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Jaime Castrejón Diez

El dilema de Fox

Con lo agudo que se ha vuelto el conflicto en Irak, el voto de México como miembro no permanente del Consejo de Seguridad está acumulando presiones sobre el Presidente de la República. Ya se vio en el caso de Turquía que la opinión pública cambió la posición del gobierno en turno porque el Parlamento sintiendo la presión popular rechazó el servir de plataforma para la guerra e inmediatamente Estados Unidos anunció que lo que se había pactado en relación a ayuda económica se detenía, por lo menos por el momento.

La posición interna es clara, la senadora Silvia Hernández casi comprometió el apoyo del PRI por el voto en contra de la guerra unilateral. El diputado Martí Batres, líder de la bancada perredista también hizo ver que votar en contra era el único camino para actuar en política exterior de acuerdo con la Constitución. Posteriormente hubo un punto de acuerdo de todos los partidos en la Comisión Permanente. Esto naturalmente tiene sentido político, pero también hay opiniones desde el mundo diplomático que hablan de la necesidad de mantener una postura firme en el Consejo de Seguridad. Por un lado Porfirio Muñoz Ledo, embajador mexicano ante la Unión Europea, considera que sería un desastre el voto a favor de la guerra y también el ex embajador Jorge Montaño considera que México tiene que mantener la postura que permanentemente ha mostrado en los foros internacionales.

Por otro lado las presiones son también muy fuertes, directamente el gobierno de Estados Unidos por boca de su propio embajador hizo sentir que se esperaba la solidaridad de México en el voto en el Consejo de Seguridad y también aunque lo tomemos como anecdótico, las visitas del Presidente español Aznar y de George Bush Sr., obviamente sin tener que hablar sobre el tema, su pura presencia puso presión sobre el mandatario mexicano. Por un lado están las presiones internas, la cercanía de un proceso electoral para el Poder Legislativo y por el otro las posibles represalias o sanciones punitivas que pudiera haber sobre nuestro país por ese desencuentro con Estados Unidos.

El dilema es actuar como un gobierno democrático que es el único que queda como capital político, ya que al no haber resultados, la presión constante viene disminuyendo la presencia de nuestro actual Presidente y la opinión pública nacional está en contra de una guerra. Sería muy inoportuno perder el concepto de gobierno democrático que es hasta el momento lo único que sostiene su posición original.

Si vemos qué se podría obtener como concesión, como lo están haciendo otros países, buscando beneficios por el voto, nosotros tenemos una agenda pendiente con Estados Unidos. Lo más importante de todo es el acuerdo migratorio y en el área comercial tenemos varios asuntos pendientes, que inclusive se han llevado ya a instancias internacionales. Está atorado el problema del atún mexicano, originalmente por el diseño de las redes que decían que ponían en peligro a los delfines, pero que una vez que fueron cambiados los diseños de las redes y mostrando la posibilidad de hacer una pesca ecológica se levantaría el veto, sin embargo el atún sigue siendo rechazado en Estados Unidos. Caso igual es el del transporte, el traslado de mercancías que los transportistas mexicanos sólo pueden llegar hasta la frontera y ahí cambiar la carga a transportes americanos.

También están otros aspectos muy presionantes como nuestro déficit de agua en la frontera y nuestra deuda en líquido de las presas de los afluentes del río Bravo y también es muy claro que la inversión extranjera es parte muy importante de la economía de un país y que esto corre peligro si existieran sanciones sobre nuestro país.

Hay un tercer punto que también juega en este complejo asunto de la guerra en Irak y es que después de la caída del Muro de Berlín y el colapso del mundo socialista hubo un vacío; este vacío post era bipolar viene a colación porque en estos momentos también se está definiendo cuál será el papel de Estados Unidos en la geopolítica, como único país poderoso, como militarmente el más fuerte de los países. Cabría preguntar ¿cuál es la posición de los mandos militares sobre este tema?

El dilema del Presidente Fox es o apoya la guerra unilateral y desata internamente un rechazo a su gobierno y sobre todo ante el próximo proceso electoral aseguraría una derrota significativa, o por otro lado se arriesga a las sanciones punitivas de nuestro poderoso vecino.

De cómo resuelva este dilema el Presidente dependerá tanto el futuro político de su gobierno como también, hay que estar conscientes de ello, el futuro de la nación.

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