Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Héctor Manuel Popoca Boone

Sobre la política y las campañas

 De nueva cuenta estamos inmersos en plenos procesos políticos, ante los comicios electorales a celebrarse el próximo mes de julio, para la renovación de la Cámara de Diputados federales.

Dichos procesos nos permiten constatar y ratificar fenómenos que se presentan en distintos ámbitos en la etapa de la transición o alternancia política en que nos encontramos.

Lo primero que salta a la vista es que los partidos políticos que tienen posibilidades de atraer un buen número de votantes, o votos mejor dicho; se encuentran con la dificultad de que al interior de cada uno de ellos, emerge una buena cantidad de aspirantes o precandidatos que quieren ser los candidatos formales y viceversa, los partidos menos posicionados en la ciudadanía están en la búsqueda de candidatos para contender y ganar votos.

Los métodos de elección interna de candidatos no dejan satisfechos a todos, dando lugar a quejas, rebeldías y deserciones, porque no existe una cultura democrática que permita aceptar los resultados que de ellos se deriven. Lo cierto es que casi todos los partidos políticos le temen a ejercer la democracia interna, arguyendo que no están preparados para ella y por experiencia obtenida, lo único que consiguen son desgastes y requiebres internos que los hacen llegar muy golpeados a la contienda definitiva. Ah, pero eso sí, son faroles luminosos de la democracia en la calle, pero todavía prevalece, en mayor o menor medida, la oscuridad de la antidemocracia en sus propias casas, en diferentes estilos y modalidades.

La ultima moda en cuanto a regateo de la democracia y su simulación es la encuesta o sondeo, que por la propia manipulación que han hecho de ella, ya no es un instrumento confiable ni creíble para casi nadie. Más tardó en implementarse que en desgastarse. La dedocracia o como la llamó Lenin, el centralismo democrático, es demasiado tentador y eficaz para deshacerse de él, en partidos políticos que acusan votaciones fuertes a su favor.

Condición indispensable para que realmente exista democracia interna en la selección de los candidatos es que, como en los comicios electorales formales, exista equidad entre las precampañas de los precandidatos, imparcialidad en los resultados y que estén exentas de vicios y chanchullos de todo tipo. Cuestiones que ningún partido ha podido subsanar o remontar.

Hoy en día parece haber un lazo indisoluble entre el ejercicio de la política y el dinero. La frase del finado Carlos Hank González, de que un político pobre es un pobre político no le falta razón de ser en su doble acepción: allegarse dinero a través de la política y hacer política a través del dinero. Los escándalos del financiamiento oscuro e ilegítimo en las campañas presidenciales del PRI y del PAN son muestras de la importancia del dinero en la democracia. Sobretodo cuando estos financiamientos no están del todo regulados.

El talón de Aquiles de nuestros procesos democráticos es precisamente la falta de candados y una regulación efectiva y no laxa en los financiamientos a los partidos políticos y de las campañas electorales. La complicidad para tapar fraudes y corruptelas son evidentes: no denuncies a mi partido político y a mis partidarios y yo hago lo mismo con los tuyos. Si tú no hablas, yo me callo también. El respeto al fraude o la corruptela política ajena es la estabilidad política.

Ya no son los conflictos postelectorales por trampas en los comicios lo actual, ahora son las artimañas de todo tipo para elegir a los candidatos y financiar las campañas políticas lo que está minando y deslegitimazando a los partidos políticos y a sus actores. Aquí en Guerrero somos pioneros en el tipo de transa donde candidatos triunfadores declinan a favor de sus suplentes antes de tomar posición de una curul.

Los políticos han descubierto también que sin los medios de comunicación no son nada. La popularidad lo es todo y se preocupan más que los artistas para que su rating no baje o pierda puntos. Ahora los rostros de los políticos compiten en los espectaculares urbanos con  marcas de alimentos o bebidas. Pero el acceso a los medios y a la publicidad requiere de cuantiosos recursos económicos. Por eso, hoy en día, un político sin acceso a los medios es medio político nada más.

Las principales fuentes de financiamiento están a la vista: recursos públicos otorgados a los partidos políticos, recursos institucionales aplicados subrepticiamente, aportaciones privadas fundamentalmente de empresas o empresarios fuertes, internos o externos, o de actividades ilícitas. Las tres últimas conllevan serios riegos de compromisos ilegítimos e inconfensables de los candidatos y de sus partidos. De no tener cuidado en esto podemos derivar hacia una democracia pervertida.

PD. En este año político, cosa distinguible también será el trasiego de algunos políticos de un partido político a otro; bajo la luz de la conveniencia más que de la convicción. Luego entonces es tiempo también de miseria ideológica.

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