Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Netzahualcóyotl Bustamante Santín

Zeferino, apetito por los reflectores

A finales de enero, circuló la versión de que Zeferino Torreblanca sería nominado como candidato del PAN a la alcaldía de Acapulco. Él mismo confirmó la especie al reunirse el 1º de febrero en la ciudad de México con el dirigente nacional de esa formación política, Gustavo Madero.
Finalmente, Torreblanca no logró la candidatura con la que pretendía jugar una posición de zapa y restarles votos a los candidatos de la izquierda partidaria; tampoco fue designado coordinador de campaña de Josefina Vázquez Mota en Guerrero, luego de que ese espacio fue ocupado por Jorge Camacho como premio de consolación, al verse desplazado como candidato al Senado por la cuota de género.
Tampoco logrará ser candidato a diputado plurinominal del blanquiazul, pues Marcos Parra garantizó para sí encabezar la lista al Congreso local de ese partido.
El 27 de abril, Torreblanca y sus aliados Fernando Donoso y Gloria Sierra, acudieron a ponerse a disposición de la candidata presidencial del PAN durante la visita de ésta al puerto. No era noticia ver a Zeferino y sus colegas en un acto de campaña de Acción Nacional, finalmente esa es su convicción política; lo que llama la atención era su nueevo intento por asomar la cabeza en la escena política.
Esos esfuerzos se vieron coronados apenas una semana después.
El 3 de mayo el ex gobernador apareció en el noticiero de Carlos Loret de Mola, en un reportaje que denostaba al actual mandatario y las políticas instrumentadas a un año de asumir el cargo. El siguiente día volvió a la carga y el lunes siguiente también, ahora en el noticiero estelar de Televisa conducido por Joaquín López Dóriga. Para el martes 8 la andanada se reproducía también en Televisión Azteca.
Zeferino buscaba reflectores y los encontró; el dúo de empresas, supuestamente lastimadas porque no se les habría beneficiado con un contrato público, buscaban a alguien que descalificara hasta el hartazgo la administración de Ángel Aguirre y encontraron en Torreblanca un insustituible detractor.
Bien valía la pena la costosa producción –difícil de imaginar que con cargo al bolsillo del empresario vuelto político–, para tundir a nivel nacional a Aguirre Rivero.
Pero la memoria es corta para Zeferino. El 17 de enero de 2011, mediante un desplegado publicado en Reforma, éste acusó a López Dóriga de haber recibido seis millones de pesos por contratos comerciales con anteriores administraciones; olvidado el ataque, ahora el ex gobernador aprovecha el espacio que le otorga a quien previamente descalificó; el comunicador por su parte aprovecha la furia de aquél con el objetivo de exhibir a Aguirre y obligarlo a ceder ante las televisoras.
En ese desplegado el contador señalaba que “han sido varias las veces en que el periodista en cuestión emite un comentario que de manera tramposa descontextualiza las declaraciones emitidas del suscrito” (Reforma 17/1/11). Se debe asumir entonces que ahora sus declaraciones ya pudieron ser contextualizadas por el mismo periodista.
Por lo demás, la ristra de epítetos lanzados por el gobernador, son sólo un recuento de los desaciertos del gobierno en turno.
El acusador se refiere al número de familiares de Aguirre en la nómina del gobierno estatal, al asesinato a quemarropa del par de estudiantes de Ayotzinapa, a las jugosas ganancias que le representan al hermano de Ángel la construcción de fuentes iluminadas, llamadas pomposamente danzarinas, la construcción del sistema integral de transporte denominado Acabús, el abandono en que se encuentran los damnificados por el sismo de hace dos meses y una retahíla de actos de corrupción.
La dura ofensiva de Torreblanca que intenta aprovechar las debilidades de su sucesor y profundizar los varios frentes de conflicto abiertos en el estado, fue determinante para imponerle la agenda al gobernador en la última semana y lo que es peor, lo obligó a reconocer lo que era del dominio público: que existe nepotismo en su gobierno.
Emplazados por los dichos del ex gobernador, los funcionarios actuaron. El viernes pasado un representante jurídico de la Secretaría de Gobierno acudió a la Comisión Nacional de Derechos Humanos a dar cuenta del avance en las investigaciones del crimen cometido contra los estudiantes y otros compromisos para dar cumplimiento a la recomendación del organismo nacional.
El mismo sábado, Aguirre tuvo que acudir a la Costa Chica a entregar certificados para la reconstrucción de hogares que colapsaron por el sismo del 20 de marzo.
En la misma tesitura, el gobernador tuvo que aceptar que su hermano Carlos Mateo colaboraba en su equipo y que había renunciado hace dos meses, información que no fue reconocida previamente, pese a que había elementos para presumir que había heredado de Humberto Sarmiento Luebbert el influyente cargo de Coordinador general del Ejecutivo estatal, tal como lo sugirió Tomás Tenorio en estas páginas.
Así pues, los improperios de Torreblanca tuvieron consecuencias inmediatas pues no sólo le fijó la agenda a todo el gobierno estatal la última semana, también obligó a Aguirre a salir a los medios a reconocer prácticamente todos los señalamientos hechos a través de las dos cadenas de televisión y a reclamar en entrevista con Proceso que esos medios “nos tratan como a sus gatos”.
Una de esas televisoras por cierto, es la responsable –con dinero público– de llevar a cabo el Festival Acapulco inaugurado este domingo nada menos que por el propio mandatario estatal.
A Zeferino no le queda ningún ápice de dignidad para expresarse como lo ha hecho. En su periodo como gobernante, la presencia del crimen organizado se expandió ostensiblemente en la entidad; no hubo un solo ex funcionario de los que él acusó que pisara la cárcel; no mostró ninguna disposición para aclarar el crimen de Armando Chavarría y en cambio las sospechas sobre su persona se profundizaron; machacó siempre con imponer la prese hidroeléctrica La Parota; no diseñó ninguna estrategia para contrarrestar el déficit financiero en la SEG; y en suma este estado no mostró avances en los indicadores de combate a la pobreza y marginación.
Desde que Ángel Aguirre fue nominado candidato a la gubernatura por el PRD, Torreblanca expresó una serie de denuestos contra la nominación y la decisión de la dirigencia partidista. Por lo visto sus apariciones en televisión son la continuidad del hostigamiento y del rencor que le guardará siempre a su sucesor y que a tres años de que culmine el actual periodo de gobierno, se repetirán incesantes.
Zeferino no cae en la cuenta de que su momento político ha fenecido inexorablemente, y si por las buenas no es vista su presencia, por su boca deja sentir su presencia.

468 ad