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Cierra el Café Gustavo Bar, uno de los pocos recintos del rock en el puerto

Xavier Rosado * El músico y pintor Gustavo García Morales el pasado fin de semana bajó las cortinas del Café Gustavo Bar ubicado en el interior de Plaza Condesa, después de dos años con tres meses de tocar ahí y recibir a los amantes del rock con su grupo Gustavo y la Imagen.

En visita a la redacción de El Sur junto con su socia Lidia Salazar, el artista expresó que el motivo de esta decisión se debe a que no hubo suficiente público en la comunidad acapulqueña para el género que interpreta y también a que el turismo internacional que lo visitaba, dejó de venir a Acapulco debido al ataque del 11 de noviembre del 2001.

“Nos visitaban extranjeros de Italia, Canadá y Estados Unidos; también gente nacional gente de Chilpancingo, Iguala y el Distrito Federal”, enlistó.

Mencionó que la gente local los acogió muy bien, pero no era suficiente la frecuencia con la que los visitaban, “tampoco era lógico que sustentaran el lugar porque no podían ir a diario; pero de corazón sí nos apoyaron”.

Historia de una cueva rockera

Gustavo mencionó que al principio en su bar todo estuvo bien porque abrían a diario y las ventas eran buenas.

“Como si fuera una broma del día de los inocentes, el 28 de diciembre abrimos, casi fue un año muy bueno lo que fue el 2001 porque visitaban los americanos y los europeos, amigos míos de mis viajes que tuve con el grupo La Biblia. Inclusive, creo yo que el grupo era uno de los mejores pagados en Acapulco, porque diario tocábamos”, manifestó el artista.

Después vino lo del 11 de septiembre, comentó, por lo que comenzaron a bajar las ventas, “fue algo muy marcado por lo que tuvimos que anunciarnos entre la gente local”.

“El lugar no era nice o chic como dicen aquí, tampoco era común y corriente, es una réplica de las cuevas o tabernas inglesas donde todo es rústico, donde lo que se vende es la música, un lugar hippie donde se mezcla y se promueve el arte que emana del mejor sentimiento del ser humano”, indicó Gustavo.

El lugar estaba decorado con memorabilia de la época de oro del rock clásico, fotos de Los Beatles, John Lennon, Jim Morrison y motivos de la época hippie.

Gustavo, nacido en la ciudad de México, precisó que decidió emigrar a Acapulco porque se había dado cuenta de que había buenos grupos aquí que tocaban buen rock, sin embargo, cuando regresó en 1976, ya se había colado la música tropical en el gusto de la localidad.

“Después de un año de operar el bar, intensificamos nuestra labor como promotores culturales, promovimos a buena parte del sector artístico: poetas, pintores, escritores, músicos, actores y tuvimos una buena respuesta por parte de la gente que disfruta el arte en Acapulco”, indicó.

Manifestó que con su grupo, Gustavo y la imagen promovía el rock de los años cincuenta a los setenta y también la música romántica de esa época.

También expresó que entiende que pudo haber público que no pudo llegar hasta ellos por la situación económica, pero no contaba con el respaldo económico para seguir en este bar de la Condesa.

“Si yo fuera millonario abriría un espacio más grande no solamente para mi banda sino para que otras bandas pudieran promoverse y que la gente que no tuviera los medios pudiera conocer el rock tanto de años pasados como el contemporáneo, porque este género sigue su curso y hay que darle el espacio también a las nuevas generaciones. Si hubiera un buen respaldo haríamos conciertos no nada más en Acapulco, sino en todos lados, hasta donde se pudiera”, indicó el vocalista y saxofonista de Gustavo y la Imagen.

Agregó que el artista no debe traer el signo de pesos en la frente y eso lo quiere recalcar con las nuevas generaciones rockeras: “Tenemos una necesidad de vivir no de sobrevivir, que cuando hagan arte no lo vean de una manera comercial.   Hablamos de que para que exista una manifestación del rock como arte, los músicos deben actuar desinteresadamente, sin ver su trabajo como algo redituable, sino como una expresión de la realidad artística contemporánea”, expresó.

Dijo que nunca asistió a ninguna dependencia pública o privada para solicitar apoyo económico porque siempre quiso ser lo más autosuficiente e independiente posible porque alguna vez sí less ofrecieron ayuda, pero su posible benefactor quiso imponer un estilo en el lugar y una temática musical, por lo que no aceptó dicha ayuda.

“Las autoridades tienen muy descuidado este tipo de manifestaciones culturales, no les dan la importancia debida, no las aprecian por lo que realmente valen. Tengo la experiencia de cuando era caricaturista durante el gobierno de Rubén Figueroa Figueroa, cuando fui amenazado por sus secuaces y me ofrecieron dinero para no seguir publicando mis dibujos en El Universal y en el Novedades Acapulco”, denunció Gustavo.

Dijo que muchos de sus compañeros artistas opinan que falta un apoyo de afuera, porque el talento no ha sido reconocido en la propia tierra de los artistas guerrerenses.

“Solo puedo concluir en que terminó un ciclo de esta inquietud que experimentamos junto con todo mi equipo de trabajo, Lidia, Javier, Gustavo junior, Mario Alberto, nuestro primer baterista, Jonathan, Braulio y Gilberto y muy en especialmente a los medios de comunicación por el tiempo y el espacio que nos dedicaron”, se despidió el rockero.

Dijo que en el futuro piensa también promover su carrera pictórica y ya se encuentra conjuntando una colección de 200 acuarelas que se expondrá en agosto en el festival de Québec, Canadá.

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