Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

EDITORIAL

  Somos otros

Nuestro interés en saber porqué llegaron tantos policías el miércoles a El Sur no responde a que estemos pidiendo impunidad, algún trato especial ni mucho menos, porque aquí no hemos violado ninguna ley.

Lo único que queremos es salir de la duda de, si en el intento fallido por embargar los bienes con que se elabora nuestro periódico, está detrás la mano del gobernador del estado, como muchos sospechan.

No habíamos hecho hasta ahora ningún comentario editorial sobre los hechos de aquel día porque en la misma diligencia en cuestión el actuario enviado por la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, Francisco Hernández Guzmán, concluyó que Información del Sur SA de CV es “un tercero que no tiene nada que ver, que no fue llamado a juicio ni fue vencido”, y que, en consecuencia, no procedía ningún embargo de sus bienes.

Por supuesto que nos pareció sospechoso el momento en que la autoridad laboral decidió ejecutar el laudo que favorece al corresponsal del periódico de circulación nacional La Jornada, Misael Habana de los Santos, pero que no es contra nuestra empresa.

Llama la atención, por ejemplo, que el oficio esté fechado el 3 de febrero, pero el sello de recibido muestra la fecha del 14, es decir, tres días hábiles antes de la diligencia y dos días después de que a El Sur se le impidió el acceso a un acto oficial en Casa Guerrero. Entonces publicamos un editorial en el que resumíamos la cadena de agravios contra nuestro periódico de parte del gobierno del estado, y el que terminamos con las siguientes líneas: “No vamos a modificar nuestra línea editorial, que es lo que quiere el gobernador”.

El jueves 13, es decir un día antes de que desde la oficina del presidente de la Junta se le requiriera al jefe de la policía de Acapulco el envío de “por lo menos ocho policías preventivos”, el titular principal de El Sur decía: “Guerrero, entre los más inseguros”, que aludía a la encuesta del Instituto Ciudadano de Estudios Sobre Sguridad que ubicaba al estado en el cuarto lugar nacional con más inseguridad según la percepción de sus ciudadanos.

Ese mismo jueves publicamos una muy recargada caricatura de Méndez que muestra al gobernador como un caníbal africano que atiza el fuego de un perol dentro del cual está un ejemplar de El Sur, y que tiene la siguiente leyenda: “Yo quiero un periodismo que siempre hable a mi favor”.

¿Recibió entonces Abad Orozco la orden de agilizar la aplicación de un laudo, producto de una oscura demanda laboral, para intentar un golpe mortal contra nuestro periódico?, nos preguntamos acá. Porque, dijimos entre nosotros, si es así el secretario de Gobierno, Marcelino Miranda Añorve, de cuya oficina dependen las autoridades laborales, nos debe una explicación muy puntual al respecto. Este funcionario concedió en Chilpancingo una entrevista a Zacarías Cervantes minutos después de que comenzó el intento de embargo, y olímpicamente dijo que no había ninguna línea del gobernador contra El Sur, aprovechando que nuestro corresponsal no sabía aún de lo que acababa de suceder en su periódico.

Además, ¿qué hacía a pocos metros de nuestras oficinas un automóvil con cinco policías judiciales dirigidos por nada menos que el comandante de Asuntos Especiales, Daniel Mañez Campos? ¿Tiene el procurador Jesús Ramírez Guerrero que decir algo al respecto?, eran otras preguntas que nos hacíamos.

¿Por qué el director de Comunicación Social, César Bajos Valverde, no pierde la oportunidad de decir a quien lo quiera escuchar que no quiere saber nada de El Sur?

¿Por qué tanto empeño en que el oficio en que se solicitaba la presencia de ocho policías preventivos fuese entregado a la Oficialía de Partes de la SPV, a la Secretaría Particular y a la misma oficina del presidente municipal de Acapulco?

Varios políticos que nos han hablado para expresar su preocupación y su solidaridad con El Sur han repetido el axioma que dice “piensa mal y acertarás”

Por lo pronto sólo queremos decir que el señor Habana de los Santos sabe que no está peleando con nosotros ningún derecho laboral, ni tampoco de orden civil. Fue compañero de nosotros hasta antes de la ruptura con los actuales directivos de La Jornada. Fue uno de los reporteros más reconocidos, y pilar del periódico y de la empresa que lo editaba en momentos decisivos en los que, asimismo, enfrentamos la intolerancia desde el gobierno.

Pero desde aquella ruptura se ha convertido en un enemigo irracional de nosotros, como lo pueden comprobar muchos compañeros del gremio. Nuestros amigos y lectores saben que desde octubre del 2001 El Sur es editado por otra empresa como quedó claro en el desplegado firmado por los trabajadores el mismo miércoles, y publicado aquí el jueves.

No sólo nos enfrentamos, como desde hace casi 10 años, a la intolerancia de los gobernantes de un régimen que va de salida. Ahora, además, nos mantuvimos unidos en el momento en que más cerca estuvo nuestro periódico de desaparecer, porque el golpe vino del lugar menos pensado. Y en este crítico episodio Misael Habana militó activamente en contra de sus ex compañeros. Antes, durante y después del golpe. Lo hace ahora, disfrazando una agresión contra El Sur con la defensa de sus derechos laboral, de los que es responsable otra empresa, Medios del Sur, en poder de Desarrollo de Medios, empresa que edita La Jornada.

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