Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Xavier Carreto A.

¿En dónde está la mayoría opositora?

Cuando los ciudadanos guerrerenses acudimos a las urnas el 6 de octubre del 2002 para elegir a nuestras autoridades municipales y a los miembros del Congreso local, lo hicimos con el interés de tener autoridades que sirvieran al pueblo y contar con un poder legislativo independiente y que hiciera contrapeso al poder Ejecutivo, pues en las legislaturas pasadas las experiencias habían sido muy tristes por el sometimiento demostrado por nuestros anteriores diputados al gobernador en turno.

El resultado de las urnas fue satisfactorio para este propósito, destacando en este comportamiento democrático los ciudadanos que habitamos este municipio de Acapulco, en donde el Partido Revolucionario Institucional fue derrotado de manera contundente al no conseguir una sola de las siete diputaciones locales en juego. Fue así que se         conformo la quincuagésima séptima legislatura con 25 de los 46 legisladores integrantes del Congreso con miembros de los partidos de la Revolución Democrática, Acción Nacional, Convergencia por la Democracia, del Trabajo y de la Revolución del Sur. El PRI se quedó con 20 de los 30 diputados que tenía en la legislatura precedente, más el diputado del Partido Verde Ecologista que fue en Alianza con el tricolor.

Sin embargo, esta expectativa ciudadana de tener diputados comprometidos con la sociedad y no al servicio del gobernador se ha visto frustrada, ya que las cosas en el Congreso del Estado de Guerrero siguen como si el PRI siguiera teniendo la mayoría, es decir, los congresistas guerrerenses hacen lo que el gobernador Juárez dispone. Así se puede concluir después de que ha finalizado el primer periodo ordinario de sesiones del primer año de ejercicio legislativo que duró del 15 de noviembre del 2002 al 15 de febrero del 2003.

Pruebas de lo anterior hay muchas, podríamos empezar porque la presidencia de la Comisión de Gobierno, integrada por los coordinadores de los grupos parlamentarios y los representantes de los partidos que tienen uno o dos miembros en el Congreso, la preside el priísta Carlos Sánchez Barrios, incondicional del Ejecutivo estatal. La Comisión de Gobierno, justo es precisarlo, es la más importante de las comisiones del Congreso, ya que en su seno se toman las decisiones fundamentales del poder Legislativo guerrerense. Así también las comisiones relacionadas con la rendición de cuentas del dinero público son presididas por priístas, como la de Presupuesto y Cuenta Pública y la de Fiscalización.

Otro ejemplo del sometimiento de esta legislatura de mayoría opositora es que los principales funcionarios del Congreso fueron propuestos y están al servicio del PRI, empezado por el oficial mayor, Luis Camacho Mancilla –quien por cierto es un hombre capaz y muy experimentado en estas lides–, el director de administración, el director de comunicación social y hasta el director del Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri, Julio César Hernández Martínez, propuesto por el PRD.

El colmo del sometimiento de nuestros diputados opositores fue la solicitud del cese en sus funciones del delegado de la Profepa, a quien se responsabilizara de dar a conocer en la prensa nacional de la contaminación de las aguas de las bahías de Acapulco y Zihuatanejo, cuando había sido la dirección nacional de esta dependencia la que había informado de la contaminación ambiental en las principales playas del país. Negando que exista el problema de contaminación no es como habrá de resolverse este asunto, pues esta situación había sido denunciada desde hace más de 20 años por el periodista asesinado Manuel Buendía, en su Red Privada, columna publicada en el periódico Excelsior. De entonces a la fecha los gobiernos priístas no han hecho nada para garantizar la calidad de las aguas de nuestras dos principales bahías a pesar de ser los principales activos de nuestra actividad económica más relevante como es el turismo.

Más que explicarnos Adela Román de los 17 millones de pesos que dice le ofreció el gobernador para hacer gestoría, que si no se les entrega en efectivo no habría mayor problema, debería de explicar a quienes sufragaron por ella y a las bases perredistas, porqué aceptaron los 250 mil pesos que les entregaron a cada uno de los diputados perredistas para adquirir un vehículo que la mayoría de ellos ya tienen.

Los temas esenciales de la sociedad guerrerense no están pasando por el Congreso, el trabajo legislativo no se ve por ningún lado y nuestros diputados locales están más preocupados por atender sus problemas particulares que los de la sociedad que les confió su voto.

Por lo que lleva de transcurrida esta legislatura, parece ser que la llamada mayoría opositora no habrá de concretarse, pues han sido más importantes los intereses y la arrogancia de los coordinadores parlamentarios que el interés superior de la sociedad guerrerense. Ojalá nuestros legisladores reflexionen sobre su compromiso social y al iniciar el segundo periodo ordinario de sesiones el próximo 1 de abril, las decisiones y el trabajo que realicen empiece a servir a quienes les otorgaron su voto.

Podríamos concluir, para finalizar esta nota, que resulta mejor para         la sociedad que el gobernador Juárez no se gaste el dinero de los ciudadanos en campañas políticas para hacer ganar a los candidatos de su partido, pues resulta más barato comprar diputados opositores como sucede ahora en el Congreso guerrerense.

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