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Sigo haciendo todo lo que he hecho toda mi vida, replica Sergio Vela

Agencia Reforma

Ciudad de México

Se ríe Sergio Vela de que esto sea su regreso. Mientras en el ensayo de Béatrice et Bénedict el elenco toma un descanso en la Sala Nezahualcóyotl, el director dice que ha seguido en el quehacer cultural desde 2009, cuando renunció al Conaculta.
“Yo sigo haciendo todo lo que he hecho toda mi vida: soy consejero artístico de la Orquesta Sinfónica de Minería, sigo siendo director artístico del Festival de Música de Morelia. Es decir, ¿cuál regreso?”
Pero, si bien es cierto que en 2010 dirigió en México La mujer sin sombra, de Strauss, que costó 10 millones de pesos, y en 2013 Parsifal, de Wagner, en Brasil, el estreno ahora de la ópera de Héctor Berlioz, Béatrice et Bénedict, coincide con su nombramiento como director artístico del Festival Centro Histórico México, lo cual le entusiasma, pero de lo que no quiere decir nada, como tampoco de sus detractores, que ven el regreso de un funcionario polémico.
“No sé a qué se refiere, pero créame que no voy a entrar en ese juego”.
Lleva una guayabera gris y un reloj rojo de plástico, como de juguete, que contrasta con las enérgicas indicaciones que daba en escena, durante los ensayos.
De pronto falló la videoproyección. “¡Cómo es posible!”, dice. Pero rápidamente recobró el buen humor, ocupó su lugar delante de la primera fila, tomó un lápiz y siguió a la Sinfónica de Minería, dirigida por Carlos Miguel Prieto.
“Vela (como director) es un hombre brillante y gentil”, comenta el actor Luis Artagnan, quien es narrador en Béatrice et Bénedict.
Vela tradujo del francés la ópera, estrenada en 1862, que hasta ahora no había sido montada en México.
“Es un sueño que yo he tenido desde hace mucho tiempo”, indica.
Berlioz se basó en Mucho ruido y pocas nueces, de Shakespeare, con nueve personajes en el espacio que queda de la sala de concierto de la Sala Nezahualcóyotl. Además de la Sinfónica de Minería, participa el coro Enharmonia Vocalis. En los papeles principales están la mezzosoprano Michèle Bogdanowicz y el tenor Ernesto Ramírez.
La comedia narra las peleas de dos personajes que en el fondo se aman, pero que dudan de la eternidad del amor.
Es también una historia con dos perspectivas sobre el amor. Una joven e ingenua y otra más consciente. ¿Que cuál prefiere? “Bueno, yo ya peino alguna que otra cana, ¿eh?”, lanza Vela. “A mí me parece que el conocimiento de la fragilidad del amor nos hace más maduros, más solidos en nuestras relaciones. A fin de cuentas se trata de reconocer que el amor es frágil como nosotros mismos, pero que, más allá de los errores, la historia del amor puede continuar”.
La ópera se presenta el sábado a las 20 horas y el domingo al mediodía en la Sala Nezahualcóyotl.

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