Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Arturo Martínez Nateras

Ni en el nombe de Dios

 La guerra de Bush/Blair/Aznar es ilegal e ilegítima.Los discursos de Bush no dejan lugar a dudas. En esta guerra él es el instigador, el responsable, el comandante supremo. Lea:

“Por órdenes mías, las fuerzas de la coalición han comenzado a atacar objetivos seleccionados de importancia militar… Son las etapas iniciales de lo que será una campaña amplia y concertada”.

El partido de la guerra hizo hasta lo imposible para obtener una coartada; para que el Consejo de Seguridad se sometiera a la decisión del presidente de Estados Unidos de América. Buscó la unidad en torno a sus planes de conquista deliberados. Bush el menor, logró ya aislar a su régimen. Es muy importante delimitar responsabilidades. Esta no es una guerra del pueblo norteamericano. Es la guerra de un presidente ilegítimo de origen.

Gracias principalmente a la decisión de veto de Francia, de Rusia, de China y a la digna postura de México que encabezó a los indecisos, la troika belicista al saber que tenía 11 de los 15 votos en contra, optó por no presentar su proyecto de complicidad colectiva y le impuso a la humanidad la primera guerra del siglo XXI.

Lo mejor del gran pueblo estadunidense resiste hoy y se opone a una guerra de ocupación, que incrementa los riesgos y los temores de seres humanos nobles que conocen el miedo creciente. Bush el menor castiga y atenta en contra de su pueblo.

La guerra de Tony Blair no es la guerra de los ingleses. La guerra de Aznar es objeto de la ejemplar resistencia de la mayoría de los pueblos de España quienes se han colocado a la vanguardia universal por el nuevo orden internacional.

Irak es mucho más que Saddam. Hoy es un pueblo mártir, una y muchas veces mártir; víctima de genocidio. Los ataques que intentaron presentar como quirúrgicos ya empiezan a ser generales e indiscriminados.

Los pueblos y naciones que viven en el territorio irakí inspiran un viaje a la historia. Son las Mil y Una Noches que tantas fantasias, romances y placeres nos ha provocado su lectura. Los ríos Tigris y Eufrates conforman la Mesopotamia, región cuna de la agricultura, de la ganadería gracias a la creciente fértil. Región cuna de la civilización, castigada por armas y bombas convencionales y campo de ensayo de armas de destrucción masiva, como las municiones de uranio empobrecido. Irak cubre con su manto de dolor la Sumeria donde se inventa   la escritura. Irak es Babilonia y es mucho más. Irak es Ur, el lecho de Abraham… El Irak de hoy se creó al amparo del reparto mundial y allí se forjó una camarrilla dictatorial protegida por los gobernantes americanos y tolerada por las potencias. Los inocultables crímenes de Saddam Hussein se cometieron con el apoyo, la solidaridad y la complicidad de los Bush y de sus subordinados.

Invocar el nombre de dios, de la democraica, de los derechos humanos es simplemente hipocresía pura; pretensiones de construir una coartada imposible.

La guerra no debió declararse ni en el nombre de dios ni en el de nadie. Esta es la guerra de Bush el menor, de sus socios financieros, de las empresas que operan con él… No desestimemos que ya se han repartido las ganancias de la reconstrucción y los nuevos dominios petroleros.

La guerra de Bush el menor debe cesar de inmediato. El clamor del mundo tiene que ser tan ensordecedor que calle las armas.

La guerra de Bush el menor pone en evidencia la crisis de las instituciones y del orden mundial prevalesciente. Ni la ONU, ni las alianzas regionales y trascontinentales pudieron intentar a tiempo su reinvención. La OTAN y la Unión Europea están en una crisis de existencia. La OEA ni pinta. Y el resto de los organismos políticios, militares, económicos y sociales, están en el trance de renovarse radicalmente o desaparecer sometidos a los dictados de la nueva decadencia imperial, unilateral y autoritaria.

La posición del gobierno mexicano es atinada y plausible; recoge el clamor, la historia, los principios y los intereses nacionales. Pese a los balbuceos, nuestra posición expresada por el presidente Fox sirve como nuevo referente y punto de partida para un acuerdo republicano de unidad para el desarrollo sustentable. Las facturas de la guerra serán igualmente costosas para quienes se sometieron a los dictados del imperio, para éste, como para quienes los resistieron. Pero no es lo mismo saldarla con un país dividido y en convulsión que con uno que puede iniciar una nueva fase de su historia.

Hoy es el momento adecuado para construir un acuerdo nacional –del Estado y de la sociedad– sobre el papel de México en el mundo, que determine la política del Estado mexicano en las relaciones bilaterales, regionales y multilaterales. La política exterior requiere de una profunda modernización; de un conjunto de reformas y conceptos actualizados, manteniendo en lo fundamental los principios constitucionales contenidos en el artículo tercero.

El papel de México en el mundo es el de un país activo en la construcción del nuevo multilateralismo, del orden legal de la paz mundial; del respeto a los derechos humanos; de la convivencia, del desarrollo sostenible, de la inversion para el desarrollo y el combate a la pobreza; de la tolerancia y del acatamiento general por todos los países a la legalidad.

El mundo necesita a un México democrático, estable, en desarrollo; de una potencia media activa y en paz; de un aliado sólido por las mejores causas de la humanidad.

México es mucho más útil para la humanidad; para sus socios y aliados como un factor influyente en paz y activista por la paz mundial, regional, americana. Un país unido, gobernable y bien gobernado.

Los principios y los intereses de México en el mundo y del mundo en México, nos confieren un papel muy relevante.

Nada le haría más daño al mundo, al equilibrio entre las naciones que un México sometido a los dictados imperiales. Es desacertado suponer que España recibirá una gratificación por su actitud. En el mejor de los casos lo que Aznar recibirá será la obligación de empezar a aportar recursos a la UE, para la transferencia de apoyos a las naciones menos desarrolladas como Londres y otros han venido demandando ¿Alguien puede suponer una alianza real Londres-Madrid?

Las llamadas medidas especiales de seguridad, la operación Centinela, es probablemente una pretensión para tranquilizar a la sociedad. No es por allí. Si en Nueva York las autoridades hablan de los inevitables atentados del terrorismo, las nuestras deben poner el acento en la gobernabilidad interna, en la unidad nacional en torno a un proyecto nacional de desarrollo sostenible.

¿Tienen nuestras fuerzas armadas y los cuerpos de seguridad capacidad para evitar ataques? ¿Está México en riesgo y en la mira? ¿Somos parte beligerante? Para nada. Y menos después del papel estelar desempeñado por nuestros diplomáticos. No sobran algunas medidas en todos los niveles pero los esfuerzos mayores deben ser políticos.

Los mexicanos necesitamos desplegar una ofensiva de madurez, de serenidad, de hospitalidad y tolerancia. Contrariamente a las afirmaciones de las autoridades de turismo, hoy más que nunca se requiere de una batalla promocional; de ofrecer al mundo un país que tiene como uno de sus atractivos principales la paz y la seguridad interna. Creo necesario llamar a nuestros compatriotas a evitar las tentaciones contra los pueblos en guerra; a saber distinguir a la sociedad de sus gobiernos. Además hace falta un adecuado mensaje de solidaridad con canadienses y americanos y con nuestros compatriotas que viven y trabajan en Norteamérica. Este es el momento oportuno para aprobar el derecho de voto para las elecciones presidenciales del 2006 con las modalidades locales en algunos órdenes de gobierno. Alto al fuego. Hoy cuando conmemoramos un aniversario más de Benito Juárez, ¡no a la guerra, sí a la paz! El respeto al derecho ajeno es la paz. Vale.

468 ad