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Guerrero, primer lugar nacional en mortalidad materna de indígenas

* Resultado de una investigación de la UAM difundida por la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas * En el estado, la tasa de muerte materna es de 70 por cien mil, que es también la más alta del país, pero en zonas indígenas se eleva a 283

Zacarías Cervantes, corresponsal, Chilpancingo * Guerrero ocupa el primer lugar nacional en mortalidad materna en indígenas, reveló un estudio realizado por una investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) quien opinó que las defunciones por esta causa en esta entidad “son graves”.

El trabajo de la investigadora Gisela Espinosa Damián, incluye testimonios de 213 mujeres indígenas del país, datos bibliográficos y cifras oficiales particularmente de esta entidad donde el problema “es grave pues su tasa de 283 muertes por cada 100 mil nacidos, sólo podría compararse con la situación de El Salvador hace diez años, cuando los saldos de una guerra interna habían empeorado las condiciones generales de vida y de salud de los salvadoreños”.

Los resultados de la investigación fueron dados a conocer recientemente por la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas (CNMI) en su documento, “Doscientas trece Voces Contra la muerte. Mortalidad materna en las zonas indígenas”.

La investigadora de la UAM Xochimilco, Espinosa Damián, realizó 11 talleres “de reflexión y análisis” sobre la experiencia que las mujeres indígenas y sus comunidades tienen en torno al embarazo, el parto y el puerperio; sus preferencias en servicios de salud, las ventajas y desventajas, así como los límites que encuentran en cada opción.

Los citados talleres se realizaron del 11 de julio al 27 de octubre del 2002, en los que la investigadora conoció las “experiencias e ideas de 213 mujeres indígenas que durante el embarazo, el parto y el puerperio han vivido en carne propia dolencias, riesgos, enfermedades, carencias y dificultades que para algunas familiares o vecinas han significado la muerte”.

Estos talleres fueron uno a nivel nacional en el que participaron mujeres indígenas de 12 estados y el resto en las entidades de Oaxaca, Veracruz, Puebla, Guerrero y Michoacán.

En las muertes de mujeres “que iban a ser madres” se conjugan problemas de ingreso, de transporte, hasta orográficos y pluviales, como los de aquellos cuyos pueblos quedan incomunicados en tiempos de lluvias.

También evidenció que el hecho de recurrir a una institución del sector salud no garantiza la salud ni la vida, sea porque las mujeres “llegan en las últimas” y “ya no hay nada que hacer” o porque muchas clínicas y hospitales son como elefantes blancos; sin medicamentos ni equipo y muchas veces sin personal médico o con horarios y calendarios restringidos; pero también porque los prestadores de servicios “nos discriminan por ser indígenas pobres”, explicaron las indígenas en los talleres.

El documento señala, asimismo, “la dificultad para que las mujeres indígenas regulen sus embarazos”, lo que también incrementa el riesgo de muerte. Otra de las causas son los usos y costumbres, las prácticas médicas en hospitales y clínicas del sector salud, “en donde no las tratan como ciudadanas con derechos, sino que las discriminan y violentan o incumplen sus derechos reproductivos, dice el documento.

El indicador Muerte Materna (MM) incluye a las fallecidas durante el embarazo, el parto y el puerperio; “defunciones que ocurren entre la concepción y hasta los 42 días después del parto lo que implica que son alrededor de 10 meses en los que toda embarazada vive riesgos y molestias y en los que no tendrían por qué terminar con la vida de una madre”.

Sin embargo según los datos estadísticos que se exponen en el citado trabajo, en Guerrero de cada 100 mil niños nacidos vivos, la tasa de muerte materna es de 70, dato que solamente es igualado por el estado de Chiapas en donde también la tasa es de 70 y le sigue el estado de México con 69. La diferencia porcentual con respecto a la media nacional es del 37 por ciento en ambas entidades.

El resultado de ese análisis que se hizo en los estados de Guerrero, Michoacán, Puebla, Oaxaca y Veracruz revela que en Guerrero de cada 100 mil niños nacidos, la tasa de muerte materna es de 70 a nivel estado, mientras que en los estados de Michoacán es de 43, Puebla 45 Oaxaca 58 y Veracruz es de 58.

Mientras que las cifras en las zonas indígenas indican que en Guerrero la tasa de muerte es de 283 por cada 100 mil niños nacidos y los riesgos de muerte materna en las zonas indígenas con respecto al país son mayores. “El riesgo de morir por ser madre en zonas indígenas es tres veces mayor que en el resto del país”, según los resultados de la investigación.

“El caso de Guerrero es particularmente grave, pues su tasa de 283 muertes por 100 mil nacidos vivos, sólo podría compararse con la situación de El Salvador hace 10 años, cuando los saldos de una guerra interna habían empeorado las condiciones generales de vida y de salud de los salvadoreños”, indica el documento.

También destaca Guerrero por su rezago general, pero porque las indígenas de este estado apenas saben lo que las mexicanas de hace 30 años sobre métodos anticonceptivos. Así que, en Guerrero, más de la mitad de las indígenas que quisieran regular su fecundidad no tienen acceso a método alguno.

Las estadísticas contradicen a las cifras oficiales que indican que todos los mexicanos tienen acceso a los servicios de salud y que los programas dirigidos a las zonas rurales alejadas, dispersas y pobres, donde habitan los pueblos indios incluyen atención al embarazo, al parto y al puerperio, “si así fuera la maternidad sería un evento seguro y saludable para las indígenas”, dice la investigadora y recuerda que contradicen estos reportes las alrededor de mil 300 mujeres, sobre todo de las áreas rurales e indígenas que siguen muriendo cada año por causas relacionadas con la maternidad.

“Las cifras ya de suyo son alarmantes, pero aún están por debajo del nivel real”, pues recordó la investigadora que desde 1995 el indicador oficial oculta el 27 por ciento de las muertes maternas ocurridas. “Hasta en eso las mujeres son discriminadas por ser pobres y por ser indígenas”, indica.

Las causas de las muertes maternas, se concluye en la investigación, son el 9.1           por ciento por aborto, 30.2 por ciento por hemorragia del embarazo o del parto, 24.1 por ciento por toxemia de embarazo, 11.4 por ciento por complicaciones del puerperio y un 25 por ciento por otras causas.

“Está comprobado que las complicaciones y enfermedades que se presentan en este periodo son previsibles, evitables o controlables. La información, la satisfacción de necesidades vitales y el acceso a servicios de salud con calidad, evitarían muchas muertes, así que en estos lugares morir de parto es tan inadmisible y raro como morir de frío o diarrea”, indica Espinosa Damián.

Opina que se requiere más y mejores servicios médicos, “pero el problema se asocia a cuestiones muy diversas y su complejidad exige salir del ámbito estrictamente médico para internarse en el análisis de factores socioculturales, económicos, étnicos y de género que propician las muertes; sólo una estrategia multifacética y articulada, tenderá a reducir realmente los casos”.

La investigadora dice que en las clínicas de salud no se respeta la Norma Oficial Mexicana para la Atención de la Mujer Durante el Embarazo, Parto y Puerperio y Recién Nacido y que es una falacia el Programa de Ampliación de Cobertura, el Programa de Apoyo a Zonas Indígenas, Oportunidades y Progresa.

“La mortalidad materna es un suceso injusto y vergonzoso cuya magnitud prácticamente se ha mantenido constante en México durante la última década”, concluye la académica de la UAM.

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