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Desestima Aguirre Franco la advertencia de Semarnat por contaminación en playas

 * Fue inadecuada la forma en que el gobierno federal hizo público el problema, insiste

 Ossiel Pacheco * El arzobispo de Acapulco, Felipe Aguirre Franco, desestimó el llamado de la Semarnat a no poner en riesgo la salud de los turistas, y dijo estar dispuesto también a darse un chapuzón en Caletilla o Tlacopanocha, señaladas por la dependencia como de riesgo sanitario.

Pero después el prelado católico dijo que él no se dará un chapuzón, como lo hicieron el gobernador René Juárez Cisneros y el alcalde Alberto López Rosas, porque se lo da con “el santo calor” que hace dentro de la catedral.

No obstante, amagó con ir a bendecir ambas playas, para purificar sus aguas. Luego aclaró que esto fue en sentido metafórico.

Reiteró que el gobierno federal fue inoportuno al difundir una información así de las playas antes de la temporada vacacional de Semana Santa, porque no dio un plazo para solucionar el problema; “sin decir agua va, pácatelas; eso no es adecuado”.

Interrogado sobre si secundará al alcalde Alberto López Rosas y al gobernador René Juárez Cisneros en sus declaraciones contra el gobierno federal por calificar las playas como de riesgo sanitario, dijo que respalda al pueblo que viene de vacaciones en esta temporada y quiere descansar. “Me sumo a la necesidad de descanso de esta gente”, resumió.

Sobre el proyecto del segundo piso vial a la Costera, que anunció el gobernador Juárez Cisneros, el prelado católico consideró que debe darse solución al problema de congestionamiento vial en esa avenida turística. “Es una solución costosa, pero hacemos votos de que así se dé”, respaldó.

“Muchas veces que he circulado por la Costera he tardado más de una hora del aereopuerto a mi casa (la Casa Diocesana); eso ya no es de humanos, es meterse a un purgatorio. Por eso hay que buscar otra manera de podernos relacionar, de podernos transportar de una parte a otra”, dijo.

Renuevan sacerdotes su voto de castidad en Martes Santo

Este martes, más de 100 sacerdotes católicos se reunieron en la catedral de Nuestra Señora de la Soledad, provenientes de todas las parroquias que integran la arquidiócesis de Acapulco, para participar en la solemne misa crismal, en la que renovaron sus promesas sacerdotales de pobreza, obediencia y castidad.

A la ceremonia litúrgica de este Martes Santo acudieron, además, seminaristas, religiosas y feligreses de todas las parroquias, para presenciar la bendición de los óleos y la consagración del Santo Crisma por los arzobispos Aguirre Franco y el emérito Rafael Bello Ruiz.

Lleno el templo, cuyas imágenes de santos, vírgenes y crucifijos permanecían tapados con mantas color púrpura, religiosos y laicos, resistieron las dos horas por las que se prolongó la misa. Los sacerdotes asistentes ratificaron, como cada año lo hacen, en esta ceremonia su obediencia al obispo.

El Santo Crisma, el óleo más importante de la Iglesia, porque con él se consagra todo en la vida eclesiástica, fue consagrado por el arzobispo Aguirre Franco, como parte central de la misa que ofició en comunión con el emérito Bello Ruiz y los sacerdotes asistentes. Este óleo se aplica a los fieles que son bautizados, confirmados y hasta a los sacerdotes al momento de ser ordenados, y se emplea en altares y campanas.

Por igual, el prelado católico bendijo el óleo de los catecúmenos, que es un aceite que se aplica a los que van a ser bautizados y a los enfermos. En vasijas, las resinas fueron trasladadas al altar. Al término de la misa, los feligreses formados en fila recibieron en pequeños frascos los sagrados líquidos que llevarían a sus comunidades.

En su homilía, Aguirre Franco oró por la salud del obispo de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Efrén Ramos Salazar, quien ayer fue sometido a una delicada intervención quirúrgica y se encontraba en precario estado de salud, según informó el arzobispo.

Durante la misa, entregó a los curas que coordinan los 12 decanatos que hay en la arquidiócesis, una carta encíclica que suscribió el papa Juan Pablo II, titulada: La Iglesia brota de la eucaristía, que el Pontífice firmará este Jueves Santo.

Antes de asistir a la misa, los sacerdotes se reunieron en retiro espiritual en la Casa Diocesana. Sobre la misa, el arzobispo dijo que es el momento más importante para la vida de una Iglesia, porque todos los curas concelebraron la eucaristía con el obispo.

Adelantó que la colecta que se recabe durante la misa del Jueves Santo para simbolizar la última cena del Señor, mejor conocida del lavatorio de pies, será entregada a Cáritas, una asociación de la Iglesia, para que sea destinado a los damnificados por la guerra en Irak, a consecuencia de la invasión de Estados Unidos.

“Será un bálsamo para tantas penalidades que están padeciendo los iraquíes, una ayuda para la reconstrucción de ese país. Se trata de un llamado que nos hizo el Episcopado mexicano, y será empleado para ayudar a Irak”, finalizó.

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