Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

María Luisa Garfías Marín.

Ejercito de mujeres por la paz

¿Cómo, dices tú, no haces nada ante el inminente ataque de Estados Unidos al pueblo iraquí? ¿Cómo permanecer calladas ante la irracional conducta del arrogante y engreído presidente norteamericano, George W. Bush, que vuelve a amenazar al mundo con otra guerra? ¿Cómo ver con una sonrisa el esfuerzo de miles de hombres y de mujeres que quieren detener este genocidio? No, no podemos está impávidas ante el desplante de un gobierno que en su afán de apoderarse de las riquezas de otros países, justifica su acción con argumentos de seguridad nacional, de responsabilidad global ante los ciudadanos de su país, de ser una nación elegida por dios, y fundamentalmente por el patriotismo.

A nadie le queda la duda de que esta guerra es por el petróleo. El país árabe amenazado es rico productor de este hidrocarburo, no sólo en cantidad, también en calidad. Las reservas de Estados Unidos se agotan y su economía está en crisis, la salida para Bush es apoderarse de los yacimientos en Irak –como hoy lo está haciendo en Afganistán– y al mismo tiempo levantar la recesión económica de su país con los millonarios recursos que la guerra traería para la industria bélica.

Pero el presidente norteamericano no quiere ir solo a la guerra, pretende involucrar a otros gobiernos en esta barbarie, sin dar nada a cambio. Sobre todo, de aquellos comprometidos en su desarrollo, sabe de su poder político y económico, de ahí el papel de sus representantes en los organismos financieros internacionales. Y con ese poder, busca el apoyo de otros países, utilizando para ello la amenaza, como ha sido el caso con el gobierno mexicano. Esta política comienza a tener reveses, el Parlamento turco le ha dado la espalda y en su lugar envían tropas a Irak para evitar la tragedia humana. Mientras sus incondicionales gobiernos de España e Inglaterra preparan a sus ejércitos para el combate, a pesar de los milllones de manifestantes de sus países que están en contra de la guerra.

Este 7 de marzo Bush vuelve a la ofensiva, pretende convencer al Consejo de Seguridad de la ONU de su embestida guerrera, sabe que de su triunfo dependerá su reelección. La guerra, en cualquier país, significa la muerte. Los muertos son miles y principalmente civiles, es decir, gente que no forma parte de los ejércitos, hombres, mujeres, niños y ancianos del pueblo, de la ciudad o de una comunidad. De ellos, las mujeres han sido las principales víctimas. Utilizadas como botín de guerra, de escudos ante el enemigo, de mercancía ante los invasores, de objeto sexual para los guerreros. Sin contar las vicisitudes de un ambiente bélico, como es la falta de agua, alimentos, energía o dinero, que tienen que enfrentar las mujeres como responsables de la familia, de los hijos y de la casa, ante el abandono del hombre por estar en la guerra y la destrucción de los servicios básicos para la sobrevivencia.

Por todo ello, las mujeres debemos solidarizarnos y constituir un ejército internacional por la paz. Porque no queremos la violencia. Porque sabemos que la guerra trae sufrimientos, dolor, y sobre todo, trae incontables pérdidas. Porque no queremos que más mujeres pierdan a sus hijos, pierdan su dignidad, su ser. Porque no queremos ser rehenes bélicos, ni objeto de cualquier guerrero. Unete y participa este viernes 7 de marzo del 2003, con otras mujeres, para protestar contra la guerra. Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, levantemos nuestra voz. No a la guerra, no en nuestro nombre.

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