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Tomás Tenorio Galindo

OTRO PAÍS

*Más noticias: Cárdenas y Morena

Cuauhtémoc Cárdenas contenderá por la dirigencia del PRD, informó antier él mismo en Guanajuato, y lo que en otras circunstancias habría sido una noticia positiva, es ahora una señal más de la incertidumbre que se abate sobre el PRD y el conjunto de la izquierda. Porque a pesar de que en cualquier momento Cárdenas resulte un líder deseable para ese partido, no existen condiciones para que ingrese a una puja interna en la que lo más probable es que sea vencido por la corriente Nueva Mayoría de Jesús Ortega y Jesús Zambrano, dueños algo más que virtuales del PRD en la actualidad.
En un cambio total de posición, Cárdenas dijo que sólo espera a “que lleguen las fechas y, en su momento, sí estoy abierto a participar. Voy a buscar participar”. Explicó que perredistas de diversas corrientes le han planteado una propuesta para su candidatura que le parece “razonable, programática, tanto hacia el país como hacia el interior del partido, y en su momento habrá que seguir los trámites que establezca la convocatoria para participar en esta renovación de la presidencia del partido”.
No parece mover tanto a Cárdenas el interés de echar a Los Chuchos de la dirección del PRD, objetivo que no requiere mayor explicación, como el de erigirse en un factor que impida una sangría en el PRD provocada por el crecimiento del Movimiento Regeneración Nacional de Andrés Manuel López Obrador. Porque, en efecto, es de suponer que si Cárdenas asume el liderazgo perredista se frenaría el desplazamiento de militantes hacia Morena. (Este último escenario posiblemente conviniera a la izquierda, pues un PRD fuerte con Cárdenas y un Morena fuerte con López Obrador abrirían la posibilidad de una alianza de largo plazo y mayor probabilidad de entendimiento).
Esa conjetura se basa en el hecho de que Cárdenas es visto por perredistas como la solución para recuperar al PRD de la profunda pérdida de identidad a la que lo han llevado Los Chuchos, desencanto que de manera natural nutre las filas de Morena. Reinstalado el PRD en sus convicciones originales y acotados Los Chuchos, el partido entraría en una especie de renacimiento, en un saludable borrón y cuenta nueva. Al menos así lo sugiere el razonamiento que motivó hace un año la propuesta de que Cárdenas reasumiera la dirigencia nacional. Pero nada garantizaría que el efecto mecánico del nombramiento de Cárdenas fuera ese, o en tal magnitud que de veras impidiera la deserción que se produce hacia Morena.
El mayor problema para que todo eso tenga la oportunidad de ocurrir es que Cárdenas llegue a la presidencia nacional del PRD. Al presidente del PRD lo elegirá el Consejo Nacional, y los integrantes del consejo serán elegidos en el proceso interno del 7 de septiembre. Aun cuando en los meses recientes Cárdenas ha recorrido el país para recabar firmas en demanda de la consulta sobre la reforma energética, y por lo tanto ha tenido un amplio contacto con las bases perredistas, es incierto que esa campaña haya podido socavar el férreo control que Nueva Izquierda ejerce sobre las estructuras de mando del PRD.
Es posible que la decisión de Cárdenas haya partido de una percepción favorable sobre el resultado de la elección del 7 de septiembre y estime que Los Chuchos perderán la mayoría en el Consejo Nacional. Sin embargo, si es cierta esa posibilidad, hasta ahora es desconocida fuera del círculo de los grupos que apoyan a Cárdenas. Lo que sí es evidente es que Nueva Izquierda y Alternativa Democrática Nacional –las dos grandes corrientes que tienen el poder en el PRD y participan aliadas en esta coyuntura con sus numerosos grupos locales tributarios– cuentan con la capacidad corporativa para volcar a los perredistas hacia sus candidatos. Si la elección fuera abierta a la sociedad, no hay ninguna duda de que Cárdenas avasallaría a Los Chuchos y aliados, pero no es así.
Por esa razón no tiene sustento, o al menos no se ve, la confianza de Cárdenas en que el 7 de septiembre Los Chuchos y Alternativa Democrática Nacional serán vencidos y perderán su hegemonía en el Consejo Nacional. Un Consejo Nacional afín a Los Chuchos como el actual cerraría las puertas a un acuerdo de unidad como el que había vendido planteando Cárdenas, y en una votación Carlos Navarrete sería ungido sin el menor titubeo. La declaración de Jesús Ortega el domingo pasado –que si Cárdenas quiere ser el dirigente deberá contender como los demás aspirantes– significa una contienda en el terreno y los términos de Los Chuchos. Habría sido distinto si la presidencia hubiera sido abierta para que votaran todos los perredistas.
Nada de todo lo anterior es desconocido para el ingeniero Cárdenas. El anuncio de su determinación de entrar a la contienda estuvo precedida por las declaraciones fulminantes de Jesús Ortega y por la noticia sobre el temprano afianzamiento preelectoral de Morena, que es una muy mala noticia para el PRD. Quizás pesa en su ánimo ver cómo la obra de su vida es envilecida por un grupo carente de ética y moral, y amenazada por un hijo político suyo. Como fuere y sentimentalismos aparte, es comprensible y compartible el gran esfuerzo que Cárdenas realiza para rescatar al PRD de los intereses facciosos que lo hundieron en la transa y en la irrelevancia pública. Y es sintomático de la crisis del PRD, que sea él la figura en la que se apoyan algunos grupos para intentar sanarlo de la enfermedad de Los Chuchos. Porque no hay nadie más.
Pero si como es de preverse Los Chuchos confirman su poderío, dan un revés a Cárdenas y colocan a Carlos Navarrete en la dirección nacional del PRD, entonces no solamente se profundizará la crisis en ese partido, sino que ésta será bien merecida y la izquierda hará bien en voltear hacia Morena.
El partido de López Obrador, por su parte, a un mes de su nacimiento formal y en el contexto de los problemas del PRD, tiene ya el 7 por ciento de las preferencias electorales del país, de acuerdo con una encuesta del periódico Reforma publicada el 6 de agosto. El PRI tiene hoy 40 por ciento de la intención del voto, el PAN 22 y el PRD 16 por ciento. Movimiento Ciudadano cuatro y el PT tres por ciento. Para Morena esa es una gran noticia. Aun cuando el PRI y el PAN tengan 62 por ciento juntos, el 30 por ciento que reúnen los partidos de izquierda es un significativo mensaje de la población. Por si alguien lo quiere entender.
López Rosas, precandidato
Tienen razón los partidarios de Alberto López Rosas en plantear su inclusión en los escenarios previos como aspirante a la gubernatura de Guerrero por el PRD. Desde luego en su momento se examinará aquí esa aspiración, como la de todo el pelotón de precandidatos que está formado en ese partido.
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