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Demolerán la Casa Pintos, sede del archivo fotográfico más importante de Acapulco

Xavier Rosado * Un sinfín de imágenes del Acapulco de principios del siglo pasado fueron captadas por la lente del fotógrafo José de Jesús Pintos, quien de 1890 hasta 1948 fue el encargado, sin saberlo, de documentar la historia visual del puerto.

Su familia hasta la fecha conserva los negativos de un acervo histórico de más de 50 fotos de principios del siglo 20 cuando Acapulco era apenas una aldea de pescadores y el progreso llegaba a través de las embarcaciones que atracaban en el puerto.

Desafortunadamente, uno de los edificios de la familia Pintos, donde se ubica la Casa Pintos, localizado en el número 7 de la calle Morelos, será demolido próximamente debido a que está deteriorado por sufrir más de 100 años de temblores, huracanes y salitre.

Este local estuvo dedicado por más de 20 años al negocio de fabricación de sellos y venta de fotos históricas, perteneciente a Vinicio Pintos Hernández, sobrino nieto del famoso fotógrafo acapulqueño y nieto de Rosendo Pintos Lacunza, dos veces presidente municipal del puerto.

“Mi abuelo pasó a la historia como el fundador de la primera biblioteca municipal de Acapulco, que estuvo instalada durante muchos años en el interior del Fuerte de San Diego”, recordó Pintos Hernández.

Agregó que el nombre de su abuelo es recordado en Acapulco porque así se llamó a la biblioteca pública número 360 que se encuentra en el interior del Parque Papagayo.

En su local, se encontraban hasta hace poco, más de 100 fotografías que su tío abuelo hizo de la bahía de Acapulco y sus diversas playas, así como de las lagunas de Coyuca y Tres Palos, sin embargo, toda esa galería fotográfica, tendrá que ser almacenada para después volver a ser parte del acervo histórico de Acapulco, que hasta la fecha, ninguna institución privada o pública, se ha preocupado por preservar en alguna publicación para futuras generaciones.

“Mi tío abuelo fue el primer fotógrafo profesional en Acapulco, y tenía su negocio junto a la catedral. En esos tiempos (principios de 1900), no había más fotógrafo que él porque era muy difícil ese oficio. De hecho había que estudiar la fotografía como profesión porque era un oficio caro y además complicado, no existía lo que es ahora la fotografía ‘de aficionados’”, expresó Vinicio Pintos.

Dijo que para ir a la ciudad de México en aquella época, era un viaje complicado y largo que podía llegar a durar hasta 30 días, porque había que ir en mula o a caballo y el regreso era aún más difícil ya que había que cargar los aparejos, químicos y material fotográfico.

“A veces mi tío abuelo lo que hacía era irse en barco hasta el puerto de Salina Cruz, en Oaxaca y de ahí, tomar el tren hasta la ciudad de México, así el viaje se acortaba a 15 días. En otras ocasiones, prefería tomar un crucero hasta San Francisco o a Los Angeles, lugar en que ya estaba más avanzada la fotografía”, indicó el desdendiente de la familia Pintos.

Comentó que uno de los seguidores de la fotografía de José de Jesús Pintos fue su hijo Cristóbal Pintos, quien le tocó vivir esa época y conserva muchos de los ar chivos fotográficos que logró conjuntar su padre, aunque muchas de las fotos que tomó en California se quemaron en un incendio en la época de los setentas.

Entre las fotos que se conservan en la Casa Pintos, se encuentran fotografías de la revolución, de los toreros famosos de aquella época que lucieron sus artes en la Plaza de Toros Caleta, la famosa foto del campeón de natación, Apolonio Castillo en el muelle y más de 50 imágenes del Acapulco de p rincipios de siglo.

Estas fotografías aún se imprimen y se pueden adquirir en la Casa Pintos.

Vinicio Pintos expresó que su tío abuelo captó el puerto cuando todavía era un edén paradisiaco cuyo cielo se oscurecía al paso de enormes bandadas de aves que volaban sobre el puerto con un estruendo ensordecedor, “mi tío me contó que cuando pasaban los pericos o las guacamayas, la gente no podía ni hablar, por el ruido ensordecedor que hacían los pájaros”.

Dijo que su tío abuelo también tenía una visión para captar las cosas que desaparecerían con el tiempo, como los viajes a las diferentes playas en embarcaciones que partían desde lo que es ahora el muelle fiscal de Acapulco.

“Así captaba a la gente cuando salían hacia las playas de Icacos, Puerto Marqués y La Roqueta, porque para ir a Caleta, se tomaba una embarcación en el muelle, donde está ahora el Zócalo, de ahí cruzaba parte de la bahía hasta donde está ahora el club de yates y de ahí se caminaba hasta las playas de Caleta y Caletilla, o de plano, dándole la vuelta al cerro de las playas para bajarse en Caleta”, narró Vinicio Pintos Hernández.

Así, con la demolición de la Casa Pintos, se cierra un archivo fotográfico de vital importancia histórica para Acapulco, sin embargo, la importante labor fotográfica de José de Jesús Pintos será almacenada en espera de encontrar una difusión adecuada.

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