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CARTAS ( Un humilde reconocimiento al maestro Alfredo Arcos Castro)

IN MEMORIAN

Señor director:

Tuve el honor de conocer el profesor y maestro, Alfredo Arcos Castro. Las ocasiones en las cuales pude conversar con él fueron suficientes como para afirmar aquí que llegué a conocerlo. Profesor de carrera, estudió también la licenciatura en historia y posteriormente la maestría en derecho público, en nuestra Universidad Autónoma de Guerrero. Catredrático de tiempo completo en la escuela de Economía, siempre se mostraba preocupado por el comportamiento social, la actuación de los detentadores del poder y el siempre polémico tema de la democracia.

Como miembro de la comunidad académica universitaria, su anhelo era profundo. Transitar hacia una universidad democrática, participativa en el ámbito social y asimismo, con perspectiva de desarrollo académico. Puntual en la cátedra y en sus aportaciones periodísticas, dio muestras de ser un hombre educado para cumplir y adoctrinando para pensar.

Como ciudadano, también se hizo notar, fue consejero del Instituto Federal Electoral en Guerrero, cargo que dejó de ocupar para enfrentar la cruel enfermedad que acabó con su vida.

En el ámbito de la política activa, el maestro Alfredo Arcos destacó junto a otros académicos en 1999, cuando apoyó intensamente la precandidatura del doctor Jaime Castrejón Diez para la gubernatura de Guerrero, participación que lo llenó de fe y de confianza, en un intento por rescatar el estado del atraso, la marginación, la corrupción y el despotismo. Pero sus intenciones no cesaron ahí, porque desde su actividad académica e investigativa siguió haciendo política. Creó y expuso sus ideas, publicó sus inquietudes, y con toda moderación e intelectualidad, criticó las practicas despóticas y abusivas del poder, tanto en la universidad, como en los partidos políticos.

El deceso del profesor Alfredo Arcos Castro no sólo es un pérdida humana irreparable, es también la terminación de la vida de quien estaba destinado a seguir produciendo y aportando ideas democráticas, que coadyuvaran a la formación de quienes leíamos sus escritos y aprendíamos de sus comentarios.

Reciba pues, maestro Alfredo, este humilde reconocimiento a su persona y trayectoria, al cual seguramente han de unirse un sin número de familiares, amigos y universitarios que han sentido su irreparable pérdida. No le decimos adiós, sino hasta pronto…Descanse en paz.

 Atentamente
Arturo Pacheco Bedolla

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