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Marchan unos 2 mil católicos de Acapulco en pro de la paz en Irak

 Ossiel Pacheco * Unos 2 mil católicos del puerto, en su mayoría mujeres que vestían de blanco salieron ayer por la mañana a la calle a pedir por la paz y el cese de la invasión en Irak.

La marcha encabezada por el arzobispo Felipe Aguirre Franco comenzó en el Asta Bandera, ocupó dos carriles de un sentido vial de la avenida Costera hasta llegar al Zócalo de la ciudad, donde el prelado alertó del riesgo de que la guerra, luego de la toma de Bagdad por parte de Estados Unidos e Inglaterra, se extienda a otras naciones.

Ahí, Aguirre Franco, quien soltó una paloma blanca como símbolo de paz, llamó a seguir orando por la paz y unirse al llanto, la muerte, el hambre, las penas y los dolores que en este momento embargan al pueblo iraquí.

Luego del simbólico acto en el Zócalo, donde los asistentes soltaron globos blancos, Aguirre Franco ofició una misa en la catedral de Nuestra Señora de la Soledad y en honor a la Virgen de la Soledad, patrona de la ciudad, en la que fue asistido por el arzobispo emérito Rafael Bello Ruiz y unos 20 sacerdotes de las distintas parroquias del puerto.

A la convocatoria de la arquidiócesis respondieron alumnos de los colegios católicos Guajardo, Victoria, Leopoldo Díaz Escudero, La Salle, Fray Juan de Zumárraga y diversas asociaciones de laicos. No obstante, no se cumplieron las expectativas señaladas por el propio Aguirre Franco de que se juntarían unas 10 mil personas, pero los que llegaron unos 2 mil, sí coincidieron en la urgencia de parar la guerra en Irak.

Al frente del contingente iban sacerdotes y religiosas y las imágenes de la Virgen de la Soledad, patrona de la arquidiócesis, que fue cargada por mujeres, y el Señor de Petatlán, cargado por alumnos de los institutos católicos.

Católicos de todas clases sociales portaban pancartas en las que expresaban “¡Queremos la paz, ya!”, “Ya basta de guerras”. Muchos cargaron flores blancas.

En su homilía, Aguirre Franco instó a los católicos a orar para vencer al demonio del poder, del dinero, de las armas y reprobar a los gobiernos que cambian al hombre por petróleo, porque es infernal y llamó a construir la paz, “empezando por nuestras propias familias y en las comunidades de nuestra arquidiócesis”.

Reiteró que la guerra emprendida por Estados Unidos e Inglaterra es ilegal e inmoral, “como todas las guerras”, pues ha causado la muerte y el sufrimiento de millares de personas inocentes, de heridos y refugiados que han tratado de huir, además de destrucción y el arrasamiento de todo Irak.

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