son pocas las tesis y propuestas que logramos incluir en el texto final. Es relevante que ahora sean de consenso nacional los enfoques de nueva sociedad rural, desarrollo productivo, presupuestos multianuales, el reconocimiento de la existencia de la crisis y de la necesidad de trato diferenciado por entidad, por región, por producto; etc.

Ahora viene lo bueno.

Reitero cuanto he afirmado.

El campo no aguanta otra desilusión y otro engaño…

Quienes deseen que les envíe los textos finales les ruego escribirme y por vía electrónica se los enviaré[email protected] o en la página htp//wwwcafeacapulco.com.mx

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