Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Héctor Manuel Popoca Boone

René Juárez y Acapulco

 Desde que tomo posesión del cargo de gobernador del estado, ha existido la presunción en algunos sectores de la población, de los ambientes políticos y del medio periodístico que René Juárez Cisneros le perdió interés y cariño a Acapulco, porque en ese puerto no le fue favorable la votación y más aún cuando, poco después, la presidencia municipal pasó del PRI al PRD, en la persona de Zeferino Torreblanca.

El domingo pasado, el gobernador declaró públicamente que el municipio y la ciudad más importante de Guerrero es Acapulco. Lo hizo al inaugurar la avenida de cuatro carriles que conecta a Barra Vieja con la avenida de las naciones. Obra trascendental que apuntala firmemente el desarrollo turístico de esa zona de Acapulco a mediano plazo.

El secretario de Obras Públicas del gobierno del estado, Juan Farill, aprovechó la ocasión en su discurso, para hacer una reseña interesante y nada desdeñable de los programas, inversiones y acciones que René Juárez ha realizado, como obra de gobierno durante su mandato, en el municipio de Acapulco.

El inventario de las mismas, que no es objeto de este artículo publicitarlas, da un rotundo mentís a la consideración de la desconsideración del gobernador para con Acapulco. Que su presencia activa y protagónica en el puerto disminuyó como otros gobernadores la tenían en el pasado, es cierto; debiéndose principalmente a dos causas.

La primera de ellas es que por decoro y respeto, no ha pretendido avasallar con su persona y el poder que representa, a la figura del gobernante municipal. Tal y como el Presidente Vicente Fox lo hace en el Distrito Federal. La segunda, porque la coordinación entre gobernantes de diferentes extracciones ideológicas varía de forma y estilo mas no de contenido, sobre todo en ciudades y municipios cuyos rezagos y problemas todos compartimos en su identificación, voluntad y propósitos de resolverlos.

Ciertamente la relación del gobernador con el anterior presidente municipal de Acapulco no fue del todo tersa como hubiéramos deseado todos, en beneficio del propio municipio y del puerto. Afortunadamente no se llegó, salvo en escasos casos, a confrontaciones fuertes y directas y pesó mas en ambos la madurez política para llevársela con calma y en paz. Soberbias y orgullos mal cimentados provocaban a veces desencuentros que detenían eventualmente, y en forma momentánea, los programas conjuntos que realizamos. El caso del rastro municipal es un ejemplo. Pero nada pasó a mayores. Hoy se ve bien y es un buen ejemplo cómo René Juárez Cisneros y Alberto López Rosas salen al quite, juntos pero no revueltos, para defender a Acapulco.

Lo anterior me recuerda la ocasión cuando Vicente Fox, siendo Presidente electo de la República, visitó Guerrero y al gobernador en Chilpancingo. Ahí René Juárez nos presentó a los que formábamos su gabinete de colaboradores. Cuando tocó mi turno de presentación le dije: Señor presidente, sea usted bienvenido a Guerrero; estamos conscientes de las diferencias ideológicas que tenemos con usted, pero si a las mismas anteponemos los intereses superiores del pueblo de México en lo general y de Guerrero en lo particular, estoy seguro que podremos caminar y trabajar juntos ambos gobiernos. Así ha sido para beneficio del estado y del país.

Ultimamente la Semarnat con sus declaraciones inoportunas y poco prudentes, ha empañado ese esfuerzo y propósito. Su declaratoria pública de lugares de riego y su intención de colocar banderas rojas, en pleno periodo vacacional, en dos playas de Acapulco y en una de Zihuatanejo, pueden calificarse además de perversas y provocadoras.

Perversas porque si el monitoreo de las aguas se realizó cuatro meses atrás, como lo testimonió la Armada de México, no nos explicamos porqué hasta ahora, a unos cuantos días de empezar la Semana Santa, dan a conocer los resultados. Provocadora porque a sabiendas que perjudican a los que viven económicamente del turismo en esas playas, con insolencia, adicionalmente pretenden estacarles banderas rojas enfrente de sus negocios; creyendo ingenuamente que permanecerán impávidos e impasibles.

Sin menoscabo de la necesidad de reconocer y afrontar los problemas señalados, estos bien pudieron ser tratados con oportunidad, en forma discrecional y profesional, a través de reuniones de trabajo, que Semarnat debiera haber convocado a los otros órdenes de gobierno para tratar el asunto. Pero no lo hizo, prefirió los reflectores y el protagonismo estridente, sin percatarse que es también responsable de atender la irresponsabilidad que señalan, puesto que la Comisión Nacional del Agua cae bajo su coordinación como cabeza de sector.

Si ya hicieron daño, por lo menos que ya no lo sigan haciendo y además de indicarnos el remedio, nos den parte del trapito.

PD. Mi reconocimiento a la solidaridad y defensa pública asumida, demostrada y expresada por el arzobispo Aguirre Franco con Acapulco, en este lance contra algunas de sus playas y del turismo que en ellas se recrea y que les da de vivir a muchos acapulqueños.

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