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Se suma la arquidiócesis de Acapulco al rechazo a la guerra que promueve EU

Ossiel Pacheco * La jerarquía de la Iglesia católica local se sumó a la posición del Episcopado Mexicano que exhortó al gobierno de México a mantenerse firme en su rechazo a la guerra que promueve Estados Unidos y sus aliados, ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, del que forma parte el país.

En un comunicado que la arquidiócesis de Acapulco difundió al término de la misa dominical en la catedral de Nuestra Señora de la Soledad, los obispos de México, entre ellos, los arzobispos de Acapulco, Felipe Aguirre Franco y el emérito Rafael Bello Ruiz, alertan que en estos momentos, “la paz del mundo sufre una amenaza mayor”, en razón del posible conflicto entre Irak y los Estados Unidos de América.

Exponen que la guerra nunca será una cuestión aislada que solo afecta a unos cuantos actores, “la guerra siempre es un asunto de extrema gravedad que lastima a toda la comunidad internacional y a todos y cada uno de los habitantes del planeta”.

Asumen que los cristianos “estamos llamados a experimentar consternación ante la sola posibilidad de que la guerra ocurra, pues el costo de vida humanas y en sufrimiento, es injustificable”.

Los obispos católicos condenaron la situación que prevalece: “La guerra nunca es una simple fatalidad. Siempre es una derrota de la humanidad. El derecho internacional, el diálogo leal, la solidaridad entre los estados y el noble ejercicio de la diplomacia son los medios dignos del hombre y de las naciones para solucionar sus contiendas”.

Y que ante el conflicto entre Irak y los Estados Unidos de América, apoyado por algunos de sus aliados, España e Inglaterra, “nos corresponde a todos un papel que jugar para preservar la paz”.

Establecen que México siempre ha sido un país a favor de la paz, pues son numerosos los testimonios en donde nuestro país ha luchado por la paz y se ha pronunciado contra la guerra y que estas acciones en distintos momentos de su historia ha llevado adelante, están inspiradas en los principios normativos que rigen la política exterior mexicana, plasmados en la Constitución.

“En este momento delicado, en que México es miembro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, pedimos a nuestras autoridades se mantengan firmes en su rechazo a la guerra para hacer honor al compromiso de la nación mexicana por la paz del mundo”, instan.

Convocan a los actores políticos en general a expresar una voz unánime de rechazo a una guerra denominada preventiva, concepto no considerado por las Naciones Unidas, y que parece esconder intenciones no confesadas.

Interpretan que el pueblo mexicano está a favor de la paz y apoya la solución al conflicto mediante una negociación justa y apegada a las normas del derecho internacional, por ello, llaman a los católicos de México a seguir las enseñanzas de Jesús, quien llamó “bienaventurados los que trabajan por la paz”.

Asimismo acordaron convocar a una jornada de oración en todos los templos católicos del país el domingo 2 de marzo, acompañada de una catequesis a la comunidad, una hora santa o una procesión.

En la homilía leída por un párroco, pues el arzobispo Aguirre Franco presidió una asamblea en Plan de los Amates, dijo que los fieles laicos no deben abdicar de su derecho y de su obligación de participar en política.

Esto porque están inmersos en la vida pública valores fundamentales de la sociedad, tales como el orden público, la paz, la justicia, la libertad, el progreso, la fraternidad humana y la dignidad de la persona.

Dijo que los fieles que participen en política no deben dejarse llevar por el relativismo que impera en cuestiones de fe y de moral, so pretexto de una laicidad mal entendida, por eso no deben ser indiferentes a los valores fundamentales de la moral.

Aguirre Franco convocó a los políticos católicos a practicar su religión en lo particular, pero en la vida pública deben atenerse a la moral natural, “deben defender la vida, la familia, la dignidad de la persona humana y la libertad religiosa que es un derecho natural, de tal manera, con su conciencia tranquila, presentarse ante la sociedad”.

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