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Exigen detener la ampliación de una obra que afectaría a la Casa Borda taxqueña

Claudio Viveros Hernández, corresponsal, Taxco de Alarcón * En esta ciudad colonial volvió a resurgir la polémica y denuncias ante la destrucción del patrimonio del centro histórico, y por el deterioro y violación a las leyes que involucran a autoridades del INAH y al ayuntamiento que autorizaron licencias de construcción en la zona de monumentos y casas catalogadas.

Representantes de diferentes asociaciones, de la Junta de Conservación y Vigilancia y del Colegio de Arquitectos se manifestaron en contra de la ampliación de un edificio que se construye a un costado de la Casa Borda, supuestamente para un museo de platería, por lo que exigieron a las autoridades del INAH y la Dirección de Obras Públicas dar marcha atrás en las licencias otorgadas.

En contraparte, la instancia local que es la Junta de Conservación y Vigilancia de Taxco, a cargo del arquitecto José Carmen Campuzano, se negó a autorizar la licencia correspondiente por estar en desacuerdo con la construcción que ya evidencia avances, mismos que desde hace unas semanas han sido severamente cuestionados por diferentes agrupaciones y ciudadanos.

Fue en una de dos reuniones realizadas que el asunto llegó a su climax y donde explotaron las críticas en contra del empresario y dueño de varias casas, cercanas a la histórica Casa Borda, Antonio Pineda Gómez, debido a la ampliación de un edificio y al que se agregarán dos niveles más de los que ya tiene y donde paulatinamente han ido modificando el entorno visual y arquitectónico con la complacencia de las autoridades.

Allí estuvieron presentes la presidenta de la Sociedad Defensora del Patrimonio Cultural de Taxco, Inés Carvajal de Téllez Bustamante; el presidente de la Junta de Conservación y Vigilancia, José Carmen Campuzano; el presidente del Consejo Consultivo de Urbanismo, Gerardo Cordero Gómez; el ahora presidente del Colegio de Arquitectos de Taxco, Arturo Ponce de León, y el ex titular de la Junta de Conservación local, Inocente Hernández Arriaga, quienes mantuvieron y dieron a conocer su postura crítica como especialistas y con fundamentos normativos.

A favor del empresario Antonio Pineda, asistieron su responsable de obra, Julio César Ortega Rivas, el representante de Obras Públicas del estado, Gerardo Gómez Dávalos, el empresario pizzero Mario Esquivel –quien renta uno de los locales–, más dos de sus empleados en el proyecto, el escultor Francisco del Toro, y Javier Ruiz Ocampo, quien en los últimos meses se ha empeñado en ostentarse como historiador y escritor, además de supuesto defensor del patrimonio histórico.

Y en callada y escueta participación estuvo presente el arquitecto Marco Antonio Romero Torralva, designado por el INAH para la supervisión de los trabajos que autorizó el director del Licencias, Inspección y Registro, Dionisio Zabaleta López, y el subdirector de licencias, Carlos Ortiz y Flores, por la dependencia federal, y de la parte del Ayuntamiento el director de Obras Públicas del trienio anterior, Víctor Gómez Blanco.

Curiosamente, en la última reunión con el aparente afán de “dar a conocer la viabilidad del proyecto y sus fines”, el arquitecto encargado de la obra, Julio César Ortega Rivas, dijo a los reunidos que los había “mandado a traer para tomarlos en cuenta como taxqueños; es la primera vez que esto se hace, porque si lo hubiéramos querido de otra manera, construimos y ya, pero no queremos que suceda lo mismo con el edificio de AG (el cuestionado centro joyero)”.

Los cuestionamientos

A partir de entonces comenzó una andanada de cuestionamientos hacia para el constructor y acompañantes, y en el primero el arquitecto Inocente Hernández Arriaga expresó directo: “Esto se debió haber hecho antes de haber sido otorgada la licencia, yo no le encuentro sentido a esta reunión. Se ve claro que lo que quieres es que avalemos tu proyecto”.

Claro se notó que lo que buscaron el empresario Antonio Pineda y acompañantes fue hacerse publicidad gratuita que les beneficiara e intentar vender la idea de las ventajas de museo, pero evitaron hablar de la construcción y desviar el tema para convencer y lograr consensos que nunca tuvieron.

“Es el único museo que existe en Taxco y sigue la polémica. Supusimos que iba a haber una queja similar, pudimos haberlo hecho sin considerar sus opiniones”, contestó Julio César Ortega, el responsable de los trabajos que dio visos de alteración.

Ahí también Gerardo Cordero, presidente del Consejo Consultivo de Urbanismo, expresó que la licencia otorgada por Obras Públicas ya es nula. “La construcción ha ido violando las leyes y reglas establecidas. Lo que se debe de hacer es corregir errores del pasado y no causar daños mayores”, asentó.

Piden dar marcha atrás a las licencias

De manera tajante se sumó el recién electo presidente del Colegio de Arquitectos de Taxco, Arturo Ponce de León, quien tajantemente les soltó: “Definitivamente la construcción rebasa el plan rector de desarrollo urbano. La dirección municipal de Obras Públicas tiene la obligación de desconocer esa obra y dar marcha atrás a la licencia, esté en la situación que esté. La administración actual debe echarla atrás y analizar la posibilidad de que amerite también una sanción”.

Sin más, María Inés Carvajal de Téllez Bustamante, presidenta de la Sociedad Defensora del Patrimonio Histórico y de la agrupación Amigos de Santa Prisca, opinó que la licencia del INAH dice que los particulares deberán someterse a las restricciones en la materia de uso de suelo y el otorgamiento se encuentra sujeto a la zona donde se ubica el predio.

Explicó que la ampliación está asentada en la zona declarada de monumentos en el centro histórico de Taxco y “colinda nada menos que con la casa que debemos considerar en primerísimo lugar en el catálogo de la ley federal del INAH” y con ella empieza el decreto federal del 19 de marzo de 1990 con un área de 0.374 kilómetros cuadrados con 96 edificios de valor histórico.

“Lógicamente –añadió– la Casa Borda es un bien del patrimonio cultural de Taxco que es intocable y según me he informado de esta ampliación que se pretende hacer, va a estar precisamente adosada a la Casa Borda, por lo que además de la cantidad de pisos que pretenden aumentar a la construcción, de tres que tiene y dos que le aumenten van casi a competir con el monumento histórico. En Taxco se está perdiendo el escalonamiento que las construcciones arquitectónicas deben de exigir”.

Asimismo, dijo que si el local que ocupa el museo de platería ya es insuficiente, se busque otra alternativa, pero no que se trate de saturar el centro histórico de Taxco; desde hace años en que se hizo un estudio del plan regulador se especifica de no más de dos pisos. Por lo que denunció que “aquí se pretende nulificar totalmente tanto la ley de Conservación como la ley federal del INAH, y me extraña que ésta institución haya dado un permiso desde un escritorio de la ciudad de México para la ampliación de un museo”.

En este sentido sostuvo: “No debemos permitir que por la ampliación de un museo que puede buscar otras alternativas, se destruya el patrimonio cultural de Taxco. Imaginémonos que mañana los curas dicen ´la sacristía que tenemos no es suficiente y queremos aumentarle a (la parroquia) Santa Prisca y hacerle un añadido para que tengamos más espacio´. Todos pondríamos el grito en el cielo”.

Por eso, como representante de la asociación Amigos de Santa Prisca y presidenta de la Sociedad Defensora del Patrimonio Cultural de Taxco, sentenció: “Nos oponemos terminantemente a que ésta ampliación se lleve a cabo”. A manera de alternativa expuso que si el propietario de toda esa zona colindante a Santa Prisca y la Casa Borda desalojara a algunos de sus inquilinos, allí podría hacer la ampliación del referido museo mientras encuentra otra solución, “pero no destruir un patrimonio cultural de la importancia del edificio que ya se ha dañado, porque ya se cubrieron balcones y unas ventanas que estaban dando servicio de luz, han quedado cubiertas, ya no tienen luz natural y se les tapó el derecho de vista, que es otra de las leyes que existen en Guerrero”.

“Yo veo que no hay congruencia en el permiso que otorgó Obras Públicas que dice que es una instancia recreativa y, por otro lado, el INAH otorgó el permiso sin venir a cerciorarse aquí de la situación en la que se solicitó esa ampliación. Aquí se debe buscar otra alternativa y dar marcha atrás a la construcción”, expuso la defensora del patrimonio histórico.

A su vez, el presidente de la Junta de Conservación y Vigilancia de Taxco, José Carmen Campuzano, criticó que “no viene al caso que estemos destruyendo lo general (en la ciudad) para beneficiar a un particular, que se acabe lo de un todo para ‘componer’ una construcción particular”.

Agregó que los taxqueños no estamos cerrados a la inversión, pero debe ser adecuada a un orden, porque entonces, si yo quiero, voy a conseguir un montón de lana y construir a un lado del Zócalo. Existen normatividades que debemos de respetar y yo sí le hago una crítica al INAH porque está expidiendo licencias desde un escritorio y va a generar un problema muy fuerte en Taxco;¿por qué no vienen, dan la cara y están aquí?, nosotros estamos aquí para que a cada ratito nos estemos restregando en la cara los errores que estamos cometiendo.

“Hagamos frente a las situaciones. No se vale dar una licencia y me voy para decir ‘ahí háganse bolas’. ¿Qué va a pasar? A lo mejor les fincamos responsabilidades. Y otro asunto más es que dentro de las normatividades que existen en Taxco ¿el INAH hizo un análisis, vio las alturas y todo esto? Para nada. ¿Obras públicas consideró en su momento el plan de desarrollo urbano, verificó las alturas en áreas de crecimiento?”, preguntó.

Reiteró que durante la reunión pasada no asistió por no estar de acuerdo en esta situación y ya lo había manifestado: “No nos están haciendo un favor al presentarnos un proyecto porque, de todas maneras, si la sociedad está conciente de lo que tenemos en Taxco, vamos a defenderlo.

“Y yo siempre he dicho que hay que defenderlo siempre, no nada más cuando nos conviene y decimos ‘ponle esto aquí, ponle una tapaderita y queda bien’. Pero cuando no me conviene, cuando lo está haciendo la parte contraria, se dice ‘no, no, no, estás mal, quítalo todo’. ¡No se vale! Si vamos a aplicar la normatividad, apliquémoslo todo, al cien por ciento, no se trata de maquillar y estar feliz de la vida”.

En apoyo del empresario-constructor cuestionado, sus acompañantes trataron de salir al quite, parecieron perder la compostura debido a las fuertes críticas que les movieron el piso. Se obstinaron por hablar de las bondades del museo, como legado de Antonio Pineda al patrimonio de Taxco. No tuvieron eco, porque las críticas no fueron al museo –que es válido y puede instalarse en donde sea y sin afectar el patrimonio monumental y arquitectónico– sino solamente estuvieron enfocadas hacia la construcción que ya se levanta.

Molesto, el responsable de los trabajos balbuceó a los presentes: “Tengo la opción de exigir una solución, no pedir”, y sin más el supervisor asignado, Marco Antonio Romero Torralba, dijo con parquedad: “Si hay alguna anomalía, que se haga saber”.

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