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“Fue horrible”, resume una pareja que no sabe nadar y que perdió los chalecos

Lo que sería una noche de fiesta en el yate de recreo Aca Tiki para Leticia Gutiérrez y su esposo se convirtió en una experiencia “horrible”, cuando la embarcación comenzó a hundirse cerca de la piedra del Elefante.

Con el naufragio a sus espaldas, en una zona acordonada por marinos, los turistas del Distrito Federal comentaron los momentos previos a lo que fue el hundimiento y horror de esa noche, porque ellos no saben nadar.

El primero en compartir esos momentos fue Ismael Sevilla, empleado de seguridad privada, cuyo brazo derecho mostraba las huellas del esfuerzo que hizo para salir del yate mientras zozobraba.

Con 55 años, Ismael llegó al puerto el viernes pasado, por el feriado por el natalicio de Benito Juárez en un paquete turístico del hotel Fiesta Americana.

Narró que abordaron el yate de recreo a las 10 de la noche, y que pagaron 300 pesos por los dos, porque compraron en promoción.

Dijo que cuando la nave hacía el viaje de regreso se apagó la luz de repente, a mitad de la Ensenada de los Presos. Entonces alguien de la tripulación les dijo que “no pasaba nada”. Pero a los cinco minutos se oyó un grito de la misma persona, quien recomendaba que se pusieran los chalecos salvavidas.

Por el sobrecupo del Aca Taki, estos implementos no alcanzaron para todos los viajeros, que sobrepasaban en 400 al límite de la embarcación.

Ismael Sevilla dijo que después de la orden de que se pusieran los chalecos empezaron los gritos, la histeria, el miedo y la desesperación, sobre todo en las personas ancianas y niños, a quienes trataban de tranquilizar diciéndoles que se pusieran los chalecos, “ya que todo era un simulacro”.

Dijo que él alcanzó a ponerse uno y también su esposa, pero que en la desesperación generada, otros se lo quitaron.

Recuerda que como pudieron llegaron a la orilla y allí personal de la Marina les ayudó a salir.

El turista dijo que luego de esta experiencia lo pensará mucho para regresar al puerto, y sobre todo para subirse a un yate de recreo.

Por su parte, Leticia Gutiérrez, todavía aturdida por los sucesos, narró con lágrimas que esa era la primera vez que se subía a una “cosa de esas”, porque le dan temor. Pero el sábado decidió hacerlo con su esposo porque “nunca pensé que fuera a pasar algo tan horrible”. Consternada, dijo que no volvería a subirse y que pasará mucho tiempo para que regrese a Acapulco.

Estremeciéndose y sin contener el llanto, dijo que pensó que iba a perder la vida, porque en la desesperación reinante había alguien que la jalaba al fondo marino, pues se sujetaba de su cuello. “Fue horrible”, resumió. (Karina Contreras).

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