Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Octavio Klimek Alcaraz

Áreas naturales protegidas y ley de hidrocarburos
(Segunda y última parte)

Un servidor ha promovido durante muchos años el que las comunidades asuman de manera voluntaria compromisos de conservación. Estuve contento y apoyé entre el 2007 y el 2008 como asesor en la Cámara de Diputados, que se legislara la categoría de “Áreas destinadas voluntariamente a la conservación,” pero nunca pensé en la importancia que pueden llegar a tener en su relación con la energía. El artículo 55 Bis de la LGEEPA, las define así:
“Artículo 55 Bis.- Las áreas destinadas voluntariamente a la conservación son aquellas que pueden presentar cualquiera de las características y elementos biológicos señalados en los artículos 48 al 55 de la presente ley; proveer servicios ambientales o que por su ubicación favorezcan el cumplimiento de los objetivos previstos en el artículo 45 de esta ley. Para tal efecto, la Secretaría emitirá un certificado, en los términos de lo previsto por la Sección V del presente capítulo.
Dichos predios se considerarán como áreas productivas dedicadas a una función de interés público.
El establecimiento, administración y manejo de las áreas destinadas voluntariamente a la conservación se sujetará a lo previsto en la Sección V del presente capítulo”.
La citada Sección V, consta de un solo artículo, el 77 Bis, que dice en su primer párrafo lo siguiente:
“Artículo 77 Bis.- Los pueblos indígenas, organizaciones sociales, personas morales, públicas o privadas, y demás personas interesadas en destinar voluntariamente a la conservación predios de su propiedad, establecerán, administrarán y manejarán dichas áreas conforme a lo siguiente:…”
Lo que sigue en dicho artículo, son los requisitos para establecer un área voluntaria de conservación. El procedimiento tiene todavía un mayor detalle en el reglamento en la materia de la LGEEPA. Tal vez un posible obstáculo burocrático sería la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), responsable de certificar las áreas destinadas voluntariamente a la conservación, pero técnicamente si se cumple con los requisitos, debe darse la certificación. Aclaro, que los requisitos no son complicados. Lo que realmente se necesita es la voluntad de establecer por el dueño del territorio, comunidad ejido o pequeño propietario, un compromiso de conservación, sin que esto implique que renuncie a sus actividades productivas como la agricultura, ganadería o aprovechamiento forestal, entre otras actividades.
No omito el señalar que especialmente en los estados de Guerrero, Michoacán y Oaxaca, comunidades o núcleos agrarios han participado en procesos de conservación comunitaria. Existen miles de hectáreas de zonas de conservación acordadas por las comunidades, las cuales se encuentran en la actualidad no solo identificadas sino respaldadas por un acuerdo firmado por la comunidad, ya sea en sus estatutos o reglamentos, o bien en resoluciones explícitas de asamblea. Además de que muchas de ellas ya han sido o están en proceso de ser certificadas por la Conanp.
Para una comunidad o particular, que no esté de acuerdo en ceder su territorio de manera forzada para la actividad de hidrocarburos, es una salida posible, evitando además la denominada ocupación temporal o servidumbre energética. Por otro lado, la sociedad civil organizada de las organizaciones agrarias y de la defensa de la naturaleza, así como las universidades públicas e incluso privadas deben identificar en el corto plazo los sitios prioritarios para la conservación, que pueden estar en zonas bajo alto riesgo de que sean sujetas a exploración y explotación de hidrocarburos, especialmente con tecnologías de alto riesgo ambiental y a la salud como el fracking. De inmediato buscar promover y desarrollar procesos para declarar áreas destinadas voluntariamente a la conservación, así como reservas estatales o zonas de conservación ecológica municipales, e incluso áreas naturales protegidas federales con el apoyo de la Conanp y la Conabio. Este sería el caso de estados como Campeche, Chihuahua, Coahuila, Hidalgo, Nuevo León, San Luis Potosí, Tabasco, Tamaulipas y Veracruz, principalmente.
P. D. Estoy claro que he dejado la actividad política en Guerrero, espero de manera temporal. Supongo que ser rebelde, no creer en los mesías, ni en los caudillos políticos, tener ideas propias, ser humanista, socialista y ecologista por convicción, emocionarme y llorar con las cosas bellas y también las tragedias de la vida, creer en la equidad de género, estar a favor de que las mujeres decidan sobre su cuerpo, leer y acumular libros como si fuera respirar, creer en el impulso del conocimiento científico y tecnológico y en las bellas artes, ser honesto y vivir de mi profesión por necesidad fuera de Guerrero, es un gran obstáculo para hacer política en Guerrero. Me declaro afligido por los malos gobiernos promovidos por mi partido, en especial en mi pobre tierra.

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