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Rafael Aréstegui

Solución a la huelga de hambre

El domingo 23 de marzo, cinco presos políticos del penal de Acapulco iniciaron una huelga de hambre para exigir la modificación a la Ley de Amnistía, misma que fuera aprobada en la última sesión de la legislatura anterior, en medio de la clandestinidad, fuera del recinto legislativo y solamente con el voto de los priístas y del diputado del PAN.

La ley ha sido cuestionada por muchos dirigentes y luchadores que en algún momento fueron también privados de su libertad y el propio presidente de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos ha señalado sus limitaciones.

La solidaridad con la huelga ha sido muy amplia; no sólo los familiares de los huelguistas y las organizaciones a las que pertenecen se han manifestado de manera solidaria, también lo han hecho los miembros de la comuna porteña, los universitarios, los miembros de los partidos políticos y otras organizaciones sociales. El Congreso local abrió una mesa de consulta y a ella hicimos llegar propuestas de modificación a la Ley, sin embargo los diputados han expresado contradictoriamente si no saben aún si la ley será modificada y que por tanto no deben alentarse falsas expectativas.

A la mesa de consulta le propusimos la conformación de un comité ciudadano que coadyuve a la revisión de los expedientes de quienes se reclamen presos políticos y comprueben este carácter en ellos y si además se detecta la existencia de tortura o de invención de delitos se aplique el beneficio de la amnistía

Si la mesa de consulta fue instalada, lo procedente es que resultado de la misma, debería empezar a bosquejarse un proyecto de dictamen que permita alentar la idea de que la modificación a la ley de amnistía permita sembrar la confianza de que a los luchadores sociales no se les seguirán tendiéndoles emboscadas de parte de las autoridades, para que con base a delitos inventados o mediante confesiones obtenidas a base de torturas, se les castigue por encabezar diversos movimientos. La lucha que dieron los ecologistas presos, fue un claro ejemplo de que la invención de delitos ha sido una práctica cotidiana de las autoridades y que ante el tiempo que un luchador social pasa en la cárcel, no existe ninguna medida que le repare el daño que esto significa.

La huelga de hambre por sí sola no aparece como una forma de lucha que presione a las autoridades, lejos de ello puede causar daños irreparables a quien la lleva a la práctica, es una medida extrema que si no encuentra una fuerte solidaridad en la población conlleva a un daño físico a quien la lleva a cabo y una derrota cuyas consecuencias no sólo repercuten en los luchadores que la ejercen, sino que la sociedad se vuelve más insensible.

El gobierno del estado hasta hoy ha sido insensible a esta demanda de los presos políticos, ha dominado el principio de autoridad, no olvidemos que dos de los huelguistas son sobrevivientes de la masacre de Aguas Blancas, el que sigan recluidos es una aberración de la justicia en el estado cuando el principal responsable no sólo no ha sido castigado, sino que es miembro prominente del partido en el gobierno.

Este martes 11 de marzo los familiares de los presos llevarán a cabo una concentración, ¡una más! en el Congreso del Estado, demandando de éste sensibilidad para que acorte tiempos. Sería importante que la fracción del PRD, que los diputados de Convergencia, que el diputado del PRS, Heriberto Noriega Cantú, mostraran voluntad política y adelantaran una respuesta que si bien no signifique un cheque en blanco, anticipe la disposición de reparar injusticias cuando éstas se hubiesen cometido.

A los presos políticos les expreso mi profunda solidaridad y los conmino a que depongan su ayuno, considero que la lucha por su libertad es tarea de la sociedad toda, de los universitarios guerrerenses que hoy parecieran estar dormidos, de las organizaciones sociales y de los partidos políticos. Y me refiero a todos, pues es bien sabido que el pacto republicano debe permitir el ejercicio de la justicia sin tolerar la impunidad de quienes, debiendo salvaguardar la ley, la han violado para proteger intereses políticos o incluso económicos de quienes en el pasado se enriquecieron haciendo uso indebido del poder.

La huelga de hambre ha despertado conciencia en la sociedad, la lucha por la amnistía debe ser bandera de todos los sectores de la sociedad, retomemos su bandera y no permitamos que los luchadores sociales se lesionen en una lucha que no es exclusiva de ellos, sino de todos nosotros.

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