Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Héctor Manuel Popoca Boone

Yo denuncio

 A los periodistas que son asesinados, heridos y vejados, en el cumplimiento de su deber, en la guerra injusta contra Irak.  Yo denuncio ante la historia y los pueblos del mundo al gobierno de Estados Unidos de Norteamérica y a su presidente, George W. Bush, de violentar la paz mundial, desacatar a la Organización de las Naciones Unidas y su acta constitutiva y de actuar en oposición al sentir mayoritario de los pueblos del mundo, al declarar la guerra de facto e invadir Irak.

No existe diferencia alguna entre los pretextos que esgrimieron los nazis encabezados por Hitler para invadir Polonia y los que George W. Bush y su pandilla de la Casa Blanca y el Pentágono esgrimen para invadir Irak y desestabilizar el ya de por sí endeble orden mundial.

Yo denuncio a George W. Bush de genocida y de ente criminal contra la humanidad, por los miles de niños, mujeres y hombres que están muriendo y que están siendo heridos a causa de su personal guerra demencial contra el pueblo de Irak. Ha instaurado el terrorismo masivo a escala mundial, so pretexto de combatir el terrorismo de grupos fanatizados; volviéndose él un fanático fundamentalista más. Ha mandado a volar y ha hecho añicos los otrora famosos e históricos ideales y baluartes del pueblo norteamericano: libertad y democracia. En la práctica los ha conculcado y cancelado a su mismo pueblo.

También denuncio al presidente del gobierno de España, José María Aznar, y al primer ministro de Inglaterra, Tony Blair, de ser peleles, marionetas e incondicionales de Bush; al respaldarlo en su loca aventura guerrera; no obstante que sus respectivos pueblos les han demostrado en repetidas ocasiones su repudio a la misma. Gobernantes que actúan en contra del sentir de sus propios pueblos pierden toda legitimidad popular.

No escapan a mi denuncia las compañías petroleras, las industrias armamentistas norteamericanas y sus respectivos dueños, por azuzar y empujar a que se desatase esta guerra, que les redituará pingues ganancias económicas, pero que estas estarán teñidas, eternamente, por el rojo profundo e indeleble de la sangre de cientos de miles de seres humanos. Han usado y abusado del poder político y económico que detentan, para provecho exclusivo de sus intereses particulares. Es una expresión brutal más del capitalismo salvaje, del imperialismo contemporáneo en su expresión globalizada.

No menos denuncio a Saddam Hussein, dictador sátrapa y homicida, que por su causa, ambición y egolatría hoy se esté inmolando al pueblo irakí; tal y como él intentó hacerlo antes con los pueblos kurdo, iraní y kuwaití.

México, al oponerse a esta guerra, decepcionó a Bush y a su camarilla. ¡Qué distinción y qué honra! Ellos, en cambio, se han ganado a pulso la repulsa de la mayoría de los pueblos del planeta. Ciertamente han logrado provocar, premeditadamente y con alevosía, conmoción y pavor; pero también han conseguido la indignación y el repudio mundial a su actuación bélica; cayendo en el ámbito de la delincuencia mundial por ser totalmente ilícita e inmoral.

Debemos estar alertas porque el cascarón del huevo de la serpiente empezó a romperse con Bush y sus lacayos en Irak y puede expandirse, poco después, a otros pueblos y países. Debemos impedirlo. Debemos detenerlos.

La voz de los pueblos ha comenzado a oírse. Las manifestaciones multitudinarias en las principales ciudades del mundo así lo demuestran. Es la conciencia universal, el instinto de conservación de la especie humana, que surge y se manifiesta por la paz, por el derecho de ser y estar de la humanidad toda.

No podemos ni debemos permanecer callados e indiferentes. Es necesario y perentorio condenar este tipo de guerras preventivas, todos los días de todos los meses del año, porque más temprano que tarde vendrán por nosotros y por nuestro petróleo.

PD Paradójicamente, la humanidad se ha pasado toda una humanidad descubriendo, a través de la ciencia y la tecnología, los secretos de la naturaleza, para ponerlos después al servicio de su propia autodestrucción. Tamaña irracionalidad e insensatez es difícil de concebirse. Corroboramos de nueva cuenta que el hombre es el peor enemigo del hombre.

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